Erika Rojas Salazar
Alrededor de 100 mil perros callejeros habitan Valparaíso según un catastro del propio municipio. Es por eso que el tema dejó de ser pintoresco y se transformó en una problemática social, la que fue abordada por la fundación Aperrados por Chile, que a través de un emprendimiento comercial -dulce solidario- busca financiar esterilizaciones caninas en perros porteños.
El pasado sábado salió a la venta el producto, que en este momento se vende sólo en el kiosko de don Germán de plaza Aníbal Pinto, un reconocido animalista que alimenta e hidrata a los perros de la calle y no gana nada extra por tener a la venta estos dulces, cuyo valor es de $350.
Luis Gavilán, sicólogo de profesión y uno de los fundadores de la agrupación y mentores de la iniciativa, junto a Juan Carlos Concha, fue destacado por la Fundación Piensa como "Líder Joven" el 2018. Ambos pulieron la idea desde diciembre del año pasado, siempre pensando en un emprendimiento de impacto social y fueron los perros en situación de abandono los que encendieron las alarmas.
Inversión propia
Para echar a andar la idea del dulce solidario, ambos cubrieron la inversión inicial con fondos propios y en este momento postulan al Capital Semilla para adjudicarse fondos estatales y seguir adelante con el emprendimiento que espera involucrar a la ciudadanía con la venta del caramelo blando sabor a limón.
Juan Carlos Concha, Licenciado en Historia y dedicado a asesorar a fundaciones sociales y ex voluntario de Techo Chile, confesó que con Luis engancharon desde el comienzo.
"Poco a poco identificamos el problema que diera la partida a un proyecto que impactara diversas áreas. A través de estudios y encuestas nos dimos cuenta que el problema de los perros callejeros convocaba a mucha gente. De ahí surgió esta plataforma que une ayudas para vender este dulce y permita un margen para controlar la población canina de Valparaíso", explicó Concha.
Red de colaboradores
Para lograr el propósito de esterilizar a los perros, la Fundación Aperrados por Chile tomó contacto con el municipio porteños, algunas casas de estudio y fundación Quiltro, entre otras para concretar ayudas logísticas y médicas y así abaratar los costos de control de natalidad.
"Hubo una planificación de 4 a 5 meses, informándonos sobre ley de etiquetado, ley Cholito y otras ordenanzas que nos permitieran elaborar el dulce -que lo fabrica Forno- y todos los procesos están a cargo de proveedores locales", destacó Luis Gavilán.
Finalmente los dos creadores de la Fundación, destacaron que quisieron innovar en la forma de abordar el problema de los perros callejeros. Por ahora están claros que no habrá ganancias a corto plazo, sin embargo están seguros que será el inicio de una iniciativa de responsabilidad social que permitirá tomar conciencia y colaborar con la problemática. Además ya tienen ofrecimientos para posibles nuevos productos orientados al rubro canino.