Verdades ocultas

Cuando en diciembre de 2017 se confirmó que se rodaría una segunda parte de "Big little lies", la miniserie más premiada de ese año, hubo dudas de que alcanzara el nivel del primer ciclo, el cual muchos críticos consideraron que había tenido un cierre perfecto. Sin embargo, ya con tres capítulos de la nueva temporada exhibidos por HBO, podemos decir que las aprensiones estaban injustificadas y la continuación está a la altura.

En esta segunda temporada, dirigida por la realizadora inglesa Andrea Arnold ("American honey") en reemplazo de Jean-Marc Vallée, las protagonistas enfrentan los hechos ocurridos al final de la primera temporada en la fatídica fiesta de disfraces, donde Perry (Alexander Skarsgard), el abusador marido de Celeste (Nicole Kidman) fue asesinado por Bonnie (Zoe Kravitz), cuyo homicidio fue ocultado por el grupo.

Celeste tiene constantes pesadillas con su marido, mientras que Madeline (Reese Witherspoon) atraviesa una crisis matrimonial debido a su infidelidad. Por su parte, Jane (Shailene Woodley) trata de construir una nueva vida con su hijo Ziggy, quien es producto de la violación de Perry. Renata (Laura Dern) está en quiebra, pero quien la tiene más difícil es Bonnie, la cual debe asumir el asesinato del marido de Celeste y enfrentarse a los demonios de su pasado.

La enemistad que había en los primeros capítulos de la temporada anterior se ha disuelto y se ha cambiado por una estrecha amistad y silencio entre las cinco mujeres para protegerse. Pero hay dos personajes dispuestos a romper ese silencio: la detective Adrienne Quinlan (Merrin Dungey) y por otro lado Mary Louise Wright (Meryl Streep), que llega a Monterey para averiguar qué le ha pasado en realidad a su hijo Perry. Claro que "Big little lies 2" no es un thriller, sino que esta entrega se centra en la culpa y, nuevamente, en las mentiras.

Streep, la gran adición de este segundo ciclo, tiene un rol decisivo y cada una de sus apariciones son un deleite. Con dientes falsos, mirada inquisidora y frases filosas, la actriz convierte a Mary Louise en un personaje odiable, pero que no se puede dejar de mirar, a las espera de sus salidas. Y la escena del grito en el primer capítulo es de antología.

Andrea Arnold, la directora de esta temporada, le imprime a la serie incluso mayor intensidad que la que tenía en el ciclo anterior, indagando en las heridas y los temores de cada una de las protagonistas. La realizadora se da el tiempo de escudriñar en los secretos y mentiras de cada una de las amigas, con un resultado tan revelador como doloroso.