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[Cultura Urbana]

Carnaval porteño llega por tercera vez a las tomas

Pasacalles, obras teatrales, payasos y hasta una batalla de hip hop forman parte de las actividades organizadas para este sábado en la toma Violeta Parra.
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Marcela Guajardo Pérez - La Estrella de Valparaíso

El 2017 el Kolektivo La Pika organizó el primer Carnaval de Invierno en la toma Violeta Parra en Valparaíso como una forma de entretener a las decenas de niños que disfrutaban de sus vacaciones de invierno.

Una actividad exitosa que se ha ido repitiendo con el tiempo y donde se han sumado otras tomas a través de distintos talleres.

"Es una forma de premiarnos, llevar los carnavales a las tomas en sus vacaciones de invierno, porque por lo general no bajan al plan en sus vacaciones porque muchas veces no hay recursos. El sector a veces está lleno de barro entonces es complicado para ellos. La idea es que cuando vuelvan al colegio y les pidan que dibujen sus vacaciones de invierno, puedan dibujar puras cosas bonitas y actividades relacionadas con el arte y la cultura", explica Varinia Avello, productora del evento.

El Tercer Carnaval de Invierno se realizará este sábado a contar de las diez de la mañana y comenzará con un gran pasacalle barrial que terminará en la cancha Violeta Parra.

"Van a participar organizaciones carnavaleras y los niños y las niñas de las tomas que vienen del cerro La Loma, Las Cañas y algunos sectores de Playa Ancha. Después vienen shows de payasos, cuenta cuentos, obras teatrales, canciones infantiles, malabaristas y una batalla de hip hop", cuenta la organizadora.

Comparsas, figurines, murgas y batucadas como Revolución Carnavalera y Tumbahía serán parte de este evento solidario que busca llevar la música y distintas expresiones de arte a los niños que viven en la parte alta de la ciudad.

Se espera que entre 200 y 300 niños participen de las actividades, el gran final de una serie de talleres que se han ido impartiendo en el año en distintos cerros y cuyo principal foco es la conciencia ambiental.

"Hemos trabajado en un taller de máscaras con materiales reciclables y para el pasacalle nos donaron varios disfraces, que los niños se podrán llevar a sus casas una vez que termine el evento", cuenta Varinia.

Reciclaje

Varinia Avello lleva varios años trabajando con los niños de las tomas en temas de reciclaje y asegura que este tipo de información es traspasada de los más pequeños a sus padres.

"Los talleres no tienen límite de edad y la idea es que desde pequeños aprendan a ser conscientes con el planeta, a reciclar. De repente cuando empiezan los talleres, ellos llegan con cosas que han sacado del basurero de sus padres y también les dicen que no se pueden botar porque puedes hacer cosas con esa basura" cuenta la productora, actividades que no solamente sirven de entretención en las vacaciones de invierno, sino que también entregan un mensaje como el cuidado del planeta.

El policlínico de los libros

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por Joaquín Escobar

"Las campanas no doblan por nadie"

De un tiempo a estar parte el fenómeno Charles Bukowski crece sin prisas ni pausas entre los lectores de las nuevas generaciones. Lo que en un momento fue literatura de culto, se popularizó, generando seguidores y escritores en todas las superficies y terrenos. Ya no resulta extraño ver una circulación masiva de la obra del escritor norteamericano, cada vez es más habitual encontrarnos con aproximaciones sobre los contextos que rodearon una producción abundante en realismo sucio.

Contrarios a ciertos grupos snob que se molestan ante la popularidad de artistas que en un comienzo fueron de culto, aplaudimos y celebramos a rabiar una arremetida construida, entre otras cosas, por el incansable boca a boca. Bukowski no solo fue el escritor que narró el reverso del sueño americano, también, construyó su figura a partir del mito que proyectaba, erigiéndose como un extraordinario producto publicitario con el cual promover su extraordinaria literatura.

Cuando pensábamos que no existían más narraciones de Charles Bukowski, y que nos tendríamos que conformar con leer y releer lo que ya estaba publicado, nos encontramos con la grata noticia de que aún quedaba un manuscrito de cuentos inéditos para seguir empanándonos del universo Chinaski.

La prestigiosa editorial Anagrama -recolectora de toda su obra- acaba de publicar Las campanas no doblan por nadie. Un título, que a diferencia de los otros textos del autor, está cargado de una potente intertextualidad, pues el diálogo es directo con Por quién doblan las campanas, la novela de Hemingway que no solo lo determinó como escritor si no también como lector.

Los relatos aquí publicados andaban desperdigados en revistas pornográficas de baja circulación, por lo mismo, pertenecían a un circuito sumamente cerrado y de difícil acceso. Al dialogar los cuentos con esta superficie editorial, son aún más descarnados y violentos que los del Bukowski habitual. Si en los relatos de Hijo de satanás o de La máquina de follar abundaba la borrachera carente de límites, en esta nueva colección se logra ir un paso más allá en la escala de la sordidez. Lo que parecía imposible, se logra, pues el sexo y la distorsión aquí proferidos se mueven sin ningún tipo de control.

Una mujer es sometida a una entrevista laboral con preguntas sobre su sexualidad; dos delirantes amigos pretenden huir por los pasillos de un hospital; un tipo se masturba todo el día esperando que aparezca la persona que tanto soñó; el trabajador de un sex shop cuenta hilarantes anécdotas sobre sus clientes. Variados y abyectos, los cuentos de Bukowski siempre nos llenan de preguntas sobre los límites de la escritura. ¿Es posible decir esto y de tal forma?

La literatura no debe ser políticamente correcta, y Bukowski siempre lo supo. Sus personajes incomodan molestan, perturban, dejan de lado las condescendencias. Hay que sacar la neo-moralina de las plumas de los escritores y de las interpretaciones de los lectores. Hay que huir de los relatos conservadores, y para ello hay que dejar pensar que la literatura es un pedestal moral.

título: "Las campanas no doblan por nadie".

autor: Charles Bukowski.

editorial: Anagrama.