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El policlínico de los libros

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Conversaciones con Lihn

De Enrique Lihn se pueden decir muchas cosas, variadas y variopintas, desde que es un poeta infumable incapaz de abandonar su personaje, hasta que dentro de esa soberbia imborrable sigue siendo un tipo adorable. Opiniones en torno a su personalidad hay muchas; ciertas o no, da igual, lo importante es que ninguna de ella discute esa calidad de genio que de un tiempo a esta parte en la poesía chilena dejó de ser abundante.

Ediciones Diego Portales acaba de publicar una entrevista que Claudia Donoso le hizo al autor de "La pieza oscura" en 1981. Tan solo 113 páginas bastan para generar un diálogo profundo que desde un comienzo no permite la indiferencia: "En realidad no me sentaba en los últimos bancos, sino en los bancos de la primera fila, que era donde instalaban al desecho del curso, a los casos perdidos para que hicieran lo que quisieran sin molestar". Desde un lugar que pareciera ser anecdótico -pero no lo es-, Lihn desdibuja la educación a la que fue sometido en lo que siempre definió como el horroroso Chile.

Claudia Donoso realizó estas entrevistas hace casi cuatro décadas. A pesar del tiempo transcurrido, estamos ante un escrito que no envejece. Tanto en las respuestas como en las preguntas hay una condición impermeable al paso del tiempo, como si entrevistadora y entrevistado supieran que estuviéramos frente a una batalla que tendría lugar en el futuro.

Después de reunirse un par de veces con Enrique Lihn, Donoso lo llamó por teléfono para decirle que no estaba en condiciones de entrevistarlo, pues el conocimiento que ella tenía de su obra no era el necesario para hacerle frente. El vate, en forma inmediata, le devolvió la llamada, invitándola a no dejar el proyecto de lado y continuarlo con una pauta de común acuerdo.

A lo largo de la entrevista podemos hallar una hibridez temática que no responde a un solo factor, más bien, el texto deambula y se posiciona en diversas aristas: sus días como escolar, los textos y contextos que rodearon su escritura, y su relación con Chile, un lugar que siempre le fue hostil.

En su primera juventud, Lihn comienza una breve pero interesante relación con la pintura. Sostiene que colgó los pinceles por la modorra de un medio poco exigente y prefirió cambiarse a la escritura. Allí encontró un lugar, un podio desde el cual sentirse seguro para proyectar, proyectarse, ser crítico y generar incomodidad: "Creo que la mayor parte de la gente que escribe está de más que lo haga".

Estamos ante un libro valioso y necesario, que funciona como una biografía a dos voces. Entre los diálogos hallamos fotos y documentos que le otorgan un respaldo irrestricto a lo expresado, como si esta entrevista pendiente necesitara marcar una huella un poco más allá de la poesía.

título: "Enrique Lihn en la cornisa"

autor: Claudia Donoso

editorial: Ediciones UDP

[Cultura Urbana]

El Mercurio edita libro sobre la hazaña del Apolo 11

La publicación -que será presentada mañana- conmemora con una mirada local los 50 años de la llegada del hombre a la Luna, que se cumplen este mes.
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La noche del 20 de julio, muy pocas almas circulaban por las calles de las ciudades de Chile y el mundo. Ya desde la tarde la gente había comenzado a refugiarse en sus hogares, para esperar el acontecimiento que hacía contener la respiración al orbe entero.

Ese domingo, escribía El Mercurio de Valparaíso, "los medios habituales de vida se vieron manifiestamente alterados (...) La actividad deportiva, que figura como algo tradicional en un domingo porteño, se vio ostensiblemente reducida (...) Los cines estuvieron prácticamente desiertos, no obstante la calidad de las películas que se anunciaban. Trenes, microbuses y automóviles particulares también se vieron muy reducidos con relación al número de pasajeros que dominicalmente trasladan".

La consigna era una sola: permanecer junto a la radio o el televisor para no perderse ningún minuto del inminente alunizaje del Apolo 11 sobre la superficie de la Luna, y la primera caminata lunar que realizaría el comandante Neil Armstrong sobre el Mar de las Tormentas, en la noche de aquel memorable 20 de julio de 1969.

La hazaña del Apolo 11, de la que este año se conmemora medio siglo, literalmente paralizó a la ciudadanía. El gobierno decretó feriado para la mañana del lunes siguiente, ante la expectativa que generaba la proeza espacial, y los canales de televisión abierta, además de las radioemisoras, hicieron una cadena para transmitir el momento preciso en que las puertas del módulo lunar Águila se abrirían, y el comandante Armstrong pronunciaría su emblemática frase: "Es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad".

El enorme acontecimiento global que representó la conquista de la Luna es recogido hoy, con una mirada local, por El Mercurio de Valparaíso, a través de la edición de un libro de lujo que será presentado mañana, en el Salón de la Presidencia del edificio que alberga al diario más antiguo de habla hispana.

Una gran historia

"De la Tierra a la Luna: La hazaña del Apolo 11 en las páginas de El Mercurio de Valparaíso", es un atractivo compendio de los acontecimientos ocurridos en torno a la misión lunar, de la forma en que éstos fueron narrados en la prensa local. El libro contiene valiosas reproducciones de época, como las históricas portadas de El Mercurio y La Estrella relativas al viaje del Apolo 11; las fotografías e ilustraciones que explicaban la difícil misión espacial; avisos publicitarios inspirados en la conquista de la Luna; y numerosos chistes de Renzo Pechenino, Lukas, alusivos a la hazaña del Apolo.

El volumen está dividido en tres partes. La primera corresponde a un paneo de la carrera espacial que desde fines de los '50 enfrentó a Estados Unidos y la Unión Soviética por la conquista del espacio.

Esta competencia atraía la atención del público a nivel mundial, especialmente por el gran avance de los soviéticos. Entre los hallazgos del libro, está una fotografía de alumnas del Liceo 1 de Niñas de Valparaíso, dibujando en la pizarra el rostro del cosmonauta Yuri Gagarin, el primer hombre en salir al espacio y cuyo breve viaje fue considerado una proeza mundial.

También se reseña la olvidada visita de los astronautas Neil Armstrong y Richard Gordon a Chile en 1966, antes de la misión Apolo, con sabrosos detalles acerca de sus actividades en el país.

La segunda parte se enfoca en la misión Apolo 11 y la forma en que el alunizaje se vivió a nivel local. Aparece allí, por ejemplo, una valiosa y original fotografía de una multitud apostada frente a las vitrinas de una tienda de artículos electrónicos de calle Esmeralda, que dejó sus televisores encendidos para que el público pudiese ver la caminata de Armstrong en la Luna.

En esta sección figuran además curiosas anécdotas que demuestran el impacto que tuvo la misión, como los bebés que nacieron esa noche y fueron bautizados como los astronautas o el regidor villalemanino que renombrar la calle Maturana como Apolo 11.

También se reproducen valiosos textos que fueron publicados por El Mercurio en la época, desde una columna del propio Neil Armstrong narrando la hazaña en primera persona, hasta un texto del destacado escritor Arthur C. Clarke. A ellos se suma una "joya" de la prensa local: una crónica escrita e ilustrada por Lukas, quien estuvo presente en Cabo Kennedy para el lanzamiento del Apolo 11, el 16 de julio de 1969.

La tercera y última parte del libro se enfoca en lo que vino después del Apolo 11: el lanzamiento de la misión 12, la visita de los astronautas a Cerro Castillo -donde se reunieron con el Presidente Frei-, los deseos de conquistar Marte y el cierre del programa lunar, en 1972.