Marcela Guajardo Pérez - La Estrella de Valparaíso
Dice que sueña con los colores cuando piensa en un producto nuevo. La materia prima principal de su emprendimiento, las perlas, están etiquetadas en Braille y una profesora le ayuda a concretar las ideas para cada collar, anillo, pulsera o adorno que fabrica.
Carmen Gloria Moreno sufrió un infarto cerebral hace 20 años, accidente que la dejó con graves secuelas: perdió la visión, el habla y la audición, además de no poder utilizar sus extremedidades superiores e inferiores.
Un increíble desafío de la vida que supo conquistar tres años después con la ayuda de su familia más cercana (su esposo y sus dos hijas) y su madre, enfermera de rehabilitación. Precisamente una de las terapias que tuvo fue la bisutería, aunque en ese momento no la vio como un negocio. Logró volver a caminar y a hablar pero no pudo recuperar su visión.
"Trabajé durante siete años como secretaria en una institución para discapacitados junto a mi esposo pero después nos despidieron. Ahí surgió la idea de la bisutería pensando en cómo generar recursos", cuenta ella.
Se ganó un proyecto de la PUCV y luego otros más en Fosis. Ahora puede vender sus productos y recibe encargos de coleccionistas.
"Doy gracias a Dios de tener la creatividad que tengo . Primero me imagino un producto y mi profesora me guía en la técnica, luego tenemos que hacer unas cinco o seis veces el mismo producto para poder recordarlo y después todo queda guardado en el computador en una plantilla", explica Carmen Gloria.
Sus hijas le ayudan a envasar y rotular los materiales y hacer el control de calidad de los productos.
"Reconozco que a veces me pasan algunos chascarros, como que se me pase una perlita de un color diferente, pero todo es parte del aprendizaje", reconoce esta emprendedora.
"Perlitas Saltarinas Inclusivas" se llama su microempresa donde ofrece joyería en plata, cobre, cuero y colecciones de adornos de animales. "Hay personas que son fanáticas de los perros, por ejemplo, y me encargan diferentes razas. También tengo un cliente al que le gustan los cocodrilos y, bueno, también los hago", dice Carmen Gloria.
Aprendizaje
La Fundación Cemipre fue fundamental para su proceso de aprendizaje. Carmen Gloria espera poder traspasar este conocimiento y mostrarle a otras personas con discapacidad que se puede salir adelante y ser independiente económicamente.
"Tuve tres alumnas a las que les enseñé y espero poder seguir haciéndolo no solo con personas que han perdido la visión, sino con otros con discapacidad distinta", asegura.
El apoyo de su familia fue fundamental para su recuperación y para descubrir nuevas actividades y habilidades. Participó en un campeonato de voleibol e incluso ha hecho surf y buceo. "He vuelto a vivir", afirma.
Carmen Gloria espera poder formalizar su negocio y obtener los recursos para tener un local y no tener que movilizarse constantemente, una situación complicada para una persona con pérdida de la visión.
"Tengo mis redes sociales, mis clientes y me gustaría preparar a más personas con discapacidad para que puedan tener una oportunidad laboral".