La pequeña
Valentina Ukrow de ocho años ha conseguido 25 medallas en 30 campeonatos. A los tres años escaló por primera vez en el Cajón del Maipo y no se bajó más de las rocas, ahora entrena con niñas de 12 años y cambió un viaje a Disney por conocer la mejor escuela de la disciplina en el mundo.
La pequeña niña que tiene un enorme talento y pasión por la escalada deportiva ha trepado las famosas montañas rocosas de Denver en Estados Unidos, los cerros del Cajón del Maipo y el Desierto Florido. Cursa cuarto básico, entrena tres veces por semana después del colegio y en las tardes libres juega hockey, hace natación y pedalea en su bicicleta por los parques de la ciudad de Santiago.
"Yo me siento libre con la escalada, me siento feliz", fue la primera frase con la que Valentina Ukrow describió el deporte que practica desde los tres años. "Me acomodo (con el equipamiento) y me siento bien, las cosas no pesan tanto, yo sola coloco todo y me siento segura. Lo que más me gusta es hacer un multilargo", la modalidad que consiste en subir por tramos diferentes hasta llegar a la cima, en su caso fue alcanzar los 120 metros de altura en cuatro paradas.
"Voy a ser escaladora hasta viejita", le dice a sus padres Yenly Espinoza y Mike Ukrow, ambos deportistas que consideran la gimnasia y el surf como parte de un estilo de vida y no para esclavizar y archivar triunfos, precisamente eso es lo que le han inculcado. "Lo primero que le preguntamos al bajar de la roca es cómo lo pasó, la presión por alcanzar la perfección no existe", cuenta su madre. "Ella todavía no se da cuenta de lo que hace, porque no es algo competitivo sino que es parte de ella, a veces la gente le pide fotos y se quedan mirándola y le dicen que será la próxima campeona, y ella se ríe pero no comprende, y eso ha sido lo más lindo de todo esto, que pueda seguir siendo una niña, mantiene su inocencia". Si bien el objetivo de Valentina es "resolver algo y pasarlo increíble" por cuenta propia, arrasa en donde sea que amarre la cuerda y escale; suma más de 25 medallas en 30 campeonatos en los que ha participado, últimamente compite en la categoría de doce a pesar de tener ocho años.
La palabra determinación no alcanza para definir las decisiones que Valentina ha tomado para seguir escalando, sus padres intentaron sorprenderla anunciando un viaje a Disney, pero su reacción no fue la esperada; abrió Youtube y les mostró un video de un reconocido centro de entrenamiento de escalada para niños pre elite, ubicado en Denver, Estados Unidos, "quiero ir a ese lugar", dijo apuntando la pantalla. Así Valentina pasó 20 días en el gimnasio de excelencia aprendiendo las técnicas de campeones mundiales.
El ballet al inicio
"Mamá, el ballet es una lata, es muy fome", con esta frase comenzó el viaje de la escalada deportiva, a los tres años le puso fin a la actividad que no la tenía tan feliz como lo es ahora en las rocas. "Su tío escala montañismo, y en ese tiempo se construyó un muro para practicar en su casa, un día fuimos en familia a almorzar allá, estábamos en la mesa y la Vale no aparecía, resulta que había escalado todo el muro y la vimos por allá arriba", recuerda Yenly. "Es como un Tarzán, siempre ha sido súper inquieta, se mueve de un lado a otro".
El tío tomó la iniciativa y la llevó al gimnasio El Muro en La Reina, en principio la dejaban solamente observar las clases y escalar libre cuando iban pocos niños. Para cuando cumplió cuatro ya escalaba a la par con niñas de ocho años. Más tarde pasó a formar parte de la selección del gimnasio y a competir en una ronda de cinco certámenes escolares que ganó. "Nunca me pongo nerviosa por ganar, si no logro sacar el primer lugar no me quedo triste, vendrá otro para poder ganarlo", afirma Valentina.
Consiguió el auspicio de Lippi y Petzl, marcas de equipamientos de escalada que por primera vez se la juegan por una persona tan pequeña. También está becada por la municipalidad de Huechuraba, y hasta en proyectos sociales con niños inmigrantes participa, "llevamos a niñas que vienen de Haití y Venezuela para compartir, yo aprendo cosas de las niñas que viven en distintos países, jugábamos harto con todos, fue muy entretenido", recordó la pequeña gigante.
Yenly asegura que "la mayor pega de los profesores, de la entrenadora Sara Aylwin y nosotros como familia es mantenerla como niña,por más que ella tenga una habilidad lo tiene que pasar bien, que esto siga siendo como un juego en el que se subió la primera vez, que no se vuelva un tema que tenga que entrenar, cumplir, sacar primer lugar. Siempre hay que mantenerla con los pies sobre la tierra".