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El Winnipeg en el arte de José Balmes y Roser Bru

En el Baburizza se exhibe muestra con obras de ambos artistas que llegaron en el Winnipeg.
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Claudia Carvajal R.

Hijos de familias amigas que residían en Cataluña, José Balmes y Roser Bru eran unos niños cuando viajaron en el Winnipeg, desde Francia a Valparaíso. Amigos y creadores, sus vidas estuvieron cruzadas por el exilio, el arte y el aporte que hicieron a la cultura de nuestro país.

A 80 años de la llegada del "barco de la esperanza", en el Museo de Bellas Artes Palacio Baburizza de Valparaíso, se puede visitar la muestra "Balmes/Bru. Pasajeros del Winnipeg", que reúne trabajos que tienen la influencia de aquel viaje fundamental y también de la lucha que ambos dieron tras el golpe militar de 1973.

Inés Ortega-Márquez, curadora de la muestra, explicó que las obras exhibidas en Valparaíso forman parte de colecciones privadas y que ella consiguió especialmente para esta importante conmemoración.

"Por las características de esta muestra, que tiene un perfil muy ajustado sobre la llegada del Winnipeg, de la memoria o recuerdos de los autores sobre la Guerra Civil Española y su salida del país como exiliados, decidí recurrir a las colecciones privadas que tenían piezas con las que yo podía justificar el sentido más hondo de esta exposición", explicó Inés Ortega-Martínez.

La curadora quiso rescatar la influencia histórica presente en los cuadros de ambos artistas, como el doble exilio de Balmes (el primero fue su salida de España, el segundo lo vivió en 1973 con la dictadura de Augusto Pinochet) y la persistencia de Roser Bru de no salir del país tras el golpe de estado y denunciar lo que en Chile ocurría a través de su arte.

Sobre los trabajos presentes en la exposición que remiten al Winnipeg, Ortega-Márquez, comentó que "se encuentran obras muy interesantes realizadas por José Balmes donde hace referencia estricta a dicha travesía. Hace unas obras que son matéricas, donde mezcla su mancha habitual, su gesto de los '70 y '80, con collagges y fotografías del Winnipeg, flechas que bajan y suben, donde hace referencia a su doble exilio, al ir y volver".

En cuanto a Roser Bru, la especialista dice que "hay obras que rememoran la Guerra Civil. Hay un cuadro magnífico, 'La muerte del soldado republicano', donde ella se inspira en la fotografía de Robert Capa que dio la vuelta al mundo el año 1936 y que muestra a un miliciano abatido. Referencias así son constantes en la exposición".

"Balmes/Bru. Pasajeros del Winnipeg" se puede visitar hasta el 20 de octubre en la sala de extensión del museo, de martes a domingo de 10 a 18 horas. La entrada es liberada.

Sibaritas

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No se olvida

En estos días dieciocheros, el olor a asado se siente en el aire. Los tricolores se ven por todas partes, las vitrinas están adornadas, las cuecas se escuchan de fondo y como que la comida tradicional chilena adquiere mayor valor. Uno se empieza a tentar con cosas que en otra época del año ni se acuerda. El vasito de pipeño, chicha, sopaipillas con pebre, calzones rotos, el queque de la abuelita con el manjar casero, uff… tantos recuerdos.

Sin embargo, existen varios locales en donde la comida chilena se puede disfrutar durante todo el año, unos más cerca que otros, pero en definitiva ¡siempre hay!

En esta oportunidad les quiero hablar sobre el restaurante No me olvides, ubicado en la quinta cordillera, específicamente en Quebrada Alvarado. Un lugar que no es muy central, no obstante representa un excelente paseo de fin de semana.

La carta de presentación del No me Olvides son los platos abundantes, carnes a la parrilla, cazuelas de vacuno, ave o cerdo. El detalle de este lugar es que uno debe ir con paciencia o muy temprano, ya que tiene una gran afluencia de público, sus comedores usualmente están repletos de gente y los garzones corren de un lado a otro. Esa es la tónica de este famoso establecimiento.

Su interior es amplio, con mesas de madera, igual que las sillas, además de piso de tierra, cavas de vino que adornan el lugar y ayudan a crear esta atmósfera tan típica chilena. Se pueden ver también grandes ventiladores, dado que en verano el sector de Olmué es bastante caluroso. En definitiva, un lugar para ir a disfrutar en familia de todas maneras, de hecho cuenta con menú para niños también.

Esta vez probé un lomo vetado con papas fritas. Lo más llamativo es que llega la carne en un plato ovalado y la porción de papas fritas en otro aparte. La carne fresca, bien preparada, en su punto, un lomo con el vetado justo. Y las papas fritas caseras, con un excelente dorado y crocancia.

La relación precio calidad es justa, es un restaurante de mucha abundancia y precios relativamente asequibles. Importante mencionar que este lugar tiene estacionamientos y además se puede pagar con tarjetas.

restaurant: No me olvides.

dirección: F-684, Quebrada Alvarado, Olmué.

precios: $14.000 por persona.