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Amigos y recuerdos

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De todo su historial en Everton, Diego Orellana señala que "el recuerdo más grande que tengo es cuando el profe Nelson (Acosta) me llamó y me dijo que iba a jugar el partido con Audax en mi debut. Me dijo textual, 'vas a jugar... así que no te caguís las patas'. Ese momento me quedó guardado, al igual que el ascenso con Víctor Rivero, los clásicos porteños y entre ellos uno que lo ganamos en Playa Ancha cuando Gustavo (Dalsasso) le atajó el penal a Carlos Muñoz que le pegó al medio... ese cuando hizo dos goles Saavedra (Fernando). Y de mis goles, el que más recuerdo fue el que le hice al "Zana" (Sebastián Pérez) ante Palestino el año pasado, ya que nos conocemos, somos amigos y siempre me acuerdo de su carita cuando la vio pasar". Y de sus amistades en el fútbol, recalca: "Tengo grandes amigos, pero dos son padrinos de mis hijas: Fernando Saavedra y Douglas Estay". Padre de hermosas mellizas (Sofía y Florencia), la ligazón de Dieguito Orellana a Everton estará marcada a fuego, pues la madre de sus hijas (Daniela) es hija del exfutbolista Oro y Cielo, Jorge "Chicho" García y sus concuñados son otros dos ex jugadores con pasado en Everton: Luis Bustos y Marco Estrada.

Diego Orellana se suma al club de los 100 partidos en Everton

Polifuncional volante cumplió el sábado último ante la UC, su centenar de pleitos oficiales con la casaquilla Oro y Cielo.
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Manuel Gómez Poblete

Ya lejanos están los tiempos en que proveniente de su natal San Vicente de Tagua Tagua (en la Región del Libertador Bernardo O'Higgins) -y con apenas 16 años de edad- el joven Diego Felipe Andrés Orellana Medina, arribaba a Viña del Mar, para integrarse a las series menores de Everton.

Corría el año 2009 cuando el técnico Nelson Acosta -siempre con buen ojo y mejor olfato para captar talentos- reclutó a una serie de jovencitos, quienes, ilusionados, llegaron a la Ciudad Jardín, para luego instalarse en la ex Casa Oro y Cielo de 2 Norte 561, recinto que albergaba a los juveniles ruleteros que no vivían en la V Región.

Junto a Orellana, arribaron desde San Vicente los jugadores Camilo Rencoret (hoy en Barnechea), Braulio Bustos y Nicolás Chávez, quienes se sumaron -en la "Casa del Jugador"- a Sergio de la Valle, José Antonio Rojas y Marcos Velásquez, quienes, provenientes de Concepción, La Calera y Casablanca, respectivamente, se integraron al primer equipo Oro y Cielo. Entre los juveniles recién llegados estaban, además, Pablo Caroca y Gustavo Bustos, ambos provenientes de Coltauco, que no lograron dar el salto al profesionalismo.

Desde aquellos primeros pasos dados por Diego Orellana en Everton, el sábado último -en San Carlos de Apoquindo- se cumplieron 100 capítulos. Y es que en los contrafuertes cordilleranos, el hoy volante titular Oro y Cielo jugó su partido oficial N° 100 desde su debut oficial ante Audax Italiano (reemplazó a Mauro Guevgeozián a los 63') del sábado 17 de julio del 2010 en el Estadio Bicentenario de La Florida.

Orgulloso

De sus inicios en Everton, Orellana nos cuenta: "Me trajo el profesor Nelson Acosta, pero fue finalmente Ilich Reyes quien me dejó acá, pasando luego a la serie juvenil que dirigía Marco Abascal", recuerda el lateral y mediocampista, que en medio de su largo periplo por el elenco Oro y Cielo, tuvo que partir a préstamo a Puerto Montt y Unión La Calera, buscando minutos y una mayor continuidad a la que en un principio se le brindó en Everton. De hecho, a Orellana le costó consolidarse en el primer equipo, pero hoy está feliz y con ganas de seguir haciendo historia en el club.

"Me siento orgulloso de haber llegado a los 100 partidos en Everton, no cualquiera lo hace en un equipo tan grande y la sensación es de felicidad y orgullo por la gente que ha apoyado en estos años (...). Me pone feliz el llegar a los 100 partidos, pero no me quiero conformar con esto... me gustaría llegar a los 200, 300 o los que más pueda", señala el futbolista, quien reconoce que en sus primeros años, le costó afirmarse en un primer equipo.

"Lo que pasa es que a nadie le regalan las cosas. Y quizás me costó un poco más que al resto, pero nunca bajé los brazos, siempre sentí el apoyo de la gente que me que me quería o que siente aprecio por mi, quizás no me daban la oportunidad antes pero yo seguí trabajando y esperando que llegase el momento y demostrar que estaba capacitado para vestir la camiseta y desde que me la pasaron, no la solté más".

-De igual modo me imagino que fueron años complicados, ya que en un principio usted jugó muy poco en el club y por ahí asoman las dudas.

-Pensé muchas cosas en esos tiempo, incluso el no seguir jugando, pero siempre las ganas, la perseverancia y el sacrificio de años te lleva a algo, lo mismo que la constancia y el trabajo en silencio como se dice, ya que yo sabía que en algún momento iba a llegar la oportunidad y no la iba a soltar. Siempre esperé por ese momento, me tocó salir a préstamo y demostré afuera que podía jugar, entonces, volví, jugué... y ahora no quiero que sean sólo cien partidos, sino que muchos más.

-Me da la impresión de que su paso por Unión La Calera fue clave en su carrera, ya que el retornar lo hizo con una gran energía...

-Sí, me hizo muy bien, porque fue como la última oportunidad que tenía y más encima Calera era el último de la división... era como una prueba de fuego ya que si me iba mal, ya nadie más me iba a querer después... ni el Everton me iba a querer de vuelta. Pero me la jugué toda, me fui a un equipo que estaba último y gracias a Dios nos fue bien, el técnico (Víctor Rivero) me conocía y eso fue como el impulso que tuve para volver con muchas más ganas de las que tenía antes.

manuel.gomez@estrellavalpo.cl