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Viñamarina se lució en la final del circuito nacional de gimnasia rítmica

Isadora Sáez logró salir campeona con clavas luego de tener un año marcado por complicadas lesiones.
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Sofía Navarro Martínez

Un año que partió complejo pero que terminó con una medalla de primer lugar fue el que tuvo la deportista viñamarina Isadora Sáez quien alcanzó la medalla de oro en clavas en la categoría Senior A, además de anotar el segundo lugar all-around de la misma sección.

Pero no fue un camino fácil, la gimnasta confiesa que para llegar a esta cita deportiva debió pasar por dos campeonatos en los meses de junio y agosto, a lo que se sumó estar un mes y medio alejada de las pistas por una lesión, por lo que los nervios previos a su participación se hicieron sentir. "Tuve que ocupar rodillera y bastón entonces estaba un poco nerviosa pero después, cuando salí campeona con clavas fue genial. El año pasado había salido campeona en conjunto y este año lo hice de manera individual", dice. Y al evaluar su 2019 le pone nota seis.

Su historia en la carrera de la gimnasia rítmica inició por casualidad y como un hobbie. Su abuela, buscando una actividad para que se entretuviera en su niñez, llevó a su nieta al taller municipal de Viña del Mar que se realizaba en 10 Norte. Previo a ello, la joven había practicado ballet, siendo ese su primer acercamiento a alguna actividad. Tras asistir a los cursos, Isadora se encantó y siguió su carrera en esta rama deportiva, se cambió de club a la academia de Gimnasia Expresiva donde milita hasta hoy.

Las barreras

Pero no todo ha sido color de rosas para la joven de la Ciudad Jardín. El factor económico y los problemas físicos se han convertido en las grandes dificultades para llevar su carrera sin problemas. "Me he lesionado varias veces. En 2016 estuve ocho meses sin competir por una microfractura entre la L4 y L5, en 2017 me lesioné los tobillos, tenía inestabilidad crónica en ambos y este año me luxé el hombro, a lo que se sumó el tobillo izquierdo. No soy gimnasta de elite, no represento a Chile y por lo mismo, uno tiene que correr con los gastos; en mi caso es mi mamá. Es muy caro, la resonancia de los exámenes, doctores", relata Isadora, quien aprovecha de agradecer al Centro de Kinesiología Neokin por el trabajo realizado en beneficio a su estado físico.

Pero el dinero también ha tenido consecuencias en lo deportivo. "El año pasado viajé a Argentina a un torneo y me fue bien, también fui a Punta Arenas y mi abuela se endeudó, todavía estamos pagando. A principios de diciembre tenía que ir a Antofagasta y no pude por falta de dinero", complementa la gimnasta.

El salto elite

La deportista, oriunda de Achupallas, ya piensa en lo que será su 2020. Dará la PSU para ver la opción de estudiar pedagogía en Educación Física, aunque ese plan podría quedar en pausa por las metas que se plantea en la gimasia rítmica, adelantando que "para 2020 me gustaría llegar a la final que organiza la Federación Nacional, quiero pasar a la categoría elite. El próximo año me dedicaré completamente a entrenar. Fue mi primer año compitiendo en esta categoría y al principio no creía mucho porque no me confío antes de competir, sino que voy paso a paso para no cometer errores".