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La oculta vida de Natalia Guerra meses antes de su detención

Un condominio con difíciles accesos, ventanas cubiertas y abundante vegetación ayudaron a camuflar a la madre del bebé sacrificado por Antares de la Luz. La mujer continuaba con cultos espirituales, pero sin que se reconozca a un líder que "manipulara la mente". La PDI Metropolitana le realizó vigilancia por cerca de tres meses para concretar el arresto.
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Belén Velásquez Neracher - La Estrella de Valparaíso

Con ventanas tapadas, oculta con su pareja en medio de la tranquilidad propia de las zonas rurales y llevando una vida medianamente normal: así fueron los últimos meses de Natalia Guerra, la madre del recién nacido que a fines del 2012 fue quemado en una hoguera por la "Secta de Colliguay", en Quilpué, y que el martes fue detenida en Talagante, por la PDI.

Las diligencias para la detención comenzaron hace unos tres meses, cuando la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (Bipe) Metropolitana tuvo "la certeza policial" de que la mujer -prófuga de la justicia desde hacía más de dos años, tras ser condenada por parricidio- se encontraba en una parcela al interior de un condominio donde abunda la vegetación, lo que sin duda ayudó a esconder a la madre del niño asesinado por ser, según el líder de la secta, Antares de la Luz, el "adefesio" o el "anticristo".

La PDI llegó hasta la mujer luego de que ésta olvidara en su domicilio anterior su tarjeta de crédito y licencia de conducir, según explica el comisario Juan Pardo, jefe (s) de la sección policial.

Restos de velas

"El nuevo arrendatario al hacer aseo se da cuenta de que había mucha esperma de vela, hace un aseo profundo y encuentra los documentos", relata Pardo.

"Teníamos la certeza policial de que ella estaba en la parcela, pero teníamos que traspasar esa certeza a algo científico, una evidencia, para poder obtener la orden de entrada y registro", agrega, por lo que los últimos tres meses la policía civil se enfocó en diligencias para comprobar la presencia de Guerra en la parcela.

Durante aquel periodo, Pardo explica que se pudo establecer que "ella tenía una vida sumamente normal, si se compara con lo que fue el inicio de la investigación de la secta. Por ejemplo, en su casa no tenía plantaciones, no había un sustento que pudiera obtenerse de los cultivos, lo más que tenía eran plantas ornamentales".

Agrega que "ella no salía del domicilio, no salía ni al patio, mandaba a comprar las cosas que necesitaba para el día a día con su pareja. Las cosas que llegaban a la casa, no salía a recibirlas, se las dejaban en la entrada, entonces no se dejaba ver", dice el oficial.

Un lugar preparado

El policía sostiene que desde la entrada del condominio hasta el lugar donde vivía "debe haber un kilómetro de distancia, pasando por dos accesos. Era un lugar muy bien preparado para ocultarse, pues además hubo una adecuación de las ventanas: estaban tapadas y eran muy chicas".

Eso sí, Guerra continuaba con "algunas reuniones con grupos con las que procesaba algún tipo de culto, aunque no eran muy similares a los anteriores", en las que -también en una zona rural de la Región Metropolitana- se reunía la secta en busca de "el ser interno".

Pardo explica que "eran reuniones de 5 o 6 personas, ante las cuales Natalia se presentaba con otro nombre. Colocaban velas, se ponían de acuerdo en algo espiritual para buscar la sanación mental, no como al principio (en la secta de Colliguay), que fue mutando. Ahora no había un líder reconocido que pudiera manipular la mente de las personas, hasta el momento".

Considerando los restos de velas de ambos domicilio de Natalia, Pardo dice que "no sabemos si nunca dejó los rituales, pero sí sabemos que ahora último había reuniones".

¿encubridor?

Si bien el funcionario explica que su misión última no era la investigación acuciosa de la vida de Guerra -cuya causa está cerrada-, sino que su detención, afirma que de igual forma se logró hablar con algunas personas que participaban de los cultos. "A algunas no les gustó lo que hablaban ahí, eso hace suponer que pueden haber sido cosas muy extremas, aunque no se estableció", señala el detective.

Respecto de la responsabilidad que podría recaer sobre la pareja de Natalia ante una eventual obstrucción a la justicia o encubrimiento, Pardo sostiene que "eso lo tiene que barajar la Fiscalía. Nosotros lógicamente informamos la situación, pero si él cometió o no algún ilícito deberá verlo el Ministerio Público".

Aunque Pardo advierte que hay que considerar que entre ambos "existe un lazo sentimental y eso incurre en que podría prestarle alguna protección", lo que podría quitarle o bajarle el grado de responsabilidad.