Los posibles coletazos del terremoto en Wanderers
Hoy, desde las 16.00 horas, se llevará a cabo la reunión mensual de directorio y en abril habrá junta extraordinaria de accionistas para definir el futuro del los verdes. Se buscarán fórmulas para evitar la quiebra del club.
Santiago Wanderers no ha perdido un solo partido en lo que va de temporada, pero el foco noticioso, lejos de estar centrado en lo que pasa dentro de la cancha de fútbol, nuevamente apunta hacia lo que ocurre fuera de ella. Nicolás Ibáñez Scott, actual máximo accionista del club, decidió abandonar la sociedad anónima del Decano, retirando las acciones que están a nombre de la Fundación Futuro Valparaíso (la cual él preside), y con ello, abrió la incertidumbre sobre el futuro caturro.
"Como Fundación Futuro Valparaíso no hemos logrado promover las condiciones para desarrollar un emprendimiento social, de la envergadura de Santiago Wanderers, en la comuna de Valparaíso. Nuestros esfuerzos, quizás con razón, no han sido valorados", parte el escrito emitido por la entidad presidida por Ibáñez, en el cual se agrega que "reconocemos nuestro fracaso en tratar de levantar Santiago Wanderers. Estamos seguros de que, en manos más expertas, el Club podrá tener una buena opción para llegar lejos. Para la FFV ha llegado el momento de dar un paso al costado".
En lo práctico, y como todos los últimos martes de cada mes, el directorio de la sociedad anónima caturra se reunirá en las oficinas de la concesionaria, ubicada en Estación Puerto, a eso de las 16.00 horas. Para la próxima semana, se citó a una reunión extraordinaria de accionistas para definir el devenir de la institución, donde se estudiará la posibilidad de un aumento de capital y/o hacer una emisión de acciones.
¿Qué significan las dos medidas antes mencionadas? Básicamente subir el valor de las acciones para su venta. El aumento de capital equivale a aumentar el valor del paquete accionario, o bien a emitir nuevas acciones para que estas tengan mayor valor y así ir diluyendo la participación de la FFV. Sea cual sea el camino escogido, una cosa está clara: la decisión de Nicolás Ibáñez es indeclinable y algo se debe hacer para evitar la quiebra.
El por qué
No es el preocupante déficit económico que mantiene el club -que le impide financiarse por sí mismo-, ni tampoco el presente deportivo de la escuadra que por segundo año consecutivo está en la competición de segunda línea del fútbol nacional, lo que motivan esta salida. La razón por la que el dueño del Líder decidió dar un paso al costado, radica más en un desgaste personal y en la poca valoración que siente que hay hacia la labor que intentó realizar en Valparaíso, según revelan desde su círculo cercano.
De hecho, una fuente ligada al entorno del empresario, señaló que él mismo abrió su computador y redactó el comunicado que luego fue enviado a diversos medios de comunicación. Todo en medio de un proceso que venía desde hace un tiempo.
"La Fundación Futuro de Valparaíso no tiene la intención de quedarse eternamente con Santiago Wanderers; todo lo contrario, quiere facilitar el traspaso a personas que puedan tener interés en tomar el control", indicó Ibáñez Scott en entrevista a La Tercera hace algunas semanas.
El principio del fin
Once años estuvo Nicolás Ibáñez ligado al club porteño, tiempo en el que siempre intentó destacar a Wanderers por su labor social, intentando que los niños vieran en el club un camino para poder progresar en sus vidas. Más allá de sus buenas intenciones, lo cierto es que el práctica, la Fundación Futuro Valparaíso demostró una y otra vez que nunca contaron con las competencias suficientes para tomar las riendas de un equipo de fútbol, demostrando un desconocimiento preocupante no solo de la industria del balompié, sino también de la idiosincracia del hincha wanderino.
Ya en el 2015, de hecho, hubo dos hechos que comenzaron a moldear el pensamiento de Ibáñez por irse de Valparaíso: los graves incidentes entre las barras de Wanderers y Colo Colo previo al último partido del torneo de aquel año, y la toma de la sede por parte de un grupo de hinchas que exigían la renovación del ídolo del equipo, Jorge Ormeño. Ambos sucesos hicieron que el empresario, primero, decidiera reducir sus aportes, para luego comenzar a realizar préstamos a la sociedad anónima, cobrando tasas de interés que llevaron al club a caer dentro de un nuevo descalabro económico. Sin ir más lejos, un gran porcentaje de los dineros percibidos por Wanderers debido a la venta del CDF, fueron destinados a cancelar parte de la deuda que se tiene con la FFV, y un monto se utilizó para la construcción de un nuevo gimnasio con oficinas administrativas en el Complejo Mantagua, el cual debería ser inaugurado a fines de abril.
Otra fuerte señal del terremoto que se venía, fue la decisión de sacar del directorio verde a Miguel Bejide, quien durante un largo tiempo ofició como vicepresidente de la concesionaria, y quien fue sindicado como uno de los mayores responsables del reajuste económico que llevó al club a no invertir en planteles a la altura, y que finalmente los llevó al dramático descenso sufrido a fines del 2017.
¿Y ahora, quién?
La decisión está tomada, pero todavía falta lo más importante: buscar al comprador. El paquete accionario de la Fundación Futuro Valparaíso es de un 79%, equivalente a una buena cantidad de millones de dólares, sin contar la deuda que se tiene con la misma entidad, y la cual debería ser solventada por quien se haga cargo en el futuro de los designios del club más popular de nuestra zona.
El núcleo de Ibáñez es completamente hermético al respecto, aunque a través de la misma entrevista a La Tercera, deja en entrever que la idea no es desprenderse de todas las acciones del club, sino más bien convertirse en un controlador minoritario. En la misma nota, además, demuestra su admiración por el Modelo Pachuca, dueño de Everton. "Tenemos un caso en el vecindario, que es muy interesante. Pachuca compró Everton, es una entidad que lo ha hecho muy bien en México".
El panorama, de hecho, es similar a cuando los viñamarinos fueron adquiridos por el conglomerado azteca a mediados del 2016, y aunque solo son conjeturas, de las palabras de Ibáñez se entiende que mirarían con buenos ojos la venta de acciones a un grupo mexicano, más aún pensando que nadie en Chile tiene el poder económico, y principalmente el lazo emocional, para desembolsar la importante cantidad de dinero que significaría tomar el poder de Wanderers. Un dato que ayuda a sostener aún más dicha teoría radica en que Rafael González, presidente de Wanderers, encabezó una comitiva verde que, a mediados del año pasado, visitó a diversos clubes de México para, se supone, conocer los lineamientos de trabajo de los equipos en aquella zona del planeta.
"Tenemos un caso en el vecindario. Pachuca compró Everton, es una entidad que la hecho muy bien en México".
Nicolás Ibáñez"