El último adiós del hombre que vivió para ver a Wanderers
Jorge Cabrera, conocido como "El Porteño" falleció la semana pasada luego de que le diagnosticaran un cáncer tras haber luchado 10 años contra el alzhaimer. Fiel a su costumbre, dejó pagada su cuota de socio caturro de cara al 2019 .
No importa cuánto sea el público controlado que se anuncie por los parlantes cuando Wanderers juegue un partido. A aquella cifra, siempre se le deberá sumar uno más, uno que hoy está en el cielo, pero que durante su tiempo en la tierra, dedicó hasta la última gota de sudor para poder ver en cancha al club de sus amores.
Jorge Cabrera Castro, conocido como "El Porteño", dejó este mundo luego de haber batallado diez años contra el alzhaimer y tras haber padecido cáncer. Su máximo legado es una familia completamente llena de wanderinos, quienes hoy, en marco del duelo entre el Decano y Deportes Temuco, serán testigos de un emotivo minuto de silencio que se realizará en honor a la memoria de uno de los socios con mayor antigüedad con los que contaba la institución.
"Él vivió gran parte de su vida en Santiago, pero nació en Valparaíso", nos parte relatando Reinaldo Cabrera, uno de los nietos. "A los siete años se murió su mamá y quedó huérfano, entonces se puso a vender diarios en el Reloj Turri. Con los pocos pesos que se ganó, se hizo socio de Santiago Wanderers. Antes de comprarse algo para comer, él pagaba su cuota para ver a Wanderers. Esta fue una tradición que se mantuvo desde que él tenía siete años, hasta hace un mes, porque fiel a su costumbre, él dejó pagado todo el 2019", revela además el nieto que tiene tatuado en su brazo un niño suplementero junto al Reloj Turri, en honor a su querido abuelo.
Socio antiguo
Más allá de ser hinchas fieles a Santiago Wandererers, la familia Cabrera se encuentra ligada al club de diferentes formas. Uno de sus hijos es accionista minoritario del club, y otro es dueño de una tienda que trabaja comercialmente con el Decano. Jorge, por otro lado, era uno de los socios más antiguos con los que contaban los porteños.
"Para el incendio de la calle Lira, él perdió todos su registros antiguos y por ende tuvo un nuevo número de socio. Wanderers era realmente muy especial para él. Después de sufrir tantos maltratos, llegó a Santiago con lo puesto, comenzó a vender diarios tratando de sobrevivir, y muchas veces lo trataron 'guacho'. Claro que él siempre decía 'yo no soy guacho, tengo a mi Wanderers. Wanderers es mi familia'", nos relató su emocionado nieto.
Los campeonatos
Dada la temprana edad en la que comenzó a seguir a Wanderers, "El Porteño", como era apodado dado sus muchos años de trabajo en Santiago, tuvo el honor de presenciar en cancha cada uno de los tres títulos nacionales oficialmente reconocidos que hoy adornan con estrellas el escudo del club.
Reinaldo, otro ferviente fanático verde, nos cuenta que "siempre se las arreglaba, en los viajes llevaba cosas para vender y así poder pagar el viaje de vuelta. En el 58, Wanderers fue campeón y él hizo unas historietas para la gente, y las vendió dos horas antes, para que la gente no se aburriera en la previa. Él nos contaba que le decían que se iba a terminar comiendo las revistas, porque Wanderers no sería campeón, y al final terminaron levantando la copa. Él se metió a la cancha y rescató la camiseta de Carlos Hoffmann. Como la camiseta era muy valiosa, y la gente se la pedía, y él lo que hacía era cortar pedazos de ella y regalarlos. Actualmente, en la familia aún contamos con un pedazo de camiseta".
La última estrella verde también es recordada con cariño, ya que "el 2001 todos sus nietos estábamos con él. Se necesitaba un resultado que se dio antes, y con mi hermano lo vimos llorar en los baños del Nacional. Toda su vida fue Wanderers, su gran amor es el club, y como familia, desde su primera hija, hasta su último bisnieto, somos todos caturros. Seguimos al equipo donde sea, y gracias a sus raíces somos todos verdes aunque seamos de Santiago".