Banco Estado siniestrado se convirtió en pizarra de mensajes ciudadanos
"Valpo Resiste" o "Nueva Constitución" son solo algunos de los miles de mensajes y consignas escritas con tiza en el muro negro instalado en el frontis del edificio siniestrado de calle Condell, a la altura del n° 1252, donde había una sucursal de Banco Estado que fue saqueada e incendiada en el contexto de las manifestaciones derivadas del actual estallido social.
Los transeúntes porteños se detienen a mirar, leen, hacen fotografías con sus celulares, graban videos, o simplemente mueven la cabeza en señal de rechazo a lo que apareció como una forma de expresión espontánea para algunas personas anónimas, porque ninguna de las frases está firmada ni se adjudica autoría.
Para la turista española, Mary Villa, la iniciativa es "una forma de expresarse. Y es que Valparaíso está escrito por todas partes; la ciudad habla. Es impresionante la cantidad de murales, rayados, pinturas y stencil que se leen en sus calles".
Necesidad expresiva
Por su parte, el doctor en sicología social y académico de la Universidad de Valparaíso, Osvaldo Corrales, detalló que hay dos fenómenos que se distinguen en este caso: "El usar las murallas como espacio de expresión es algo que viene en Valparaíso desde antes, y tiene que ver una cierta necesidad expresiva que tienen las personas de exteriorizar su subjetividad. Sea con el propósito que sea, como para poner un signo o símbolo ilegible, como para poner mensajes de distinto tenor, de contenido político, ideológico, religioso o de otro orden".
En ese sentido, Corrales agregó que "esto también se ve en la redes sociales, que es el mismo formato, pero en versión virtual. Donde la gente de algún modo se expresa pero también se descarga. Es decir, expresa sus frustraciones, su rabia o bien sus pensamientos y sus sentimientos".
Según el experto y sicólogo, actualmente vivimos en una época donde al expresividad está muy a "flor de piel" y es muy importante para las personas. "Yo diría que la gente entiende esto como parte de la libertad de expresión. Y ser libre, para una buena parte significa poder decir lo que uno quiera, donde quiera y a la hora que quiera".
"Y por lo tanto, parece que todo vale la pena. No vale la pena guardarse nada, porque todos necesitamos expresarnos. Y eso viene de una transformación más global, que no es solo una necesidad de expresarse sino que quiero que mis opiniones y mis ideas sean parte de la deliberación pública y política que incidan en la transformación social", concluyó Corrales.