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El adiós a Rubén Bastías y su aguda e inconfundible pluma

En la despedida del histórico dibujante, sus amigos y colegas lo recuerdan con gran cariño. Responsabilidad, talento y humildad fueron sus cualidades más queridas.
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Matías Valenzuela

Su aguda pluma no dibujará más. La prensa local se viste de negro para rendir luto por el fallecimiento del legendario dibujante Rubén Bastías, el hombre detrás de las aventuras de "Sam Kudo", que a diario alegraban las páginas de La Estrella.

El sábado recién pasado, el célebre caricaturista, dibujante y publicista falleció a la edad de 83 años, tras atravesar una rebelde enfermedad.

Serenense de nacimiento, pero viñamarino por mérito y porteño de corazón, Rubén Bastías era hijo de inmigrantes vascos que se instalaron en Viña del Mar por un tiempo antes de recorrer otras ciudades chilenas. Con el tiempo, regresaron a la Ciudad Jardín, donde formalizaron su estadía.

Ayer se realizó el funeral del querido retratista, ante una masiva presencia de familiares, amigos y colegas de los años más destacados de su carrera, quienes lo despidieron en el Cementerio Parque del Mar, en Concón.

Su pluma

Desde siempre, Rubén Bastías tuvo apego por el arte del dibujo y gozaba de una envidiable capacidad creativa, que comenzó a poner en práctica en la esfera de la publicidad, donde hizo sus primeros "monos", como a él mismo le gustaba llamarlos.

Antes de dar el salto a las páginas matutinas, trazaba líneas en afiches publicitarios de Publicentro Chilena y posteriormente Publicidad Pembag, la agencia que formó con sus colegas y entrañables amigos Renzo Pecchenino (Lukas), Luis Muñoz Ahumada y Juan Pablo González.

En 1969 ingresa a la empresa El Mercurio de Valparaíso, iniciando su largo paso por el diario homónimo y La Estrella de Valparaíso. Sus etapas más recordadas son las del suplemento humorístico "La Chueca", que circuló semanalmente con La Estrella en las décadas de los '70 y '80, y donde Bastías desplegaba su notable agudeza para captar la cotidianidad a través de sus "monos"; y la caricatura "Sam Kudo", que empezó a publicarse en 1979 ininterrumpidamente hasta que su salud no lo permitió más. Protagonizadas habitualmente por un par de simples "bichos", inspirados en los zancudos del estero de Viña, estas tiras cómicas lograban sintetizar con maestría el punto de vista irónico de su creador, quien en apenas un par de líneas dotaba de gran expresión a sus insectos.

Bastías fue, asimismo, el caricaturista principal de El Mercurio de Valparaíso, debiendo asumir, en 1988, la difícil tarea de reemplazar a su fallecido amigo Lukas en la página editorial del matutino.

En ese diario, además, realizó diversos trabajos de ilustraciones deportivas (él mismo era un aficionado al fútbol y el boxeo), como las semblanzas de deportistas locales destacados que publicara antaño en El Mercurio, en la sección "¿Quién es quién?".

Las "Gentecaturas" también fueron algunas de sus creaciones más celebradas por los lectores.

Y aunque el humor fue su veta más conocida, también realizó trabajos de ilustración para prensa en temas muy serios, como el fusilamiento de los sicópatas de Viña, donde Bastías tuvo la misión de retratar los acontecimientos de esa mañana, debido a que no estaba permitido tomar fotografías.

El periodista y ex Jefe de Informaciones de La Estrella, Jayme González, recuerda con cariño sus años trabajando codo a codo con Bastías. Uno escribiendo, y el otro dibujando.

"Yo trabajé con él hasta que me retiré del diario, el 2010. Él entró por ahí conmigo, a principios de los '70. Me acuerdo exactamente que tenía una gran sentido del humor, lo que se reflejaba en sus monos, el 'Sam Kudo', que fue creación de él. Tuvo su origen con los zancudos que salían del estero de Viña del Mar porque antes de que se hiciera el saneamiento en la zona, el estero de Viña estaba lleno de agua estancada y zancudos. De ahí viene", cuenta.

