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[Cultura Urbana]

Casa musical de Margot Loyola cumplió 48 años

El Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso es semillero de cientos de compositores, intérpretes y docentes.
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Priscilla Barrera Ll. - La Estrella de Valparaíso

Titulación de nuevos alumnos, cena de egresados y la exposición de investigaciones en torno a la mujer en la música chilena formaron parte de la intensa semana del aniversario N°48 que alumnos, funcionarios y docentes del Instituto de Música de la Pontificia (Imus) Universidad Católica de Valparaíso celebraron el 3 de junio.

Las actividades desarrolladas al alero de la imagen de una de sus más recordadas maestras, la folclorista Margot Loyola, incluyeron encuentros con la comunidad Imus, en los que académicos, alumnos y funcionarios repasaron la identidad, historia y anécdotas del instituto y conservatorio porteño.

"El lunes nuestro instituto cumplió 48 años de existencia ya que fue fundado el 3 de junio de 1971, cuando la universidad decretó la existencia de la Escuela de Música que posteriormente se transformó en el Instituto de Música. Nosotros desde hace algunos años estamos organizando un ciclo de actividades que anualmente incluye la titulación. Titulamos alrededor de 20 a 30 estudiantes de Composición, Interpretación Musical y profesores de Música", indicó Raúl Aranda, director del Instituto de Música y profesor del área de Educación musical.

Mujer en la música

Una de las instancias destacadas dentro de la semana de aniversario fue la que se realizó el 7 de junio, denominada "Escucharlas a Ellas", cuyo objetivo fue conversar y exponer investigaciones en torno a la mujer en la música chilena.

En una primera parte, la directora de orquesta, Ninoska Medel, y la estudiante, Gabriela Goñi, conversaron respecto a los obstáculos que enfrentan las mujeres dedicadas a la música en Chile y en el mundo.

En una segunda, Lorena Valdebenito moderó las exposiciones de Carmen Peña, Miguel Vera-Cifras y Laura Jordán, quienes compartieron sus investigaciones sobre la presencia femenina en la música chilena en los siglos XIX y XX.

Semillero

El director del Imus explicó que a nivel nacional el instituto y conservatorio de Música de la Universidad Católica es la unidad académica que más produce tanto profesores como intérpretes musicales y compositores.

"Entonces, indudablemente esto ha impactado mucho en el medio, porque gran parte de la actividad musical de distintas áreas, incluyendo la investigación musical, es realizada por egresados de nuestro instituto", planteó el docente.

Y agregó: "Uno de los personajes más emblemáticos de nuestra unidad académica es Margot Loyola, quien fue profesora acá por muchos años y, de esta unidad académica y del conjunto folclórico que ella organizó y condujo por tantos años con su esposo Osvaldo Cádiz, han surgido también innumerables folkloristas que han organizado grupos musicales folklóricos en colegios y en otras instituciones, además de un semillero de intérpretes solistas. Es decir, es una labor muy grande la que se ha hecho", subrayó el director.

Raúl Aranda reconoció que la universidad ha sido generosa con el Imus, fortaleciéndolo y abriendo nuevas líneas curriculares que permiten formación específica especializada, la que, según remarcó el director, siempre es muy cara, especialmente de intérpretes.

El policlínico de los libros

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Nace un poeta

No se trata de un libro común y corriente. En efecto, podríamos describirlo como una novela de autoficción, un ensayo de literatura, un extenso poema o un diario de vida. Como sea, en Los nombres propios, Héctor Hernández Montecinos (1979), despliega un discurso donde abarca desde su temprana edad, cuando recién se acercaba a las letras, y luego su adolescencia, su crecimiento, tanto como persona como artista. Relaciones amorosas, la sexualidad, la escritura como último recurso de escape, son algunos de los múltiples tópicos que el autor desarrolla en este libro que podría ser considerado como una precuela de Buenas noches luciérnagas, libro de similares características. En el texto nos encontramos con una voz que narra diversas aristas sobre cómo se ha desarrollado este laureado poeta a través de su carrera literaria, donde es uno de los referentes ineludibles, tanto a nivel nacional como en el mundo hispanohablante. El libro comienza con una suerte de declaración de principios en donde Hernández divide los dos yo que lo cohabitan. Un tipo frágil, con problemas para relacionarse con las personas, acomplejado por su voz y falta de personalidad. Ese es Adrián. Por otra parte, está el escritor exitoso en su área, que goza de una inteligencia sobre la media, que le gusta estar con personas y polemizar con diversos tópicos. Ese es Héctor. Ambos, claro está, son la misma persona. "…comencé a escribir un libro, un libro duro, difícil en donde de algún modo repasaba mi infancia y adolescencia desde lo que ha sido para mí la homosexualidad. Un intento de entenderme y por qué no, de perdonarme", anota el poeta en un pasaje en lo que resulta una descripción a grandes rasgos del volumen. Más adelante nos encontramos con la siguiente cita aclaratoria. "…el eje del libro no es la homosexualidad, sino que la literatura, esto es, las escenas de lectura en el recorte que uno hace de una vida, desde revistas y libros del colegio hasta lo que uno conoció en la universidad y talleres. Aprender a leer es aprender a leer el mundo y de cierta manera ver no solo cómo está escrito sino quiénes lo escribieron y tratar de entender las razones, intenciones y los modos". Aquí el escritor ahonda en lo que para él significa el acto escritural. Los nombres propios es un libro en pasajes doloroso, con quiebres y penurias, y, al mismo tiempo, un volumen que ilumina la vida poética. En definitiva, estamos frente a un libro escrito con rigor, con una prosa ágil y directa y que llama la atención del lector desde el inicio. Una lectura muy recomendable de un autor imprescindible.

"Aprender a leer es aprender a leer el mundo y de cierta manera ver no solo cómo está escrito sino quiénes lo escribieron".

Nombre: Los nombres propios

autor: Héctor Hernández Montecinos

editorial: RIL Editores