Erika Rojas Salazar

De la mano de la Fundación Selenna, el 2018 nació en Santiago la Escuela Transgénero Amaranta. Cinco menores, abandonados por el sistema educativo formal, necesitaban preparar sus exámenes libres y la entidad apostó por un proyecto educativo sin tener un peso.

A un año de ese primer paso, la escuela ya posee 40 alumnos y pese a que no es reconocida por el Ministerio de Educación, poco a poco están consiguiendo los libros y Junaeb está cerca de ofrecerles almuerzo.

"Nuestro proyecto educativo es una experiencia de interacción continua entre escuela, familia y la comunidad creando instancias de encuentro con un foco en la tarea de educar para la integración social y la formación ciudadana, que busca generar y potenciar las capacidades y habilidades de sus estudiantes", detalla Ximena Maturana, coordinadora de la escuela que actualmente funciona en la sede de una junta de vecinos de Ñuñoa.

Profe de física

El 2018, mientras la escuela Amaranta recién comenzaba a buscar profesores voluntarios y posibles sedes, a miles de kilómetros; Adolfo Toloza, actualmente domiciliado en Villa Alemana, estaba en Holanda desarrollando su beca de doctorado sobre Gravitación. Desde Europa, el científico seguía las actividades de la Fundación Selenna y en su cabeza comenzaba a gestarse la idea de hacer algo potente cuando regresara a Chile.

"Tras mi vuelta al país, vi un reportaje de la escuela y quise contactarme con los encargados para ofrecerme como profesor voluntario. Fue así como al principio iba dos veces a la semana y ahora se comparten las horas con otros profesores y sólo asisto los martes a la escuela", detalla Toloza, quien dicta clases de matemáticas a los alumnos más grandes de "Amaranta".

ESCUELA del futuro

La escuela funciona al estilo de establecimiento rural, es decir con multigrado. En este caso los 40 alumnos se dividen en dos cursos: para menores que pertenecen a la enseñanza básica y otros a media. Adolfo hace clases a los más grandes, a quienes describe como cualquier curso. "Son niños muy inquietos como los que existen en cualquier escuela. Yo nunca tuve expectativas especiales respecto a ellos, pero sin dudas que lo distinto es el ambiente que se da. Es como una familia, se nota mucho el lazo que los une a todos. Yo lo veo como una escuela del futuro, donde el foco es educar en base a las emociones", acota el nacido en México, pero de padre chileno y viviendo en la zona desde los 11 años.

Bajo la perspectiva de Toloza, quien prefiere mantenerse bajo perfil, lo importante de este tema es visibilizar la realidad de estos niños (de entre 6 y 18 años), que son marginados por el sistema educativo tradicional y ojalá poder hacer algo a nivel local.

"Me cuesta entender como una iniciativa tan importante no tenga financiamiento y carezca de tantas cosas. No entiendo porqué no les dan recursos", se cuestiona el doctor en Física y actual docente de la cátedra de Física 1 de la carrera de Ingeniería Informática de la PUCV, quien está dispuesto a colaborar con una escuela en la región, apoyado por alguna organización o esfuerzo mancomunado.

ACCIóN GAY

Pese a que la región no existe un catastro sobre la cantidad de niños transgéneros que sufren la problemática de los estudios, Marcelo Aguilar, director del colectivo Acción Gay, indicó que sería una buena idea poder desarrollar este proyecto en adultos.

"Existen muchos transgéneros mayores de edad (cerca de 100) que son analfabeltos o escasamente han llegado hasta cuarto básico, es por eso que sería una excelente idea poder nivelarlos académicamente y así tener más armas a la hora de buscar trabajo", apuntó Aguilar.

El dirigente sostuvo que no se ha hecho ningún sondeo para saber si a estas personas les interesaría regularizar sus estudios, pero sin dudas sería una excelente propuesta para tratar a mediano plazo en su agenda de trabajo.

Respecto a los transgéneros, por ahora Acción Gay se ha preocupado de velar por sus derechos de identidad, ley publicada en diciembre pasado donde se le permite rectificar su sexo y nombre en el registro civil.