"Las artes y el deporte hacen personas más completas y felices"
Macarena Ruiz, directora Museo Artequin, conversó con Región F sobre la necesidad de romper con las concepciones museísticas tradicionales, las recientes modificaciones en el currículo escolar y el rol del arte como agente social.
Diseñadora Industrial, Magíster en Teoría e Historia del Arte, Doctora en Humanidades, con una serie de cursos en gestión y cultura. Esta profesora universitaria tiene créditos de sobra, pero su mejor carta de presentación es el entusiasmo que transmite cuando habla del proyecto que encabeza hace más de 11 años, el Museo Artequin. El lugar está concebido como un espacio educativo para acercar a los niños y niñas a las obras de arte comprendiendo su contexto de creación. Todo, desde una metodología lúdica e inclusiva.
Artequin, dice, se hace cargo de las nuevas tendencias museográficas dándose a la tarea de "utilizar diferentes formatos, quebrar esta idea del museo en que solamente contemplo una obra y tengo que estar callado". Para enfatizar aún más esa praxis participativa, es que el espacio estuvo cerrado por cinco meses "en los que hicimos todo un diseño para que la experiencia fuera mucho más cercana".
Agente de cambio
Ruiz cree firmemente en "que el arte puede cambiar a las personas haciéndolas más integrales" y esa es su bandera: "El ser humano es complejo, no es solamente un tecnócrata que tiene que hacer algo 45, 40 horas; somos mucho más que eso. Las artes y el deporte -que se quiere reducir- hacen que las personas sean mucho más completas y felices", afirma con convicción.
En ese mismo sentido, se declara detractora de la disminución de Historia del currículo escolar: "Si nosotros no conocemos nuestro pasado, no comprendemos bien nuestro presente. Identificar qué de dónde soy, qué pasó; no por saber algo de memoria, sino para entender en qué hemos estado. No somos seres individuales, somos parte de una comunidad que lleva muchos años haciéndose", declara.
-Esa ha sido también una preocupación del museo, que además de abordar las obras, las pone en valor a través de determinados contextos sociales y no solamente artísticos...
- "La idea no es informar, sino que comunicar y conversar sobre la historia del arte. Cada obra es el reflejo de un momento histórico; una pieza de la Revolución Francesa, de Grecia, de arte colonial, etc. habla de un momento específico y nosotros podemos entender mucho de ese instante histórico a través de ese vestigio. El arte tiene una función social. Pensemos en el problema medioambiental, los artistas están viendo eso y lo reflejan. O antes en el rol de la mujer, la desigualdad social, el poder, la monarquía. Todos esos temas siempre han estado reflejados en el arte y podemos ir deconstruyendo, haciendo que esa obra hable del artista o del momento en el que se inserta".
Justamente la presencia del género femenino como fuerza creadora es otra de sus luchas: "Las mujeres han sido invisibilizadas en la historia del arte", declama categórica. El ejercicio es bastante simple, "si uno toma un libro de la disciplina, la cantidad de obras de mujeres, es casi inexistente", denuncia la diseñadora. En ese sentido agrega que no se debe olvidar que "no tenían el derecho a entrar a la academia, a la universidad. No podían, por ejemplo, entrar a los talleres a pintar desnudos", explica. Pero más allá de los obstáculos, Ruiz también centra la mirada en los narradores "la historia del arte la escribe alguien, entonces la historia fue escrita por algunos considerando -o no- a otros".
Punto aparte dedica a los cargos directivos vinculados a la cultura, "hay varios patrones bastante masculinizados. Si uno ve las direcciones regionales, los museos nacionales, los centros culturales, la academia, si nos vinculamos también por ejemplo a las universidades, ¿Cuántas rectoras son mujeres? Porque hay que analizar todos los espacios culturales", recalca.
La niña quiere pintar
"Violeta quiere ser artista", libro del cual es coautora, es parte de su esfuerzo personal para cambiar, desde la infancia, esa mirada. El texto es el relato de una niña que tras tomar un compendio de Historia del Arte, se da cuenta que no hay mujeres en el libro iniciando así su singular viaje: "Un recorrido con diferentes artistas vinculadas con la región de Valparaíso", cuenta. Esta es la quinta publicación que nace bajo el alero del museo. Una práctica bastante demandante que Ruiz ha querido instalar como política dentro del espacio que dirige.
-¿Crees que deberíamos tener más políticas públicas o que aún falta voluntad de los privados para acercar el arte a la comunidad?
-"Existe una democratización de la cultura, se ha avanzado. Pero falta que apoyen desde la empresa privada, que apoye la parte pública. Que exista una política de fomento de las artes, pero una política real".
Mientras, sueña -que a través de subvenciones- todos los estudiantes chilenos puedan y deban ir a un museo, independiente de su lugar de residencia: "Que se conciba la experiencia museística como fundamental, no sólo para un 20% -que es el porcentaje de la población que visita estos espacios al año- sino que sea para un 100% de nuestros niños y niñas", concluye.