Se han muerto miles de animales de pequeños crianceros, se están secando cientos de hectáreas de cultivos, la crisis hídrica y sus consecuencias ya son visibles.
El agua del río Aconcagua se reparte entre todos, pero no alcanza para satisfacer la demanda hídrica de la Quinta Región, afectando a más de 100 mil hectáreas de la zona de Valparaíso, desatando en agosto de este año una alerta roja en las autoridades.
Estando casi en el año 2020, cómo es posible que no existan obras civiles para optimizar el recurso hídrico, como por ejemplo embalses, piscinas de infiltración de acuíferos subterráneos, impermeabilización de canales de conducción de agua, bocatomas eficientes en la captación de agua para riego, entre otros.
Agravando aún más la situación, algunos políticos ponen en duda implementar una ley que proteja los glaciares de roca, glaciares que aportan un alto porcentaje del agua que necesita el valle para vivir.
Si nuestras autoridades hubiesen tenido la capacidad de anteponerse a los problemas actuales, miles de familias, animales y empresas no estarían pasando por estos catastróficos momentos.
¿Qué están esperando?, ¿que se seque el valle, se tengan que abandonar cultivos, desaparezcan los crianceros, migren los habitantes y que esta sequía sea aún más visible para tomar una medida concreta y no temporal que beneficie a las silenciosas personas de la Quinta Región?
Ojalá esta carta fuera suficiente para darle solución a este silencioso terremoto que poco a poco nos va quitando nuestro más preciado recurso.
Antonia Porfiri Fanta