"No existen políticas públicas para el consumo de productos marinos"
Ese mar que tranquilo nos baña ofrece 210 especies distintas de pescados y mariscos. Una riquísima -y nutritiva- variedad de la que apenas consumimos el 5%. Revertir la situación es la apuesta de la directora de Cocinamar y socia del restaurante Tres Peces, Meyling Tang.
Periodista, máster en economía pesquera, charlista TED, directora de la fundación Cocinamar y socia del restaurant Tres Peces de Valparaíso. Meyling Tang es definitivamente una mujer de mar. De hecho, se autodefine como "acuaperiodista": desde que comenzó sus estudios en la Universidad Austral de Puerto Montt, la profesional no ha dejado de acercarse a las caletas de pescadores, aprender de su singular cultura y transmitir este conocimiento a quienes se interesen por la pesca responsable a través de los diversos proyectos que ha encabezado.
Cocinamar nació precisamente para fomentar el consumo a nivel nacional de pescados y mariscos, "ante la falta de políticas públicas impulsadas por el gobierno, como sí existen en otros países", relata tajante. El segundo objetivo de la entidad es enseñar a las caletas a optimizar el valor de sus productos, porque Tang es enfática en explicar que si bien el comercio de los productos del mar es en general un buen negocio, dista de ser rentable para los principales actores de la cadena: Los propios pescadores.
"La pesca se compra a pie de bote y se lleva a Santiago, donde se revende y se distribuye a lo largo del país mucho más caro. Lo que nosotros estamos tratando de hacer es que esa cadena de intermediarios se reduzca. No tiene por qué desaparecer por completo, pero que haya un beneficio y un precio justo para las caletas", indica.
Así, la fundación que dirige se dio a la tarea de identificar a pescadores -hombre y mujeres- de todo el país que estaban interesados en vender directamente sus productos: "Creamos fue una red de emprendedores y pusimos toda esa información en la plataforma Cocinamar.cl, donde están identificados por región, por zona y según los productos que comercializan", todo ello acompañado de sus datos de contacto "o sea, muy simple", dice.
-Son 90 mil pescadores a lo largo de Chile, 450 caletas, y sin embargo, importamos pescado ¿Falta de difusión, falta de información o quizás falta de educación de los mismos consumidores?
-Lo que pasa es que somos increíbles exportando, pero nos hemos olvidado del consumo local. Nuestra logística es complicada. La forma en que hoy se comercializa pescado tiene que ver con que un camión grande llega hasta la caleta, se lleva el producto que viene saliendo del bote a precio muy barato y lo distribuye en Santiago, y de ahí al resto. Entonces, lo que le pagan al pescador es bajísimo y el precio al que se vende luego, altísimo. O sea aquí hay alguien que está haciendo un muy buen negocio… Y no son los pescadores.
- En términos concretos, ¿cómo puede impactar la venta directa la economía de un pescador?
- ¡Tiene todo que ver! Estudios de los hijos, mejor calidad de vida, etc. Nosotros tenemos un caso acá en Valparaíso, Carlos Castro y su esposa Roxana. Él era pescador de la caleta "El Membrillo", pero hace un año armaron una comercializadora de pescado. Partieron con un cooler y ahora tienen una sala de venta en la misma caleta que funciona todos los días. De $200 mil que ellos obtenían en el modelo inicial, ahora con su tienda van casi en $1 millón. Quintuplicaron. Ese puesto de venta formal, a su vez, significa dar más trabajo, tener formalidad ante Servicio Impuestos Internos y otorgar un valor agregado al producto. Porque lo que nosotros podemos afirmar es que hay personas interesadas en comprar pescado, cuyo origen es conocido y que están dispuestos a pagar un precio justo por él.
Círculo virtuoso
Tres Peces es otro de los proyectos de la periodista. Desde marzo de 2018 y con ayuda de sus socios, Cristián Gómez y Paula Báez, el restaurant funciona en Valparaíso con una carta basada exclusivamente en pescados y mariscos. Para Tang, es el cierre de un círculo virtuoso que pone en la mesa de sus comensales platos a buen precio provenientes de una "pesca 100% responsable". La iniciativa ha contado no solo con una altísima demanda, sino también con una excelente crítica especializada para sus preparaciones.
Pese a no tener menú de niño u otras opciones "carnívoras", el restaurant -ubicado en pleno Cerro Concepción- ha alcanzado el éxito con el apoyo de los pescadores que venden sus productos directamente al local, recibiendo de paso una justa paga por su trabajo. Cada día es una sorpresa, "la carta cambia a diario según los pescados que conseguimos", explica Tang, "no tenemos que andar persiguiendo productos, porque con lo que sale del bote podemos cocinar". Pescado siempre fresco, que respeta las vedas y valora el trabajo de los hombres y mujeres de mar, preparado exquisitamente a precio accesible. Una verdadera fórmula de éxito que mantiene el local repleto para cada jornada.
Podría parecer un logro casi repentino, considerando que el restaurant tiene poco más de un año de vida. Sin embargo, Tang centra los frutos del proyecto en el compromiso con la causa y en el conocimiento cabal del negocio: "Tres peces no funcionaría si no hubiésemos hecho este recorrido. Cuatro años de caletas, eventos, ferias gastronómicas… Es una nueva forma de comercializar, que queremos que sea replicable", dice.
Pero falta aún. En nuestro país "no existen políticas públicas asociadas al consumo de productos del mar", repite categórica. Y es que si bien "vamos por un buen camino" es necesario que la sociedad toda le "dé más valor a lo que se está haciendo en cada caleta de Chile", concluye.