Secciones

Conocido barman del Bar Inglés traslada su magia al Emporio Echaurren

"Echaba de menos el trabajo", dice Juan Alfaro, quien estuvo 25 años detrás de la barra del tradicional establecimiento hasta que cerró el 2018.
E-mail Compartir

Marcela Guajardo Pérez - La Estrella de Valparaíso

Dicen que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Así fue el caso, al parecer, de Juan Alfaro, nacido en el cerro Barón y el rey de los pisco sours en el Bar Inglés que cerró sus puertas hace un año.

Por un dato se enteró que necesitaban un barman en el recién inaugurado Emporio Echaurren ubicado en el Barrio Puerto.

"Yo quería volver a lo mío y cuando vine para acá, me quedé observando todo lo que se respira de antigüedad y este negocio va en esa dirección. Esto es como un museo, botellas de bebidas que yo las veía cuando era cabro chico", dice.

Un ambiente patrimonial que de cierta manera le recuerda al Bar Inglés, donde trabajó durante 25 años.

Ayer fue su primer día de trabajo. El tradicional traje de barman fue cambiado por la capa azul del Emporio, aunque sigue detrás de la barra. "La forma de operar es distinta porque acá es autoservicio, mientras que en el bar, alguien tomaba el pedido y se servía en la mesa", explica.

El Emporio Echaurren es un proyecto de los mismos dueños del Hotel Fauna y el bar El Internado, todos edificios patrimoniales que han sido restaurados y convertidos en negocios.

"Le están dando una lección a las personas que deberían estar preocupadas que Valparaíso no siga perdiendo su riqueza cultural. Yo recorro Valparaíso y a veces me da pena lo poco y nada que le muestran al turista. Yo les digo que el verdadero tesoro está en los cerros", dice Juan sobre este tipo de emprendimientos.

Carta

Si bien Emporio Echaurren tiene una carta limitada de tragos, uno de ellos es la especialidad de este barman. "Siempre la gente me destacaba que me quedaban buenos los piscos sours, esa era mi carta de presentación. Siempre llegaban amigos con clientes nuevos y me pedían hacerlos".

Trago que sus amistades y anteriores clientes echaban muchos de menos y que ahora podrán disfrutar nuevamente.

"Estoy hablando con amistades que atendía en el Bar Inglés para que vengan para acá, porque si los motivo van a venir. Antes me decían que apenas estés trabajando, avísame. Esa es una de las cosas buenas que tiene ser barman: uno arrastra gente porque ya no son clientes, son amigos".

Confiesa que el año que pasó cesante se lo dedicó a reencontrarse con su familia, pero que quería volver a la pega. "Echaba de menos el trabajo. Ahora voy a trabajar en lo mío y tratar de que no se oxiden estas manos porque con el tiempo se van atrofiando", afirma.