Secciones

Artesano chilote suma más de 8 mil esculturas en piedra cancagua

Aunque partió en ese oficio a los 58 años, este adulto mayor de Ancud se enorgullece al mostrar su talento a lugareños y turistas tanto con sus habituales obras, como con aquellas que embellecen lugares públicos de Chiloé.
E-mail Compartir

César Cárdenas Ruiz

Ramón Octavio Pérez Gallardo, de 65 años, conocido popularmente como 'Moncho', es un ancuditano por adopción, que se ha hecho conocido en todo el archipiélago de Chiloé por sus figuras hechas en cancagua, una piedra de origen volcánico que se encuentra formando estratos de considerables extensiones en toda la costa del litoral de la parte norte de la Isla Grande.

El artesano creció en la ciudad de Quellón, pero a los cinco años -por el trabajo de su padre- se trasladó a Ancud. En esta comuna se radicó y echó raíces. Su formación académica la inició en la Escuela Anexa y la concluyó en el antiguo recinto del Colegio Seminario Conciliar, ubicado en la plaza de armas. En sus primeros años en la ciudad del Pudeto, Don Moncho efectuó diversas ocupaciones de baja remuneración para poder mantener su hogar.

El "creador silencioso", como se autodenomina, señala que el arte de la piedra cancagua estuvo presente desde su niñez, esperando aflorar algún día. Fue así como en el camino recorrido y con la madurez salió a relucir su veta. "Todo parte por el amor al arte, a la escultura. Eso me lleva a practicar en nuestra piedra cancagua, y de ahí fueron saliendo resultados que, gracias a Dios, gustaron. Eso me dio el impulso para seguir".

El artista afirma que nada habría sido posible sin el apoyo familiar: "Se fueron dando las cosas. Lo importante fue que tuve el apoyo de mi pareja, mucho, creyó en mí desde un principio, de que yo podía lograr algo, y aquí estamos. No me estoy haciendo rico, pero vivo de la piedra cancagua y, como yo, me gustaría que muchos más vivieran de esto".

A través del cincel y la roca, ha dado vida a más de ocho mil creaciones en un arte ancestral. De esta forma el isleño se ha ido consagrando poco a poco con obras de figuras mitológicas del archipiélago, que hoy son parte del patrimonio cultural chilote. Ejemplo de ello son las figuras de la remozada estructura de la plaza de Armas de Ancud. Con su particular forma de ver la vida, este vecino se muestra totalmente agradecido de quienes lo han respaldado en su meteórica carrera.

Pérez esculpe sus vivencias día a día, y lugareños y turistas lo pueden ver habitualmente en la entrada de la Casa de la Cultura ancuditana, lugar que ocupa como taller. Aunque para él esto empezó como un hobbie, a medida que pasó el tiempo la actividad pasó a convertirse en el sustento de su familia y en un verdadero estilo de vida.

De niño

Respecto a cómo surgió su afición por la creación en cancagua, insiste que "de niño me gustó; hasta la palabra cancagua, como lo he dicho, me encanta; dar forma a las piedras sin valor que uno las encuentra en la calle tiradas, es un potencial enorme para la imaginación, para plasmar la mitología. Hay que meterle empeño, buenas herramientas y hartas ganas, y ahí salen las figuras que están prisioneras en esas piedras y que hay que liberarlas, esa es la idea que tengo y he tenido siempre. De las piedras uno puede vivir. Yo vivo (exclusivamente) de esto, y vivo bien".

Turistas

El trabajo de este escultor es reconocido en distintas partes no solo de Chiloé, sino también de otros lugares del mundo. Si se piensa en que pasarán muchos años y sus obras seguirán presentes, se podría decir que Ramón Pérez es y será parte de los espacios públicos de la zona, algo que es sumamente valorado por el creador.

"Mira, viejo, hay un montón de adjetivos que tú puedes agregar, para mí es un placer inmenso, hoy esto es mi vida, desde que empecé acá hace ocho años. Es algo cotidiano para mí atender al púbico, al turista nacional; hay que tratarlos a todos igual, pero al turista nacional hay que destacarse con ellos, porque son ellos los que vibran: el santiaguino, el de Concepción, esa gente que vibra con nosotros, con nuestra mitología".

Añade que "ese turista que no busca solamente un plato de curanto o un gorro de lana, ese que busca la mitología, el cuento, la vivencia del chilote auténtico; en ese caso soy yo, como muchos que pueden hacer lo mismo, hablar de los suyos, del resto".

En relación a aquello que más disfruta de su trabajo, Moncho es claro: "Lo que más me gusta es que todos los días son distintos. Las piedras son todas distintas y todos los días, en cada escultura, por chica que sea, la piedra te muestra otra cosa y la misma roca te va enseñando, vas aprendiendo de la misma piedra y tus manos se van agilizando con unos movimientos más finos, van saliendo cositas mejores, vas trasladando tu imaginación a la piedra con mayor facilidad; eso es constancia, hay que ser perseverante, al maestro lo hace la práctica".

Guía y profesor

Aunque regularmente es posible ver a este pintoresco personaje esculpiendo sus piedras, en otras ocasiones este chilote cumple funciones de guía turístico para los visitantes que llegan hasta la Casa de la Cultura de Ancud. "Esa es una de las satisfacciones grandes que me ha dado el trabajo de la piedra cancagua, poder atender a la gente que viene a pasear, darle una información correcta, porque yo le digo lo que hago, no puedo mentirle en nada porque yo soy chilote, y le digo lo que somos, nuestro arte, nuestra cultura. Los hago pasar, les hago anotar un registro, que se lo regalo al Departamento de Turismo de la Municipalidad, y todo muy bien, vienen de todas partes del mundo", comenta.

En lo relativo a su actualidad laboral, este "cincelador" sostiene que "actualmente me encuentro restaurando las figuras de la plaza (de Ancud), van a quedar muy bonitas y ya hay algunas terminadas ciento por ciento, y eso es lo que estoy haciendo. Anteriormente estuve en Castro, en un encuentro de escultores, yo participé con la piedra cancagua, los otros, jóvenes, con maderas. Fue muy bonito, y fue muy bien acogida la piedra cancagua en Castro. En esa oportunidad hice un Invunche (ser mitológico), me gustó la experiencia, conocí mucha gente valiosa, de mucha trayectoria".

Por último, señala que "Chiloé es mitológico, Chiloé tiene una mitología activa, Chiloé cree su mitología, yo no digo que he visto al Trauco, pero sí he experimentado cosas extrañas en mi vida y he escuchado cosas muy extrañas. Que la mitología existe, de eso no hay dudas. Aquí hay algo distinto, esta Isla es mágica y a eso debe venir el turista".