A los almacenes de barrio no les llega la mercadería
Comerciantes de la parte alta de los cerros deben bajar al plan para abastecerse de productos para vender a sus vecinos.
Tres semanas desde el estallido social y los almacenes de barrio han tenido que hacer malabares para tener productos en sus anaqueles. Los comerciantes de los cerros se quejan de no recibir los pedidos de cada semana.
En el cerro Bellavista, Evelyn Cerda cuenta que desde hace más de dos semanas que no le llega la mercadería hasta su minimarket Donde Pablo.
"Todo lo que es abarrotes, higiene, lácteos, no está llegando nada. Uno tiene que ir a buscar a los supermercados mayoristas porque los camiones están con miedo a los saqueos, entonces no están entregando arriba en los cerros, y eso nos ha pasado con muchos proveedores", cuenta la locataria. Agrega que de los pocos productos que sí están llegando, las entregas son muy irregulares.
"Algunos proveedores que tenían despacho de un día para otro, ahora tienen entregas de 48 y 72 horas. Un pedido de bebidas me dicen que va a llegar el jueves, pero llega el sábado", precisa.
Explica que esto implica un alza de los precios que, irremediablemente, debe traspasarse a los clientes.
"Eso tiene un costo adicional, no es el mismo precio. Al uno mismo ir a buscarla hay un costo adicional del producto, eso lleva a que la gente se moleste porque uno tiene que subir un poco el precio para recuperar el costo, y aparte que nos quita mucho tiempo", afirma.
En el sector de Puertas Negras se replica la misma situación entre almacenes, menestras y pequeños negocios.
Mónica Norambuena, atiende el almacén Wuaki. Sus vitrinas están semi vacías, y la máquina de helados completamente desocupada.
Cuenta que "lo que no está llegando son las bebidas de ninguna empresa, papel higiénico y útiles de aseo. Hay que ir buscando elementos alternativos, ahora el único mayorista que tenemos para abastecernos es Provimarket, hay que levantarse a las 05.30 de la mañana hacer fila, esperar, estar en riesgo. Todo eso para comprar".
La porteña advierte que la primera semana, la gente tenía miedo de un desabastecimiento mayor, y compraba la mercadería en altas cantidades para asegurarse, pero esa situación se fue normalizando.
"Los primeros días fue complicado, en un día se fue toda la harina, el té y el azúcar, todo lo que es de primera necesidad", recuerda.