
Al fondo de la 'B'
Cobreloa apabulló 3-0 al cuadro canario, que con el debut de Darío Franco en la banca, mostró una mejoría en el juego, aunque no alcanzó.
Claudio Morales Salinas - La Estrella de Valparaíso
Ni con entrenador nuevo, como fue el caso de Darío Franco, San Luis pudo torcer su amargo presente en el torneo de Primera B. Pese a mostrar un mejor ordenamiento en la cancha de Calama, una dura derrota por 3-0 dejó para los canarios el panorama tan negro como la camiseta que utilizaron en el norte, ya que los triunfos de San Felipe y Ñublense dejaron al elenco quillotano como el nuevo colista.
El regreso de Joel Amoroso, y los circuitos que intentaron construir entre Leguizamón y Rotondi para acercarce al pórtico loíno defendido por el "Halcón" González, hacían que San Luis sorprendiera a Cobreloa en los primeros minutos en la cancha del "Zorros del Desierto". El cuadro canario no le hacía el quite a la pelota y ni la altura de Calama parecía pesarle la cuenta.
En el fondo, Franco se decidió por Sebastián Méndez como zaguero central junto al "Parafa" Morales, en lo que ha sido una complicación que ha tenido el cuadro quillotano desde que arrancó el campeonato: encontrar un segundo central que de confianza, ya que esta vez, Douglas Estay jugó como lateral izquierdo.
Se derrumbaron
Y Méndez no lo hacía mal en la zaga tratando de detener todas las entradas del goleador Lucas Simón. Lamentablemente, y con la mala suerte que persigue a los equios que pelean abajo, en uno de los centros generados por la ofensiva loína, el ex jugador de Wanderers trató de anticiparse para rechazar, pero la embocó en el arco de su compañero Manuel García, en un autogol que bajó a San Luis hasta el descanso.
De vuelta a la cancha, los intentos de Amoroso y de Diego Alvarado (conocedor de la cancha calameña) siempre mantuvieron ocupada a la defensa del cuadro minero. Seguía mostrando el conjunto de Franco una mejor cara que en los últimos partidos.
Pero ante a un cuadro loíno ansioso por ganar y descontarle terreno a Wanderers en la Tabla, los arranques del veloz Ignacio Jara nunca fueron bien frenados por la defensa canaria. En una de esas jugadas por la banda, el centro lo recibió el carrilero Cristhoper Díaz, quien disparó y logró la segunda cifra... aunque otra otra vez con la ayuda de un defensor sanluisino, porque Estay desvió ese remate y dejó sin opción a su portero.
En los 70 minutos de partido llegó la lápida para San Luis, más allá de los intentos de Sebastián Parada, quien ingresó en el segundo tiempo para tonificar la delantera. Una maniobra combinada entre Simón y Sebastián Romero, culminó con este último anotando el 3-0 ante una retaguardia sanluisina que, a esa altura, ya no quería más guerra en los 2.700 metros de altura.