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La calle Condell fue el patio de juegos de los delincuentes

Los saqueos empezaron a las 14.00 horas. Comerciantes damnificados no encuentran consuelo para la situación.
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Matías Valenzuela

El amanecer de la tragedia. Ayer en la mañana, los locatarios pudieron constatar con luz día los destrozos provocados por delincuentes en la noche del martes. El diagnóstico más repetido: pérdida total.

El caos volvió a apoderarse de las calles. La archi pisoteada calle Condell fue nuevamente la arteria más afectada. Caminar por sus veredas es enfrentarse con negocios quemados, destrozados y cercados por gruesas placas de metal.

Recorrimos las calles más dañadas, y el ánimo estaba bajo tierra. Los ojos vidriosos y abrazos apretadas se multiplicaban. En Pedro Montt, a la altura e la Plaza Victoria, hubo una cadena de negocios invadidos.

La tienda de electrónica "Luis Cortés" tenía un cierre que ya se lo quisiera la bóveda de un banco, pero no fue suficiente. La cortina estaba asegurada y soldada. El dueño mandó a fijar protecciones por dentro y por fuera. A lo largo habían crucetas de fierro laminado que hicieron férrea resistencia.

En las orillas de las estructuras metálicas habían marcas de golpes con combos y picotas, pero no pudieron abrir el fierro. Los saqueadores tuvieron tanto tiempo que pudieron insistir con los golpes en otro punto de la cortina, hasta que pudieron entrar. Se llevaron, literalmente, todo.

Al lado, había una tienda de artículos para celular, un punto de venta de Polla y una sucursal de Kodak, en donde el guión de la película fue prácticamente el mismo les pasó lo mismo.

"Esto no da para más, imagina que en el Luis Cortés tenían una fortaleza y entraron igual", dice un trabajador de la tienda fotográfica.

"abandonados"

El comentario general de los afectados apuntaba a una escasa o nula presencia policial. Afirman que los saqueos empezaron a las 14.00 horas, y se extendieron hasta las 22.00. Todo un día de robos sin control.

Pasadas las 06.00 de la madrugada, los comerciantes asiáticos que tienen negocios en Condell empezaron a vaciar sus vitrinas. Llenaban camionetas y se iban.

Con el correr de la mañana aparecían los comerciantes damnificados y los trabajadores a ayudar a limpiar. No había por dónde empezar, algunos locales quedaron compeltamente vacíos, eran cubículos despejados a los que solo les quedaban escombros y vidrios en el suelo.

Graciela Ulloa tuvo por 15 años el local de computación PC Driver. Confiesa que no sabe si es que va a tratar de recuperar el negocio o siquiera dejar la constancia en Carabineros.

"Este local está destruido, no sé por dónde empezar", lanza. Mientras sus colaboradores barren y levantan repisas vacías, ella relata lo que vivieron.

"Estaba cerrado, me llamaron y mis hijos que son grandes bajaron a verlo, pero no pudieron hacer nada contra ellos, era demasiada la turba, y estaban enloquecidos. Amenazaban a mi hijo, le decían 'si no nos dejai, te vamos a matar', entonces dicen que tuvieron que dejar no más. Destrozaron los muebles, todos. ¿Por qué tanta destrucción?, una ya piensa 'llévate la mercadería, pero no destruyas'. Perdí todo, yo tenía todas las cosas para la pascua, las cosas compradas para diciembre, aunque estábamos vendiendo nada, pero siempre nos adelantamos a la navidad", indica,

Después de ser robados, tuvieron que pagar a un soldador para cerrar el negocioy evitar que entraran a incendiarlo. Ayer tuvieron que volver pagar; esta vez para que les abrieran y poder hacer limpieza, y después de eso cancelaron un nuevo monto para dejar cerrado.

"Nos dejaron abandonados, no hay carabineros, no hay nada. No tienes apoyo, no te dicen qué hacer, nadie se acerca. Todo es tierra de nadie", finaliza.

