La historia de la última sobreviviente del Montecarmelo
La señora Inés Vásquez, de 77 años, llegó a ese sector atraída por el comercio que generaba la Virgen en los años '80. Nunca se quiso ir y recientemente lo perdió todo en un incendio.
La señora Inés del Carmen Vásquez Tapia cumple el próximo mes de marzo 77 años; tiene diabetes y está quedando sin la visión de uno de sus ojos: la diabetes y una catarata la están dejando ciega.
Al Montecarmelo
Hizo su casa
Llegó la ayuda
Patrulla Solidaria
La casaron cuando tenía apenas 13 años, tuvo nueve hijos, uno de los cuales murió hace unos años a causa del alcoholismo y los crió prácticamente sola "a puro pecho, les hacía el lulo y usaban pañales que tenía que hervir", recuerda.
La vida de la señora Inés no ha sido fácil y para coronarlo todo, un incendio el pasado 2 de enero arrasó con uno de los cerros de Villa Alemana, pero no cualquier cerro, sino que en donde había levantado su casa. Lo perdió todo.
"Ese día, el incendio empezó en otro cerro, por allá, lejos. Nosotros lo veíamos desde acá, avanzó y de repente una chispa voló y fue a dar un poquito más abajo, ahí donde está la animita de Guillermo (a pocos metros de su casa) así es que me tomaron de un brazo, me sacaron de acá y me sentaron por allá cerca de la capilla. Vi como se quemó todo, se quemó mi casa entera, yo lloraba, lloraba y lloraba", relata.
Pero si hay una particularidad que tiene la señora Inés es que nunca ha perdido su sonrisa transparente, generosa, es como una abuelita de las de antaño.
No sabe leer ni escribir y tampoco recuerda qué año llegó exactamente a vivir al Montecarmelo; lo que tiene claro es que han pasado más de 30 años y pese a que ya no queda nadie, ella sigue cocinando para los peregrinos que llegan a visitar a la Virgen en el Santuario que está justo frente a su casa.
"Yo soy nacida y criada en Peñablanca y vivía en la calle Prat. Trabajaba de asesora del hogar y cuando empezó el tema de la Virgen yo traía masa para hacer sopaipillas, traía sartén, las freía acá y las vendía a los peregrinos. Mis hijos estaban todos chicos y acá no había nada, en el camino para subir pasaba por acá afuera de mi casa y nosotros nos instalábamos a vender, después hicieron una gruta, una animita, flores y con el tiempo se construyó el santuario, ahora el camino para subir pasa por el cerro del frente", señaló.
En la época dorada del Montecarmelo, que se extendió entre 1983 y 1988, miles de peregrinos de todas partes de Chile y del mundo llegaban atraídos por Miguel Ángel y las apariciones de la Virgen. Con lluvia, frío o sol, políticos y famosos de la televisión también llegaron a Villa Alemana en algún momento.
La señora Inés dejó de trabajar en casas y se dedicó de lleno a las ventas afuera del Santuario. Había un comercio permanente en ese lugar, ella no tenía local, pero sí se instalaron muchos negocios, "era la época en que se ganaba plata acá", rememora.
"Empecé con las sopaipillas, después empecé a dar almuerzos, venían a tomar té con pan con pebre, la gente se amanecía. Lloviera o no lloviera venían igual , yo trabajaba con mis hijas y hasta que me quedé acá y nunca más me fui", señaló.
Pasaron los años y las apariciones terminaron. El comercio se fue y la señora Inés se fue quedando sola. Ahí comenzó a buscar nuevas fuentes de ingresos, pero nunca dejó la casa que levantó poco a poco en el cerro.
"A mí siempre me gustó trabajar así es que para el domingo de ramos vendo ramos, vendo calendarios, traigo cositas para el día de la mamá y así me muevo. Acá hacen misa una vez al mes así que ese día, con mi hija hacemos empanadas de horno y las vendemos en un cooler que también se me quemó. Ahora me regalaron una cocina, pero no puedo ocupar el horno, así es que le pedí a mi hija que me sacara una cocina a leña porque así cocino yo y la que tenía también se quemó", sostuvo.
No tiene luz ni agua potable, vive con un hijo y un nieto. En la noche se alumbran con velas y en el día, mientras los hombres trabajan, a ella la acompaña una pequeña radio a pilas. Tuvo que empezar de cero, pero ella se niega a dejar su rancho que nuevamente ha ido levantando poco a poco gracias a las muestras de cariño que ha recibido, "aquí siento libertad, en cambio allá abajo, me siento encerrada", aseguró.
Después de la tragedia del 2 de enero, lo ocurrido con la señora Inés no ha pasado desapercibido, todos la conocen. Basta con preguntar por ella para que los vecinos den las coordenadas de la ubicación su casa. Todos advierten que es lejos, el camino es de tierra, pasa por entremedio del cerro y al final está su casa.
El día del incendio, que fue a eso de las 4 de la tarde, habían otras tres casas junto a la suya, una estaba abandonada tras fallecer el dueño y en las otras dos, los moradores aparecían de manera esporádica, por lo tanto ella vive prácticamente sola.
"Quedé sin nada, me han regalado todo lo que tengo, se quemaron las carretillas, las herramientas de mi hijo, todo. Quedamos con lo puesto y mis animalitos también se quemaron. Quedé sin nada y acá llegaron los jóvenes motoqueros que se han portado muy bien, también vino la señorita diputada (Carolina Marzán). Los chiquillos encontraron unas colitas de unos billetes que se me habían quemado y unos jóvenes que vinieron se los llevaron a Valparaíso y me devolvieron los 200 mil pesos que tenía. Me hicieron un bingo lindo, me atendieron como reina, había mucha gente y ellos con la plata de la lota me van a comprar materiales para levantar el techo, forrarlo y para arreglar mi ranchito. No me puedo quejar de nada, la gente se ha portado muy bien, la gente me quiere y en todos lados me saludan y me dicen 'hola abuelita Inés'. Me paran, me hacen seña, he tenido mucha suerte", indicó emocionada con sus ojitos mojados.
Desde que comenzó su campaña para ser diputada del Distrito 6, la diputada Carolina Marzán tuvo entre sus prioridades a las personas de la tercera edad. Luchar por su integración ha sido su norte y apenas conoció la historia de la señora Inés, no dudó un minuto en acudir en su ayuda.
Uno de los encargados territoriales de su oficina le advirtió de lo acontecido y a la mañana siguiente del incendio acudió a verla. "Desafortunadamente, lo ocurrido con la señora Inés se juntó con la tremenda tragedia que se vivió en Limache (ocurrió al día siguiente) y toda la atención estaba allá, pero logramos conformar un tremendo equipo que inició una difusión por las redes sociales y que generó una campaña comunicacional muy importante", señaló la diputada.
Después de todo lo logrado con la señora Inés, en que personas desconocidas entre sí, pero con un interés social en común lograron reunir una considerable ayuda que hoy tienen a la anciana con su dinero de vuelta, su casa en proceso de construcción, camas, ropa, comedor, cocina, entre otros artículos. Carolina Marzán, junto a los concejales de la comuna Juana Tapia y Raúl Alvear, más representantes de los motoqueros (uno de ellos además es carabinero), la presidenta de una Junta de Vecinos, Ángela Lund y el periodista de Canal 13, Carlos Caucota, que también es villalemanino, conformaron un grupo de whatsapp denominado "Patrulla Solidaria" que trabajará para ir en ayuda de casos como el de la señora Inés que hoy ya está saliendo adelante tras la tragedia.