Sobre connotado caso de robo de armas en la comuna de San Antonio en 2018, detectado en control de identidad viciado, y de amplia cobertura y que generó y sigue generando discrepancias y molestias, pues los imputados quedaron libres de cargos. Como ciudadano de trabajo, que doy trabajo, que pago impuestos y contribuyo a la sociedad y al país, me permito comentar evidencias, a saber: control de identidad, error en procedimiento, interpretación legal donde se vulnerarían garantías fundamentales, consecuencia, imputados libres de cargos (individuos con antecedentes por tráfico de drogas); pero sanción se ajusta a derecho. ¿Y cuántos casos sabemos similares con delincuentes libres?

Conclusiones directas; un estado garantista, nuestra sociedad con más delincuencia incontrolable, más armamento irregular, demostración de que la ley en ámbito penal o su interpretación o su aplicación requiere de mucho perfeccionamiento; pues termina beneficiando en innumerables casos a los delincuentes y perjudicando hipotéticamente a toda la sociedad, dando un paso más para atrás. Lo demás, con todo respeto, sería palabrería y perfeccionamiento improductivo, solo ruido. Señor lector, juzgue usted.

El amor de un padre

La desaparición y el crimen de la joven Fernanda Maciel dejó una vez más de manifiesto las flaquezas de los procesos policiales y judiciales. El dramático caso dilucidado, solo en parte, hace sólo unas semanas, caló profundo en Iván Zúñiga, el padre de la joven Vania Zúñiga Latapiatt, asesinada en agosto de 2017 al interior de su casa en Miraflores Alto en Viña del Mar. De su caso, nada se ha sabido según relata el progenitor de la joven. El crimen de su hija no logró mantener la atención de los medios de comunicación y como tantos otros, permanece, aparentemente, sólo en la memoria de sus cercanos. ¿Habrá un juicio para él o sus asesinos? ¿habrá justicia para Vania? ¿habrá paz para su padre? Son las dudas que quedan y que cuestionan la falta de empatía de las instituciones llamadas a obtener justicia para las víctimas.

José Manuel Caerols S.

Alicia Verdugo G.

Impresentable y discriminatorio incluso es el reparto gratuito del fármaco para prevenir el Sida (PrEP). Sólo fomenta la irresponsabilidad de aquellos que nada les importa "si total paga Moya, es decir nosotros". Los chilenos están cansados de pagar las farras de otros.

Si el Estado y el Ministerio de Salud desean ser populares, hay otras enfermedades e infecciones más frecuentes -no por irresponsabilidad- que ameritan campañas gratuitas, en especial para niños y ancianos. El Sida se transmite en un alto porcentaje, por culpa directa de personas que "no están ni ahí" con nada y nadie.

El argumento de desinformación es una chiva. Por años, como periodista cubrí el sector salud y sé de lo que hablo. Señores políticos, por qué no financian de sus bolsillos su supuesto afán samaritano.

Samuel Comte Jeria