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Eliana Busch, nadadora: "Tendría que estar en la calle pidiendo limosna"

Oro en el máster de Corea del Sur, acaba de cumplir 85 años. Más allá de los logros deportivos, la entrevistada de Región F aprovecha su tribuna mediática para luchar por la tercera edad: "Los viejos no pueden esperar, ahora ya hay que arreglar las pensiones que son una mugre".
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Imagine que usted ha entrenado toda su vida y gana oro en un mundial de natación. Imagine que ha sido galardonado en distintas competencias locales e internacionales. Imagine ahora que tras todos esos logros y dada su edad, la legislación no lo considera un deportista: usted no puede acceder a ningún beneficio o incentivo, pese a haber llevado a su país a lo más alto de la disciplina. Ese es el insólito caso de Eliana Busch.

Ser una nadadora de excelencia, con 85 años, debería ser un motivo de reconocimiento por parte del Estado. Sin embargo, esto se ha convertido en un obstáculo para Busch en su carrera.

-Usted ha declarado sentirse más discriminada por ser mayor que por ser mujer…

- Sí, y voy a explicarlo. Hay una Ley del Deporte que parte perfectamente bien. Pero sale luego un reglamento que cambia el espíritu de la legislación, llega la Contraloría General de la República y ésta le da el último hachazo. Dejaron afuera a los juveniles; o sea si hay un niñito y es campeón, le dicen 'que bueno, lo felicito', pero no recibe nada y la gente de la tercera edad, tampoco. El año pasado el Círculo de Periodistas Deportivos, me nombró la deportista del año… y según la ley yo no soy deportista.

Pero lo es, y lo tiene clarísimo; Busch nada entre dos y tres kilómetros diarios, ha roto 68 récords en Chile y alrededor de nueve a nivel sudamericano. Y va por más, la competidora desea seguir quebrando marcas y representando al país en torneos continentales y mundiales.

"Me están ayudando porque son buenas personas, pero no hay nada escrito que los obligue". La nadadora se refiere a la "buena voluntad" de la municipalidad, del Instituto Nacional del Deporte y de las pequeñas empresas privadas que le han otorgado auspicio. Parte del apoyo lo atribuye a su apabullante personalidad. Se autodefine como "cara de palo" y reconoce que no le complica tocar puertas para conseguir el apoyo que le permite competir, porque sencillamente, no le alcanza: "Con $160.000 de pensión tendría que estar en la calle pidiendo limosna".

Años dorados

Mujer de mil historias, no sólo ha sido deportista de elite en el nado, sino que también en la equitación. Fue en la década del 60, cuando -ya siendo madre- se coronó campeona nacional en las dos disciplinas. Volvió a la natación a los 70 años, los resultados ya todos los conocemos.

Pero no parece ser suficiente mérito para nuestra sociedad, "la gente piensa que a los 60 años ya hay que tirarlos por la basura y no es así". Sus dardos van claramente dirigidos a la clase política.

"Los diputados se han enjuagado la boca con la tercera edad, pero pocos se han lavado los dientes y menos se han tomado en serio a este sector. Siendo la gente que más vota, finalmente son los más olvidados después", declara categórica. Mientras, el tiempo les juega en contra, "los viejos no pueden esperar, ahora ya hay que arreglar las pensiones que son una mugre".

Busch no sólo está luchando para mejorar sus propias condiciones, sino que también las de una sociedad que quiéralo o no, está envejeciendo.

"No es mi cara, es la bandera de Chile, yo represento a la tercera edad y a todos los chilenos; yo también fui joven y todos van a ser viejos", recalca.

Casa de herrero...

Pese a los resultados de los últimos Panamericanos, la deportista es sumamente crítica sobre la infraestructura que Chile tiene para oficiar de anfitrión el 2023.

"Lo voy a decir, aunque me eche encima a todos los 360 jefes de obra de las municipalidades del país. Resulta que no le preguntan a nadie qué se necesita para que una piscina cumpla todas las disposiciones". A su parecer falta visión, humildad, e incluso algo tan básico como respetar las dimensiones olímpicas "que no pueden acortarse sólo por ahorrar unos pesos", denuncia.

Detractora de las políticas públicas, Busch no puede creer que el ramo de Educación Física ya no sea una asignatura obligatoria.

"El hombre es un animal de costumbres", sentencia argumentando que con esta decisión, sólo se alimentan los vicios del sedentarismo. Ni qué hablar de los deportistas de elite: "Hay gente con condiciones extraordinarias y que a veces no tiene la plata de la micro para ir a entrenar", dice.

Por eso Eliana Busch se sabe afortunada. En noviembre la espera el Sudamericano de Paraguay, el apoyo de su familia "hijos, nietos, todos" y la "buena voluntad" de quienes le brindan recursos, la llevará hasta allá. Eso, más una energía y disciplina inquebrantables.