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Así fue el matrimonio de Fran Sfeir y JP Queraltó en Cancún

Sin ningún invitado, con su hijo Amador en brazos, el mar de fondo, la arena blanca y espumante de colores, la pareja "dio el sí" nuevamente.
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Camila Rojas

La Estrella de Valparaíso aterrizó en las playas de Cancún para presenciar la íntima ceremonia que unió nuevamente en matrimonio a Juan Pablo Queraltó y Francisca Sfeir. El lujoso resort 'Now Jade Riviera Cancún' albergó la quinta conmemoración que la pareja ha festejado para celebrar su unión desde 2017, año en que se casaron por primera vez bajo tres tipos de ceremonias en una, llena de familiares, "la tribu", como les dice Fran, e invitados del mundo del espectáculo. Al año siguiente las "bodas de papel" se celebraron en casa solo en familia.

Esta vez decidieron casarse solos; ningún invitado estuvo presente, solamente el ministro que ofició la boda, y la familia de tres, pues su hijo Amador es una de las razones por las que celebraron otra vez la unión; en el 'altar' los esperaban dos vasos de vidrio con arena de color azul y rosado y al aceptar el enlace ambos la virtieron y revolvieron para simbolizar el cruce de los caminos de sus vidas y el nacimiento de su hijo.

Durante la tarde se cercó la terraza con la mejor vista de todo el all-inclusive y se comenzó a montar el espacio acorde a la temática de la celebración; buqué con flores de color naranjo y rosado de camino al 'altar', que estaba decorado con velos de los mismos tonos, considerado como uno de los "más clásicos del Caribe" por Paula Grell, dueña de Viajesybodas.cl, agencia que produjo la íntima ceremonia. Mientras todo esto sucedía, Francisca se maquillaba en una de las más lujosas suites del resort, y Juan Pablo y Amador Alistaban sus atuendos idénticos al ritmo de 'Cachureos', los favoritos del pequeño.

Los arreglos florales complementaron la temática colorida, tanto del montaje con buqué, como el look y el ramo de la novia, quien llevaba una trenza hacia al lado decorada con las mismas flores. El fucsia y el naranjo le dieron contraste al azul del agua y los colores cálidos de la ropa. Bajo un arco en forma de corazón, entre medio de las palmeras, una cena a la luz de la luna esperaba a los novios.

Para pasadas las cinco de la tarde ambos descorcharon botellas de espumantes de colores -azul para el novio y rosado para la novia, al igual que la arena- para brindar con efusión la nueva etapa de vida.

Celebración en familia

Desde que aterrizamos, la familia no ha parado de bailar y disfrutar ' a concho' la estadía, pero eso no solo pasa en el Caribe. "Nosotros tratamos de hacer todo lo cotidiano especial, tratamos de celebrar todos los momentos, y que 'sea una excusa para'. En las tardes bailamos con Amador en la casa, con Cachureos". Estamos cansados, del día, de la pega, pero si nosotros decidimos tener un hijo, lo integramos a nuestra manera de vivir", explicó Francisca. "Es un niño feliz, independiente, se ríe, le gusta explorar y conocer sin miedo, eso se lo hemos dado nosotros", agregó.

Luego de ser declarados marido y mujer nuevamente, la pareja recorrió distintas locaciones del resort para hacer una sesión de fotos con las mejores postales que el atardecer dejaba y que la playa caribeña añadía a los puentes que están sobre las grandes piscinas del recinto y de las hamacas que cuelgan sobre el agua para la relajación máxima de los huéspedes.

Terminaron de posar, y se fueron a cortar la torta de novios entre los dos, abrazados. Para terminar una mágica velada al ritmo de las baladas de los mariachis.