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El día en que "Tiburón" Contreras atravesó el Canal de la Mancha

Se cumplen 37 años desde que el recordado nadador de Valparaíso cruzó nadando sin traje los 34 kilómetros de agua que comunican el mar del Norte con el oeste de Europa, y que además separan el noroeste de Francia con Gran Bretaña.
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Nicolás Arancibia B.

El principal legado de un deportista son los hitos que deja a lo largo de la memoria de quienes lo idolatraron. Por lo mismo, y pese a que ha transcurrido poco más de un año de su muerte, el nombre de Víctor "Tiburón" Contreras está lejos de extinguirse, puesto que sus hazañas sobre el mar siguen inspirando a todos los que creen que no existe la palabra imposible.

Hace pocos días se cumplieron 37 años desde que el recordado nadador oriundo de Valparaíso se convirtió en el primer chileno en cruzar el Canal de la Mancha, brazo de océano que comunica el mar del Norte con el oeste de Europa, y que además separa el noroeste de Francia con la isla de Gran Bretaña. Este fue uno de los hitos más importantes en la carrera de un deportista que además se dio el lujo de atravesar el estrecho de Magallanes, el Canal del Beagle, Cabo de Hornos, el Canal de Chacao y el Estrecho de Gibraltar.

"Tengo los ojos muy irritados, la boca partida, las amígdalas inflamadas y un derrame en el bícep del brazo derecho muy doloroso. Además, en las primeras horas del término de la prueba, tuve retención de orina", contó Víctor a La Estrella de Valparaíso el 2 de agosto de 1982, apenas unas horas después de haber conseguido la hazaña, denotando el tremendo esfuerzo físico que significó cumplir con la meta.

"Él nadó más de 12 horas, es un esfuerzo físico gigante. Hay que tener mucha fortaleza mental para cumplir con desafíos tan grandes, porque claro, uno puede nadar normal 10 o 12 kilómetros, pero el Canal de la Mancha son 34 kilómetros", destacó Julieta Núñez, quien también se desempeña como nadadora de aguas abiertas, y que fue además una de las tantas discípulas del "Tiburón" en sus escuelas porteñas.

El haber logrado atravesar el canal, le significó a Contreras un reconocimiento internacional que, sin embargo, él nunca encontró en nuestro país. Vale recordar que unos meses antes de su fallecimiento, el "Tiburón" perdió una pierna y estuvo durante muchos meses hospitalizado. Más allá de no haber recibido un gran aporte monetario, lo que Víctor, y especialmente su familia siempre pidieron, fue un reconocimiento en vida por sus hazañas, lo que finalmente nunca llegó.

"Por lo menos pensé que en avenida Argentina habría unas cinco personas esperándome, mal que mal, soy el primer chileno que cruza el Canal de la Mancha", declaró un decepcionado "Tiburón" al mismo periódico luego de haber vuelto a nuestro país luego del que, hasta ese momento, era el mayor logro de su carrera.

Marcia Bustamante, otra alumna de Víctor, quien desarrolló una destacada carrera como salvavidas, habló justamente sobre la ausencia de un reconocimiento ad hoc para el que fue su maestro, indicando que "fue muy duro y muy penoso ver cómo mi instructor, Víctor "Tiburón" Contreras, el mejor del mundo, había partido, pero fue todavía más triste ver su pasar antes de que partiera, porque yo no veía que él se haya ido como un hombre reconocido, que le dieran lo que él pedía, que era un apoyo económico básico. Cuando vi que, después de fallecido, llamaron a sus hijos al Congreso, yo me preguntaba por qué no lo hicieron cuando estaba vivo, en el hospital".

Aceite de lobo u oveja

El canal de la Mancha es de los pocos senderos marinos en el que los nadadores no tienen la necesidad de usar un traje de protección. "El agua allí debe rondar los 20 grados, en invierno puede ser más fría, pero por lo mismo se cruza generalmente en verano", detalla Julieta Núñez. Por lo mismo, el "Tiburón" cruzó los 34 kilómetros de distancia sin traje, algo que para él era completamente natural, ya que parte de su fama radicaba no solo en la potencia de sus braceos, sino también en la resistencia corporal.

Claro que el oriundo de Valparaíso tenía un secreto: antes de cada travesía, bañaba su cuerpo en aceite de lobo de mar, el cual le permitía aguantar las bajas temperaturas en el agua. "Al principio usaba aceite de lobo, hasta que los marinos le dijeron que si seguía usando esa porquería, no se iba a subir más al buque porque dejaba todo pasado. Entonces cambió el aceite de lobo por la lanolina, que es una grasa de oveja, que igual es pasosa, pero nunca tanto. A mí me aconsejó que usara lanolina cuando tenía que nadar en frío, de hecho tenía que untármela con una piedra y después costaba mucho sacarla", revela Núñez.

Fuente de inspiración

Más allá de que Contreras no cumplía con el biotipo clásico de un nadador, su fortaleza mental fue lo que lo llevó a lo más alto de su disciplina. Ello fue lo que lo convirtió además en fuente de inspiración para muchas personas, tal como lo confirma Marcia Bustamante, quien revela que "yo a los 37 años llegué donde estaba él, lo conocí en playa Portales, me acerqué porque no sabía nadar y le dije que quería aprender y convertirme en salvavidas, que era una vocación que yo sentía desde niña", y agregó que "yo veía como algo imposible aprender a nadar, más a mi edad, pero tenía las ganas de lograrlo. Él me entrenaba en la Escuela Naval, después me llevó a nadar en aguas abiertas, y en tres meses me di cuenta que era muy rápida y había aprendido perfectamente todas las técnicas. El objetivo parecía imposible, porque me convertí en la primera salvavidas del litoral de la Quinta Región. Él siempre me animó para ser la mejor de las mejores".

Palabras de buena crianza a las que se sumó además Julieta Núñez, quien recordó que "Víctor fue mi gran mentor y fue el impulsor de mi carrera, porque la verdad es que yo antes nadaba con triatletas y con salvavidas en la playa Las Salinas, pero cuando lo conocí, él me lanzó a nadar en aguas abiertas. Me dijo 'tú puedes', me llevó al Estrecho de Magallanes, Iquique, la Antártida, Al Titicaca. Todo lo que hice fue con él, que fue mi profesor, él me entrenaba".

Respecto a su legado, la propia nadadora finaliza diciendo que "él era autodidacta, una persona con mucho temperamento y mucho empuje. Él fue el pionero y un ejemplo a seguir, todo el mundo sigue hablando del "Tiburón" Contreras, él era mi ídolo máximo cuando lo conocí. Uno escucha en la playa a cabros chicos que no tienen idea quién es, porque nacieron muchos más allá de su década, pero igual lo nombran, porque su nombre es conocido".