El duro camino de la familia de Alonso: necesitan diez millones
El pequeño de 13 años padece Glioblastoma, una compleja forma de cáncer que se aloja en su cabeza. Le extirparon un tumor, pero le aparecieron cuatro más, así que ahora los esfuerzos están puestos para mejorar su calidad de vida.
Una carrera contra el tiempo es la que mantiene una familia de Achupallas para reunir el dinero que necesita su hijo para un complejo tratamiento.
Los padres de Alonso, un joven de 13 años, han puesto todos sus esfuerzos para salvar la vida de su hijo. Esta semana, liberaron un video en las redes sociales pidiendo ayuda económica. "No quiero que mi hijo muera" dice una de las publicaciones.
La meta es alta: diez millones y medio de pesos para pagar el tratamiento de su hijo, que padece una compleja forma de cáncer.
La historia parte a finales del año pasado. El 26 de diciembre, cuando apenas había pasado la Navidad, Alonso siente los primeros síntomas: dolor de cabeza muy severo y mareos. Lo llevaron al hospital Gustavo Fricke, en Viña del Mar, pero nunca pudieron sanar los malestares de forma definitiva. Al cuarto intento en el recinto de salud viñamarino, exigieron que se realizara un scanner para ver qué ocurría con el niño. "Ahí encontraron una masa en el lado izquierdo de su cerebro", cuenta Alejandro Muñoz, su padre.
Tras descubrir la anomalía en su cabeza, Alonso fue derivado al hospital Van Buren, que tiene especialidad en neurología.
Dos días después se ordenó una resonancia magnética, que arrojó un derrame cerebral, eso complicaba el diagnóstico. Siguieron las pruebas y exámenes, hasta que los profesionales médicos les comunicaron a los padres que debían operarlo.
"Era como a ciegas porque no se podía saber si había tumor o no. En este caso, no sabían si realmente el derrame era por un golpe que se dio o por un tumor", recuerda.
La operación se realizó el 4 de enero, y al abrir su cabeza, encontraron un tumor de gran tamaño. Fue extirpado, y se ordenó una biopsia; además la intervención afectó la salud del niño, pues se comprometió un nervio de su ojo.
Siguieron las malas noticias, los resultados de la biopsia estaban muy lejos de ser alentadores. El pequeño tenía cáncer, específicamente Glioblastoma Multiforme. "Resulta que era un tumor muy maligno y regenerativo, en cualquier momento podía recaer con los mismos síntomas", dice el papá.
De ahí en adelante vino lo más duro: la quimioterapia. "Le hicieron radioterapia, 30 sesiones, después de eso a quimioterapia en pastillas. Luego, hubo un lapso de descanso de una semana para empezar de nuevo la quimio, pero ahora era intravenosa, y estuvo toda la semana con síntomas, vómitos y dolor de cabeza", lamenta.
La complejidad del glioblastoma complicaba todo, al ser un cáncer tan regenerativo, los tumores vuelven a crecer, en efecto, se encontraron cuatro nuevas masas en su cabeza.
Fue por esta razón que se declinó la opción de volver al pabellón, era mucho para un niño de 13 años. "El médico explicó que por parte de ellos no pueden hacer más, porque sus tumores se regeneran muy rápido, así que prefirieron dejarlo así en vez de volver a intervenirlo. Era un daño que se le iba a hacer", comenta el padre.
Busca ayuda
La alternativa tomada es la de los cuidados paliativos que apuntan solamente a calmar los dolores y el malestar del niño, en definitiva, mejorar su calidad de vida.
Así fue que llegaron a una clínica especializada en estos servicios. Se realizaron los estudios de rigor, y aceptaron tomar el caso, pero el tratamiento cuesta $10.500.000. Esto cubre dos meses de atención con inyecciones de inmunoterapia, más los controles. De ser necesario se pueden aplicar otras inyecciones que cuestan casi dos millones de pesos.
Con semejante cuenta, los familiares empezaron a moverse para reunir el dinero. Bingos, platos únicos y colectas. Toda ayuda sirve.
La urgencia viene de la mano con el presupuesto de la clínica. Le dieron como fecha límite el jueves 2 de mayo (ayer), pero tiene que adelantar la mitad del dinero, y asegurar el resto con cheques o tarjetas de crédito.
Al llegar a la fecha, no tenían el dinero, estaban lejos de la meta pactadas, así que pidieron más plazo. En la clínica les dieron una semana más, hasta el jueves 9 de mayo, como fecha final. Con este breve respiro, toman más fuerza para lograr la meta y rogar por más ayuda.
"Voy a golpear todas las puertas posibles", promete.