
U. La Calera se farreó el triunfo
Los cementeros dominaron a Colo Colo, pero terminaron conformándose con un empate que evitó acercarse todavía más a la Universidad Católica.
"¡E-li-minados!", era la letra del cántico con el que los hinchas de Unión La Calera recibieron ayer a Colo Colo en el remozado estadio Nicolás Chahuán, restregándole en la cara a los albos su prematura despedida de la Copa Sudamérica, torneo internacional en el cual los cementeros esperan rival de cara a la segunda fase. Con un traicionero sol sobre sus cabezas, ambos elencos se verían las caras sabiendo que, el ganador del duelo, sería el único escolta de una Universidad Católica que había dejado puntos en el camino durante la jornada de sábado, por lo que los hinchas presentes en el recinto esperaban una exhibición de buen fútbol.
Aquella idea, sin embargo, solo tuvo como intérprete al cuadro local, que fue un amplio dominador del encuentro de principio a fin. De la mano de Francisco Meneghini, los del interior mostrando claridad de juego, paciencia en los momentos juntos, armado colectivo, e incluso un par de lujos frente a un pobre equipo de Mario Salas, que al menos durante la primera mitad, simplemente fue un espectador de la cátedra de buen fútbol que estaban llevando a cabo los pupilos del exayudante de Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli.
El fútbol, lamentablemente para las pretensiones caleranas, se gana con goles y no con un lindo espectáculo, y si hay algo que criticarle a los cementeros, es justamente la falta de eficacia que tuvieron para poder noquear a los capitalinos durante la primera fracción. Cabe destacar, eso sí, que el gran culpable de que no hubiese goles durante toda la primera fracción, fue el meta del "Cacique", Brayan Cortés, quien tuvo al menos tres intervenciones notables en los primeros 35 minutos de compromiso.
Llegan los tantos
Después del entretiempo, Colo Colo logró mejorar un poco, pero seguía siendo la escuadra calerana los que llevaban la batuta del compromiso. Un sólido Brayan Cortés enviaba al córner un tiro libre lleno de veneno servido por Eugenio Isnaldo, en la que fue la más clara chance de gol durante los primeros minutos del segundo lapso.
Una timorata zaga alba comenzó a salir desde el fondo con el balón en los pies, lo que provocó que un intrépido Juan Leiva fuese más listo que los defensores albos, y quedara con el arco de frente. Otra vez Cortés salió en auxilio de los de Mario Salas, aunque esta vez, la pelota no alcanzó a salir de la cancha, y Marcelo Larrondo, por la banda derecha, alcanzó a centrar para que Walter Bou pivoteara el balón y se la dejara "chanchita" a un Leiva que, ahora en completa libertad, empujó la pelota con su cabeza y decretó la apertura de la cuenta cuando el reloj marcaba los 65 minutos de juego.
El gol en contra, lejos de lo que se pudiera pensar, no derrumbó al conjunto de la capital, sino que los terminó motivando a ir hacia el arco de Augusto Batalla. Con el ingreso de Javier Parraguez, el esquema colocolino quedó con dos hombres en punta y dos volantes rápidos por las orillas alimentados por un siempre peligroso Jorge Valdivia. Al "comandante", al menos en esta ocasión, le resultó la apuesta.
Así fue como llegó el minuto 77 de compromiso, y cuando los albos se atrincheraban en el área cementera, el recién ingresado Claudio Meneses toco el balón con su mano, algo que Ángelo Hermosilla (de discretísimo cometido), no dudó en cobrar como lanzamiento penal.
Quién otro más que Esteban Paredes fue el que se paró frente al punto que marca los doce pasos. El experimentado delantero, seguramente, aún tenía la espina clavada por el lanzamiento fallido en la serie definitoria ante Universidad Católica de Ecuador por la Copa Sudamericana, aunque ante los cementeros, no falló. El "Tanque" fusiló con un zurdazo potente, anotando el empate que a la postre sería definitivo, y de paso convirtiendo su tanto 213 en la historia de los torneo nacionales, quedado solo a dos conquistas del récord de Francisco "Chamaco" Valdés.
Ambos equipos no se pudieron sacar más ventajas, y Universidad Católica, desde la precordillera, y en la cima del torneo, sonrió cuando sonó el pitazo final.