Cotillón y capitalismo

A propósito de una canción de José Luis Perales, Fabián Casas dice en un poema que a veces las malas lecturas suelen ser las más productivas, porque al no descifrar de manera literal lo que quiso decir el autor, abren caminos hacia nuevas interpretaciones. "Cotillón en el capitalismo tardío", el segundo libro de relatos de Joaquín Escobar, es eso: una mala lectura de los tiempos actuales. Una mala lectura, por cierto, en términos morales, que pone en entredicho los discursos políticamente correctos del progresismo bienintencionado y la fertilidad de las luchas identitarias en curso.

Si el cotillón es lo festivo -es decir, la actitud con que se enfrenta un determinado escenario-, el capitalismo tardío es el telón de fondo de una época definida por la pérdida de sentido y superficialidad. Pero esa actitud también tiene que ver con lo efímero de la celebración, cuya velocidad hace que la euforia dure el tiempo en que las challas son lanzadas al aire y caen de golpe en el piso.

Es así como viven los personajes de estos doce relatos, algunos de ellos ya presentes en su libro anterior. Por lo general, jóvenes de clase media provenientes de familias de izquierda, con cierto nivel cultural, que estudian carreras universitarias desvaloradas en el mundo del trabajo. Personajes clasistas y misóginos, que se resisten a perder los privilegios que sus padres han conseguido para ellos y, a la vez, sin ningún futuro por delante en el que puedan proyectar la posibilidad de vivir vidas mejores, porque son resultado del momento histórico, de la inmediatez y el individualismo.

Otros de ellos son exmilitantes de organizaciones políticas que combatieron la dictadura, donde el destino los vuelve a poner frente a sus verdugos pasados para saldar cuentas pendientes, esta vez en un ánimo en el que predominará la búsqueda de venganza por sobre la justicia.

Sin embargo, todos, tanto héroes como villanos, comparten un fanatismo común: la literatura y el fútbol. Pareciera ser que para Escobar la literatura es la forma en que sus personajes se apropian de sus vidas para vivirlas con intensidad, tomando la experiencia narrada por otros, y el fútbol la única comunidad posible en un mundo sin relatos. Un mundo en franca decadencia, en el que los partidos que defendían los intereses de clase desaparecieron y la preocupación por la política se hace con recetas light.

"Cotillón en el capitalismo tardío" es un libro que dialoga permanentemente con el Chile actual, aludiendo de manera constante a personajes de nuestra historia reciente o el estereotipo de estos mismos, en un lenguaje cargado de modismos locales, cuya prosa no arriesga en demasía porque su apuesta está centrada en la rapidez de la trama. Sus personajes carecen de definiciones psicológicas mayores, más bien están caracterizados por sus acciones, irracionales casi siempre, en las cuales el detonante es la impotencia frente a la necesidad de hacer algo sin saber qué. O quizá, por una mala lectura de sus contextos.