Nicolás Arancibia Bórquez
Nada estaba normal. Santiago Wanderers y Ñublense debían dar hoy el puntapié inicial de la vigesimonovena fecha del torneo de Primera B en el estadio Elías Figueroa Brander, sin embargo, las horas previas al encuentro se alejaban completamente de lo que normalmente sucede antes de cada uno de los partidos que los caturros afrontan en condición de dueños de casa.
A eso del mediodía de ayer, el plantel chillanejo llegó hasta las dependencias del hotel Diego de Almagro ubicado en el centro de la ciudad, con el fin de comenzar su proceso de concentración previo al compromiso. A la misma hora, el equipo dirigido por Miguel Ramírez entrenaba en el césped del coloso de Playa Ancha.
Hasta allí todo parecía habitual, excepto por el importante hecho de que la gobernación de Valparaíso, a menos de 24 horas de que el balón supuestamente comenzara a rodar, aún no había dado la autorización oficial para que el cotejo se llevara a cabo.
Recién pasadas las 15.00 horas, el departamento de comunicaciones de la a Gobernación Provincial de Valparaíso confirmó que "oficialmente se autoriza la realización de los partidos que disputarán Santiago Wanderers y Everton. Asimismo, se solicitó a Carabineros el resguardo en el entorno de los estadios y a los clubes, que estén a la altura de garantizar la seguridad dentro de los recintos, tanto para los hinchas como para los jugadores y trabajadores. Además, se hace un llamado a quienes han realizado amenazas a que respeten a quienes quieren que vuelva el fútbol, al margen de las demandas sociales que se siguen y seguirán discutiendo por parte de la sociedad en su conjunto".
El problema radicaba que esta resolución fue entregada después de que se dio por suspendido el duelo entre Calera e Iquique (ver página 13), por lo que esperar la voz de la ANFP era lo más sensato. Wanderers, por otro lado, se enteró de este dictamen al mismo tiempo que los medios de comunicación.
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El plantel porteño llegó a concentrarse en las horas previas al compromiso, más allá de que Mauricio Viana y Miguel Ramírez, días antes, habían recalcado que, a su parecer, no era el momento de que el fútbol pudiese retomarse con normalidad.
Una vez suscitada la suspensión del compromiso entre caleranos e iquiqueños y a sabiendas de que el duelo que se jugaría hoy en el recinto de subida Carvallo iba a tener un aforo cercano a los 7 mil espectadores, es que los jugadores porteños decidieron cortar por lo sano.
"Conversamos como plantel y no nos vamos a presentar mañana (hoy) porque creemos que no están las condiciones", recalcó Mauricio Viana a través de un llamado telefónico, agregando además que "conversamos con Gamadiel (García, presidente del Sifup), pero independiente de lo que hayamos hablado, como plantel tomamos la decisión de jugar".
Finalmente y consultado sobre los costos de la decisión del equipo, el limachino indicó que "dirigentes, cuerpo técnico y jugadores estamos en la misma parada, que era la de no presentarnos".