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por Marcelo Macellari

Dragones in da house

Nunca una serie en la historia de la televisión, menos del cable, había provocado tal fenómeno como lo que ocurrió con "Game of thrones", sobre todo en su octava y última temporada. Nunca se habían elucubrado tantas teorías para el final de una historia como las que se tejieron para el cierre de la producción basada en la saga de George R. R. Martin. Nunca una serie se había visto en grupo, entre amigos, como un gran panorama del domingo a las 21 horas, con el fervor y los nervios de una final de fútbol. Por supuesto las redes sociales hicieron lo suyo, memes y haters incluidos. Sin embargo, hay que darle algo de crédito a los cerebros detrás de "GoT" y a los grandes momentos que nos brindaron a lo largo de ocho temporadas.

Si a alguien no le gustó la última temporada está en todo su derecho, pero no se puede juzgar una serie por seis capítulos de un total de ocho ciclos. Con sus altos y bajos, como se quiere a los amigos de verdad. Si algunos se sienten más identificados con los cuarentones asesinos y gritones de la telenovela -que algunos comparan con una serie- "Pacto de sangre", que con una historia donde hay dragones, mucha nieve, reyes y zombies, allá ellos. Si otros prefirieron marginarse de un fenómeno tan "popular", ¿a quién le importa?

La resolución de las historias en el ciclo final fue apresurada, pero nadie puede decir que no fue un cierre redondo. Quizás los fans querían más dragones o personajes resucitados u otra batalla que trajera de vuelta a los Caminantes Blancos. Daenerys (Emilia Clark) tuvo un desenlace triste pero tras el genocidio que cometió no había otra alternativa para la Madre de Dragones. Jon Snow (Kit Harrington) nunca quiso el Trono de Hierro y partió con los Hombres Libres.

Si alguien quería una mujer empoderada, ahí está Sansa Stark (Sophie Turner) reinando en el Norte. Tyrion (Peter Dinklage), el personaje favorito de muchos para ser monarca, prefirió poner a otro en su lugar, Bran (Isaac Hempstead-Wright) y quedarse con el puesto más estratégico: La Mano del rey. El sueño del más sagaz de los Lannister era morir con su pene en la boca de una prostituta. Lo más probable es que lo cumpla, pues la primera discusión en el consejo real tenía que ver con la instalación de prostíbulos. Y Arya (Maisie Williams), la heroína de la serie, emprendió un viaje en búsqueda de nuevos rumbos. Qué adolescente no sueña en dejar atrás los líos familiares y recorrer el mundo. Un anhelo tan común en Westeros como en un cerro de Valparaíso o en un barrio de Viña.

Ya se filma la primera precuela de "Got" y dicen que hay tres más en camino. También que podría venir un spin off o varios. Quién sabe. Lo que sí esta claro, es que la Madre de Dragones, el acero valyrio y frases como "valar morghulis" o "the winter is coming" llegaron para quedarse en la cultura popular. El resto es nieve molida.

título: "Game of thrones"

elenco: Kit Harrington, Emilia Clarke, Peter Dinklage, Sophie Turner, Maisie Williams, Lena Headey

dónde verla: HBO GO

[Cultura Urbana]

Muestra de óleos recrea las maravillas de santuario inca

"Pachacámac repintado", del artista peruano Ricardo Wiesse, se exhibe en Antesala Viña.
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Marcelo Macellari C. - La Estrella de Valparaíso

Desde hace más de 20 años el destacado pintor limeño, Ricardo Wiesse, viene retratando in situ rincones y maravillas del santuario inca Pachacámac, cuya construcción fue iniciada hace dos milenios en la desembocadura del río Lurín, al sur de Lima. A la fecha el artista ha realizado más de cien óleos del lugar, 15 de los cuales conforman la muestra "Pachacámac repintado", que forma parte de un proyecto cultural a cargo de la Embajada de Perú en Chile, la cual se exhibe hasta el 15 de junio en la Antesala Viña del Mar (Arlegui 683).

La muestra está compuesta por óleos sobre tela de mediano y gran formato con paisajes figurativos inspirados en "Pachacámac", que toma el nombre de un oráculo muy venerado en la época prehispánica. Wiesse explica que "el lugar es un símbolo de la presencia pre inca e inca en la costa de Perú. Tuvo un alcance subcontinental y fue venerado por muchas generaciones. Actualmente es la sede de un museo de sitio y un lugar con mucha trascendencia para el pasado y el presente. Yo he querido representarlo al óleo con la idea de ilustrar su aspecto actual, para manifestar la importancia que el pasado tiene en nuestras vidas, sobre todo para nosotros que hemos heredado una cultura originaria como la andina".

Según el artista, la exposición busca trasladar de alguna manera al espectador a ese espacio patrimonial: "Representar esa escenografía, ese conjunto de edificios, muchos de ellos ya desmoronados por el tiempo, los terremotos y la injuria de los hombres. Pero ahí están, como receptáculos ya de la luz. Yo estoy al servicio de esa representación, a través de un lenguaje realista, que busca capturar esa luz y transmitirla a través de la pintura".

También la muestra busca preservar, a través del arte, la expresión de una cultura "que no puede perderse. He intentado darle una relevancia, pintando sus rincones una y otra vez. El lugar se ha ido construyendo a través de los siglos y los españoles se encargaron de arruinar mucho de lo que había", explica el pintor limeño.

Hoy, centenares de visitantes recorren el complejo arquitectónico pero muchos de sus espacios permanecen cerrados por razones de preservación. Esos sitios desconocidos quedan plasmados en las obras de Wiesse, pintadas en los sectores de acceso restringido. "El sitio es muy frágil -comenta- y el circuito turístico es muy limitado, pero yo he tenido la posibilidad de acceder, mostrando estos ángulos poco conocidos. Es la manera de reconstruirlo no de forma mecánica, como en la fotografía o el video, sino a la vieja usanza de la pintura de caballete".