Artista 'valporiza' símbolos de la cultura universal
Lobsang Durney inauguró la muestra "Distopía alegre", donde interviene con su toque surrealista y porteño algunos reconocibles paisajes del mundo.
Redacción - La Estrella de Valparaíso
La Torre Eiffel cubierta con coloridas planchas de calamina, pintada con grafitis y colonizada por flores en su interior. Una ceremonial pagoda japonesa construida con latones, adornada con un esténcil de Marilyn y una vistosa parabólica. Una clásica cabina telefónica inglesa erigida sobre una pila de chatarra, con escaleras y porteños ascensores en su interior.
Éstas son algunas de las imágenes que componen "Distopía alegre", la nueva exposición de pinturas del artista Lobsang Durney, inaugurada ayer en galería de arte Bahía Utópica.
Fiel a su estilo irónico, Durney (Quilpué, 1976) recrea un colorido e irreverente universo, donde interviene algunos símbolos de la cultura global con toques de surrealismo y un cierto criollismo porteño.
"Distopía alegre" sigue con "una temática discursivamente irónica, como con la anterior exposición, Doble Standard", explica Lobsang Durney, quien además de arista visual es arquitecto y ha incursionado en diversas técnicas gráficas.
"Me parece que la distopía siempre va a ser algo que nos está amenazando, aunque sea a modo de suposición y lejana en el tiempo. Recordemos que este término es contrario a lo utópico, es más bien referirse a un mundo que nadie quiere, y en lo personal tomar en cuenta esa posibilidad y llevarla a la pintura era un desafío. Pero alegre porque justamente es trabajo del arte hacer más llevadero lo negativo o posapocalíptico y por qué no alegrar esa posibilidad en base al color con paisajes de una calma arquitectura que se adapta a estas distopías", explica el artista.
Identidad del mundo
La obra de Durney siempre se ha caracterizado por una intervención del paisaje urbano porteño, con presencia de ascensores, troles, escaleras, cerros y casas de Valparaíso en sus obras. En esta muestra, trabaja con símbolos arquitectónicos y culturales más bien globales, aunque el aura porteña se deja ver.
"Tomar objetos u arquitecturas universales fue el único pie forzado para esta muestra, pero sabía que iba a ser imposible no 'valporizarlos', es decir, que no iban a poder dejar de tener características propias de nuestro puerto patrimonial, como los revestimientos de calamina, ropa tendida y otros símbolos tan característicos de Valparaíso. Esto no fue dejar mi pintura típica, sino más bien acercar la identidad del mundo a Valparaíso o viceversa. La pintura como medio de crear relaciones entre mundos muy diversos fue un aspecto importante para esta exposición y si se trata de surrealismo están todos los ingredientes dados", señala Durney.
El artista viajará próximamente a Europa, donde estará algunos meses presentando sus pinturas.