Hija de la revolución

El filósofo Régis Debray es el padre de Laurence Debray. La antropóloga Elizabeth Burgos es la madre de Laurence Debray. Es feo y cosificador decirlo de esta manera, pues nadie es "la hija de" o "la esposa de"; sin embargo, para el contexto en el cual se enmarca "Hija de revolucionarios", es un dato fundamental.

Lo que hace la escritora francesa, con una prosa delicada y fluida, es ajustar cuentas con el pasado revolucionario de sus padres, quienes, decididos a luchar por la construcción de un nuevo orden social, optaron por dejarlo todo en pos de sus ideales.

"Hija de revolucionarios" es el relato de una familia de militantes de izquierda que, desde una clase social conservadora y burguesa, deciden apoyar la revolución cubana.

En 1967, Régis Debray abandona su país y se une a la guerrilla del Che en Bolivia. Su periplo como enlace dura más bien poco: se le acusa de traición y es condenado a treinta años de cárcel. Lo que parecía ser el mayor de los calvarios, alcanza a durar tan solo cuatro años. Presiones familiares y estatales hacen que Debray sea liberado prontamente, regresando a Europa para dedicarse al pensamiento y la escritura.

En la prosa de Laurence Debray no hay panfleto ni impostación, no hay lugar para las máscaras ni el doble discurso; hay una inyección testimonial que no da tregua y que nos narra una época histórica en donde lo político tenía un rol fundamental. Había un compromiso importante, los pueblos estaban ideologizados, había un por qué y un para qué, Fidel Castro era el émbolo y el espejo a seguir. Por lo mismo, "Hija de revolucionarios", escrita a medio camino entre la novela y la crónica -y con un importante parecido a "La casa de los conejos", de Laura Alcoba-, narra una historia íntima que deviene en pública. En su materialidad familiar, podemos leer la historia de las guerrillas latinoamericanas, pues la construcción de los metarelatos también se nutre de microhistorias cargadas de cotidianidad.

El relato, por su forma de narración y estructura, es parte de la generación de los hijos europeos con raíces latinoamericanas. La madre de Laurence Débray es venezolana y su vida ideológica también estuvo ligada a la región, pues, en un importante acto de rebeldía, igualmente enrieló en las luchas de la izquierda latinoamericana del siglo XX, tomando una decisión que cambiaría la vida de sus cercanos -y especialmente de su hija- para siempre.

Se puede conjeturar que "Hija de revolucionarios" es una novela que pretende entender la vida cotidiana -y discursiva- de dos padres combatientes, no obstante, y pese a que el texto en su conjunto se nutre de esta sustancia, es también, un lugar para entender la infancia y el exilio de una niña con fuertes crisis de identidad.