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[Cultura Urbana]

Bokeh: la cafetería con espíritu de bar porteño

En su primer año de funcionamiento, el emprendimiento de una pareja porteña se ha consagrado como lugar inclusivo y con espacio para el arte local.
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Nicole Valverde S.

Al inicio de Subida Cumming, a pasos de la plaza Aníbal Pinto, hay un pequeño café que llama la atención por tener un ventanal desde donde los comensales observan el flujo de la Ciudad Puerto disfrutando un capuchino.

Bokeh Cafetería siempre está llena de personas dialogando, creando o simplemente planeando cosas nuevas. También hay quienes solo se sientan a beber café y a saborear alguna de las tentaciones que ofrecen en su vitrina.

Ésta fue la apuesta de la pareja porteña conformada por Victoria Álvarez (31) y Eliott Olivares (32), quienes tras una seguidilla de coincidencias se atrevieron con el emprendimiento y abrieron el café el 10 de octubre del año pasado.

Astros alineados

Victoria cuenta que adquirió experiencia trabajando en cafeterías, donde aprendió sobre el rubro. De forma paralela, Eliott se desempeñaba en el área audiovisual de una productora.

Buscando nuevos rumbos, a la pareja se le ocurrió emprender con una cafetería. "Era eso o que Eliott buscara otro trabajo en Santiago y nos fuéramos para allá. Opción que nunca nos convenció porque no queremos dejar Valparaíso", relata Victoria.

Los compañeros estaban en ese proceso cuando según Eliott: "Se alinearon los astros y surgió la posibilidad de instalar el café".

"Se dieron hartas cosas. Antes aquí había una cafetería de especialidad que se llamaba Astillero. Luego Eliott averiguó que se vendía el derecho a llave y que la dueña del local es amiga de la familia", agrega Victoria.

"Eran muchas señales positivas así que lo hicimos. Pero esto no habría sido posible sin el apoyo de nuestras familias", destaca él.

Hay espacio para todos

Con la llave de la cafetería en sus manos, ahora había que darle identidad y carácter al local. Fue así que el concepto de inclusividad se acuñó a Bokeh Cafetería, donde todas las personas son bienvenidas, hay productos para veganos y vegetarianos, y espacio para que los artistas locales expongan sus obras.

"El lugar está diseñado como una barra donde todos meten la cuchara. Todos interactuán con todos", enfatiza Eliott.

"Es una cafetería con espíritu de bar", añade Victoria.

Además, en Bokeh trabajan con una red de productores locales para abastecerse. Las verduras son de Tallo Verde. Y los productos de repostería de Niña Galleta, Carla Lua y Gladys Campusano de pastelería Blanca Tentación, que se suman a las preparaciones hechas por Victoria.

Arte en las murallas

Bokeh significa desenfoque y es un concepto relacionado con la fotografía y el cine. Es por eso que Bokeh Cafetería fue concebido como un espacio abierto al arte en todas sus expresiones.

"Ahora tenemos la exposición de la fotógrafa Paz Olivares, con parte de su trabajo 'Sexualidades Femeninas'. También hemos pasado por grabados y pinturas. La idea es ir rotando cada dos meses y se ha acercado harta gente -sobre todo artistas mujeres- a preguntar para exponer su trabajo. Acá prestamos la muralla sin interés ni costo, solo por la buena onda", concluye Eliott.

En Serie

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La britcom que hay que ver

Los 90 son los nuevos 80. La música, las películas, las series y la ropa de la década del grunge están de moda. También están de moda la britcoms, con éxitos como "Fleabag", "Catastrophe" y "State of the union". Y "Derry girls" es una comedia británica y está ambientada en los 90. Original de la cadena 4 Channel, esta serie fue un verdadero suceso en Gran Bretaña y dio el salto a la fama global con su llegada a Netflix, que este mes estrenó su segunda temporada.

La comedia sigue a un grupo de cinco adolescentes que viven en la ciudad de Derry durante el conflicto de Irlanda del Norte a mediados de los años 90. Erin, Orla, Clare, Michelle y su primo, James, son estudiantes de un colegio femenino de monjas. Y James estudia ahí porque es londinense y se supone que la escuela católica es el único lugar donde estará a salvo del bullying. El coro de personajes lo completa la familia de Erin, los compañeros de colegio y los profesores.

Derry, la urbe donde transcurre la trama, también es protagonista. Y es un lugar poco asociado al humor, ya que es la ciudad de Irlanda del Norte donde ocurrió la matanza del Bloody Sunday. Su creadora, Lisa McGee, creció en esa ciudad fronteriza entre las dos Irlandas, donde la explosión de una bomba podía salvarte de un examen pero también fastidiarte una cita importante. "Esta bomba me viene fatal", dice uno de los personajes tras un atentado.

McGee mezcla de gran forma, con mucho humor irreverente y una muy eficaz construcción de personajes, la terrible realidad sociopolítica de la época con los problemas de un grupo de colegialas. Hay diálogos filosos, muchos gags y situaciones divertidas a partir de castigos escolares, monjas que fallecen, profanación de iglesias, perros que resucitan e incendios. Entre todo esto se cuela también la nostalgia por una época en la cual desfilaban por las pantallas de TV personajes como Lady Di y Bill Clinton.

La banda sonora es un tema aparte y a través de los capítulos escuchamos grupos de lo más variado: Cypress Hill, The Cure, Unlimited, Blur, Cranberries o Ace of Base. Y la "Derry girls" resulta especialmente atractiva para quienes fueron adolescentes en los 90, los cuales recocerán el vestuario, los peinados, los posters de los dormitorios y las películas de las que se habla.

La serie resulta divertida, entrañable y cercana, porque más allá de la época y el contexto en que está inserta, finalmente ser adolescente en Irlanda no difiere tanto de ser adolescente en Chile. Y los actores tienen una química envidiable.

título: "Derry Girls" (Temporadas 1 y 2)

elenco: Saoirse-Monica Jackson, Louisa Harland),

Nicola Coughlan), Jamie-Lee O'Donnell,

James Dylan Llewellyn.

dónde verla: Netflix.