Erika Rojas Salazar
Bastante "familia Miranda" dicen los comerciantes de quienes se pasean por los puestos de la feria de las pulgas en Valparaíso. La tradicional "picá" de la avenida Argentina sigue repleta de locatarios, sin embargo éstos se quejan que las ventas están por debajo de todas las cifras conocidas y la culpa sería el gran índice de desempleo que afecta a la región y a la comuna de Valparaíso.
La tasa de desocupación en la región llega a 8.0%, es decir, hay un poco más de 72 mil personas sin trabajo. A nivel comunal el desempleo se alza hasta el 10.7% , dos puntos porcentuales menos que el trimestre móvil anterior, sin embargo el más alto de todo Chile.
Ximena es una de las jefas de hogar que ha tenido que salir a vender algunos cachureos de su propia casa para palear los déficits de un trabajo estable. "Me coloco acá en la esquina, con ropa y otras cosas porque necesito de más plata para pasar el mes. Hago unos trabajitos en la semana, pero no da para mantener dos hijos", explica la porteña de Ramaditas, una de las centenares de personas que se instala en las calles adyacentes a la feria de la avenida Argentina cada fin de semana.
1.200 con permiso
Desde comienzos de los ochenta data el origen de la feria de las pulgas de Valparaíso. Rolando Paredes, con 20 años como dirigente del Sindicato 1 de los comerciantes, es uno de los fundadores de la feria.
"En 1994 dejamos de ser ambulantes y regulamos nuestros permisos con el municipio. Pero antes de eso, cuando empezamos a armar el sindicato, éramos apenas 25 locatarios ocupando un pedazo de la bandeja central. En ese tiempo la cesantía era brava, pero costaba decidir instalarse en la calle. (...) poco a poco fuimos creciendo y desde Pedro Montt hasta calle Colón hay 1.200 espacios de 2x3 metros cuadrados, no da para más el espacio", confiesa el dirigente.
La mayoría de los locatarios que posee permiso en la avenida Argentina, pagando $7.800 mensual y otra cuota por aseo, son adultos mayores y/o jubilados, a quienes no les alcanza su pensión para subsistir de manera digna.
En los alrededores
En el otro lado de la moneda, están quienes no pagan permisos y se ubican en las calles Victoria e Independencia con sus productos; es la extensión de los feriantes de la Avenida Argentina, pero casi duplican en número y oferta a los recién mencionados. La mayoría vende ropa y artículos de hogar. Algunos poseen permisos para vender en la avenida Uruguay durante la semana, no obstante se ven en la necesidad de ponerse también el domingo. "Nosotros pagamos igualmente, pero no acá. Gracias a esto he alimentado a mi familia y no se trata de flojera, si nos levantamos súper temprano para estar aquí", comentó Nancy, otra porteña que hace un par de años se sumó a la venta de ropa y cachureos en la calle. La crisis suma y sigue en los hogares de los porteños.