Siempre las grandes hazañas merecen ser contadas. Más aun cuando para realizarlas se requiere de un gran esfuerzo humano y técnico, sin saber si el resultado final será el esperado.
En esto se basa el documental "Atacamex, explorando lo desconocido", que cuenta la proeza de un grupo de tenaces científicos, que decidieron conocer las profundidades de la Fosa de Atacama, ubicada frente a la costa de Antofagasta, que se extiende por más de 8 mil metros de profundidad: una experiencia única que permite conocer algunos de los grandes secretos de nuestro inmenso e inexplorado mar.
Para todos los fanáticos de las aventuras, el mar y los desafíos que parecen imposibles de lograr, "Atacamex, explorando lo desconocido", se exhibirá hoy a las 19.00 horas, en la Cineteca PUCV, ubicada en calle Brasil N°2830 (entrada liberada).
La expedición Atacamex no sólo es un hito para la ciencia chilena, sino también lo es para la oceanografía mundial, porque entrega nuevos conocimientos que ayudan a descifrar los grandes misterios que se ocultan en las grandes profundidades del mar. Un lugar que permanece prácticamente inexplorado, pese a que abarca más de la mitad de la superficie del planeta Tierra.
Esta maravillosa aventura fue encabezada por académicos del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción en conjunto con investigadores del Instituto Milenio de Oceanografía -quienes durante cinco años prepararon esta travesía- y se embarcaron en el buque científico "AGS-61 Cabo de Hornos" de la Armada de Chile, con la misión de descubrir los misterios que encierra esta desconocida y recóndita fosa.
Para eso utilizaron el lander "Audacia" (fabricado en San Diego California por el ingeniero norteamericano Kevim Hardy), una especie de vehículo autónomo para utilizarse en el océano profundo, que cuenta con sensores que permiten medir la temperatura y la salinidad de la columna de agua en forma continua, y además tiene la capacidad de tomar muestras de agua y de organismos en las grandes profundidades. Además contaron con una enorme red llamada Mocness, que pesa más de una tonelada, con la que se pudieron recolectar peces que viven entre los 4 mil y 5 mil metros de profundidad y que eran completamente desconocidos hasta ahora.