Álvaro Gómez tomaba una escoba y con la mirada hacia el suelo, juntaba pedazos de vidrios. A plena vista se aprecia que es joven, mucho más joven que los otros locatarios. Cuenta que desde muy chico empezó a trabajar para poder ganarse el pan. Relata que empezó vendiendo adhesivos en el colegio Salesiano. Le tomó diez años poder consolidarse con un negocio propio. Todomovil, un local de venta de accesorios para smartphones del que no quedó prácticamente nada.

"Yo estuve aquí al lado de los saqueadores, obviamente no les dije que era el dueño del local, porque arriesgaba mi vida. No podía hacer nada, eran demasiados, por lo menos 300 personas, todos con fierros, palos, y hasta con hachas tratando de abrir los candados", relata el joven, agregando que en la mañana ya habían visto algunos indicios de lo que se les venía.

"Empezamos a ver gente dando vuelta, mirando y sacando fotos a los locales, andaban mirando qué faltaba por saquear, porque en esta cuadra hay local por medio saqueado", advierte.

Cuando empezaron los saqueos en la cuadra, dice que llamó a Carabineros en incontables ocasiones. O lo dejaban en tono de espera o le decían que iban en camino. Su negocio completamente vacío prueba que su llamada al 133 fue en vano.

La situación de calzados Bebecé es insólita. Siendo robados tantas veces, se aferraban al consuelo de que no los incendiaran. Ayer despertaron quemados.

"Apenas pasó la primera marcha, nos fuimos. Yo pensé que me podían saquear, pero no quemarme el local. Está todo quemado, el primero y segundo piso quemados. Ya me habían saqueado dos veces, ahora vino la tercero y más encima lo quemaron", dice Sergio Fernández, encargado del local.

Cuenta que con el propietario reforzaron en dos oportunidades la seguridad, pero no fue suficiente.

"La primera vez que entraron, tuve la suerte que andaba Carabineros así que solo me sacaron seis pares, y de ahí reforcé el local, después de otro saqueo, reforcé más todavía, por arriba y por abajo, y así y todo entraron y quemaron", explica el porteño.

Cuando llegó en la mañana, todavía quedaba olor a humo, restos de cartón quemado, y cenizas en la entrada. Varios de los zapatos robados estaban colgados por los cordones encima de los cables, al igual que ocurrió en el Hush Puppies de la misma calle. "La calle está entregada, hace tiempo que está así", dice con la voz quebrada.

Comercio unido

El presidente del grupo Comercio Unido, Héctor Arancibia, explica que se han quedado en la calle varias noches para cuidar sus negocios, pero lo que vivieron esa jornada fue sin precedentes. Nunca vieron tanto caos como esa trágica jornada para el comercio local.

"Tenemos un grupo de locatarios que nos quedamos todas las noches hasta que termina el 'leseo', por decirlo elegantemente. Normalmente nos vamos como a las 01.00 horas para la casa, el martes nos fuimos después de las 02.00; lo que se vivió ayer (martes) no tiene ninguna comparación con nada que haya pasado anteriormente. Es la peor noche de todas, fue una masacre de calle Condell, una verdadera masacre", sentencia.

El vocero de los comerciantes cifra en 17 los locales con daños solo en esa calle. Respecto de la presencia policial, comenta que "hubo un par de momentos en que se notó la falta de carabineros, pero esto es en toda la ciudad, entonces cuando tienes problemas en todas partes, y tienes que dividir las fuerzas especiales, las mandan a todas las zonas. Nosotros entendemos eso, nos gustaría mayor presencia, pero también entendemos la capacidad de ellos".

Asimismo, destaca que quienes protagonzan los saqueos no tienen nada que ver con el movimiento social. "Hacemos la diferencia del delincuente y el manifestante. El manifestante no está aquí en la noche, ellos ya se manifestaron en el día por las demandas que todos entendemos y compartimos, pero el que viene en la noche es un delincuente", señala Arancibia.

El dirigente agrega que "son grupos organizados para saquear, con herramientas y vehículos, incluso andan con estoques y armas de fuego, nosotros lo hemos visto todo. Un par de días más como el del martes, y nos quedamos sin centro en Valparaíso", asegura don Héctor.

Sobre el curso de acción a seguir, informa que están en reuniones con los comerciantes para definir cómo poder recuperarse de este remezón.