Sobre la participación de Bastías en el suplemento "La Chueca", agrega que su aporte fue fundamental para su éxito. "En un principio iba a ser un suplemento humorístico netamente deportivo, pero después se amplió a todo tipo de áreas. Al principio se suponía que todos los periodistas íbamos a colaborar con el suplemento, pero con el tiempo eso se fue decantando y toda la escritura estuvo a cargo de José Tomás Reveco, que era muy cizañoso, muy agudo; y en la parte humorística del dibujo estaba Rubén Bastías con sus monos", relata.

Escarbando entre los hitos alcanzados por el dibujante, asoma su presencia en el fusilamiento de los sicópatas de Viña del Mar, siendo él la única persona que pudo graficar al público el ambiente de aquella jornada, pues no entró ninguna cámara al paredón.

"Él entró por La Estrella, que llegó a tener ocho periodistas para presenciar el fusilamiento. El fusilamiento fue de madrugada, tipo cinco de la mañana, y La Estrella en ese tiempo salía en la tarde. Todo el bosquejo del hecho lo hizo Bastías, porque solamente se le permitió a los periodistas ir con un papel y un lápiz, nada más. Incluso ahí te entregaban todo, el lápiz y el papel, a ese nivel era, muy estricto", cuenta Jayme González.

Técnica excelsa

Otro colega del caricaturista, el periodista y ex director de La Estrella, Julio Hurtado, lo recuerda con especial cariño por su calidad humana y su expertise con el lápiz y el papel, califica sus dibujos como "perfectos".

"Como persona era un creativo genial, pero a la vez un tipo muy modesto, no hacía gala de esta potencialidad creadora que tenía. Inicialmente partió en publicidad, ahí desarrolló su creatividad", rememora Hurtado.

Aparte de las caricaturas, que se enfocaban en la entretención, también fue famoso por los dibujos que ponían el acento en la información y la opinión.

"También desarrolló lo que es el dibujo periodístico, para eso tenía cualidades por el pulso de la mano que tenía. Era un tipo sumamente perfeccionista, el dibujo de él era perfecto. En esa línea, que es la que más destacada, era un analista profundo, certero y oportuno. Esa era la gracia que tenía. Por otra parte, era un gran trabajador, de estos tipos que son asombrosos porque hacen uno, dos o tres monos diarios, y lo hacen todos muy bien sin ningún problema, y siempre cumplen porque 'el huequito' hay que llenarlo, es de estos tipos que nunca te fallan", explica.

En los equipos de crónica fue muy querido. Todos los años se esperaba la portada interna que dibujaba para los aniversarios del diario. Se celebraba con un paseo a la laguna El Plateado con todo el personal, donde se rebelaba la portada con noticias ficticias sobre los trabajadores del diario.

"Rubén dibujaba una edición extraordinaria, una portada para ese día de La Estrella, con alusiones a todos los personajes del diario, incluso hay alguna en la que estoy yo", recuerda entre risas Julio Hurtado.

El legado

Felizmente, el creador de "Sam Kudo" recibió varios reconocimientos en vida: el Premio Municipal de Periodismo, el título de Ciudadano Ilustre de Valparaíso, participaciones en el Torneo Internacional de la Caricatura, y la publicación del libro "Bastías, 30 años con los monos".

La obra consta de un compendio de sus mejores trabajos en El Mercurio, La Estrella y, por supuesto, La Chueca. El libro fue impulsado fuertemente por sus hijos, quienes siempre reconocieron con orgullo la obra de su padre.

En una entrevista de la época, manifiesta que "con orgullo destaco que el autor de la idea de confeccionar un catálogo, que en verdad resultó un fino libro es Iván, mi hijo mayor".

Sobre la recopilación de 170 de sus mejores dibujos, declaró que fue posible con "mucha perseverancia, quitarle tiempo a su descanso, dedicándole largas horas de la noche, permitieron darle forma a lo que fue este proyecto".