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Sibaritas

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Helados York

Un clásico de Valparaíso, desde hace décadas, es ver a un señor de capa blanca recorriendo los cerros y el plan, que cargaba una caja en la espalda, haciendo sonar un cacho y entonando un cántico característico y, para muchos, muy esperanzador sobre todo en época de verano, que dice: ¡HELADO HELADITOOO!

Acto seguido los niños corrían detrás de él, dejando en pausa cualquier actividad que estuvieran realizando.

Recuerdo que en mi infancia pedíamos una moneda para ir raudamente cerro abajo a comprar helados, pero no cualquiera, sino que uno de esos productos que se alzaban como el amo y señor de este refrescante rubro: los Helados York, los cuales desde que tengo memoria ofrecen una rica variedad de sabores, tanto de leche como de agua, y de un palito o dos.

Los sabores más característicos continúan siendo, hasta nuestros días, los de Lúcuma, Coco, Frutilla, Chocolate, Plátano y Vainilla.

Un helado tan simple, pero a la vez tan especial. En mi caso el favorito por siempre ha sido el de Lúcuma.

Era bien divertido cuando venían familiares de otras ciudades, que no conocían estos helados, verlos intentar abrir el envoltorio y sacar el helado. Solo un buen porteño, como dice un amigo por ahí, sabe la técnica milenaria de cómo abrir bien un York: se debe soplar la bolsa hasta que el helado se desprenda totalmente del envoltorio.

Hoy la empresa, por exigencias sanitarias, lamentablemente tuvo que sellar este sobre que cubre al helado, sin embargo los porteños de corazón siempre recordaremos esa característica bolsa.

Hágame caso. Si aún no prueba estos helados y escucha por las calles de Valparaíso o Viña del Mar el clásico "¡Helado, HELADIIIIITO!, corra y pida su helado York, no se va a arrepentir.

"Recuerdo que en mi infancia pedíamos una moneda para ir raudamente cerro abajo a comprar helados".

dirección: Fárbica, calle Levarte 779, en la república independiente de Playa Ancha, Valparaíso.

precios: $300

[Cultura Urbana]

"La educación era pésima, hoy es lo mismo"

Juan Guillermo Prado, autor del libro que analiza los inicios del sistema en Chile, dice que no ha cambiado mucho y sigue con graves falencias.
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Francisca Avsolomovich - La Estrella de Valparaíso

Este viernes, el escritor y periodista, Juan Guillermo Prado presentará su libro, "Cosas de la Educación: anécdotas de la educación en Chile desde la Colonia hasta 1920", en la Feria Internacional del Libro de la ciudad jardín.

Su trabajo, de no ficción, rescata "anécdotas, cosas insólitas, curiosas, extrañas y desconocidas de la educación en Chile", como él mismo destaca, por ejemplo que "Rodrigo González Marmolejo, quien fuera el maestro de Inés de Suárez y probablemente unos de los primeros docentes en ejercer en Chile. O las tres Isabelas, quienes fundaron en Osorno la primera escuela para niñas, españolas e indígenas, en los remotos tiempos de la Colonia".

¿Por qué indagar en el sistema educacional de nuestro país? El periodista destaca: "Este año se cumplen 100 años de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria", efémeride que lógicamente invita a realizar un análisis de este siglo.

El libro presenta diversas fuentes documentales, entre ellas leyes, decretos, escritos de cronistas de la época y actas de diversas índoles. "Posee características propias de los libros clásicos de historia, que son la descripción de hechos, números y nombres, cosas precisas y concretas, donde quien quiera saber más pueda recurrir a las distintas fuentes que señalo", explica Prado, quien también aseguró que, "todo está fríamente estudiado y analizado".

En cuanto al tiempo que le llevó realizar este libro, el escritor dijo que, "no sabría decir, porque en la medida que va pasando el tiempo, vas encontrando cosas, guardando otras y después lo reúnes, a lo mejor pueden pasar diez o un año".

De igual manera enfatizó que, "esto es producto de distintas publicaciones que he hecho y que, de alguna manera, me llevaron a este tema".

Mala ayer y hoy

Frente al contraste en el escenario educativo de esa época y el actual, el autor expresó que, "la educación era pésima, hoy es lo mismo. Faltaban aulas, profesores. No hay nada nuevo bajo el sol".

Agregó, por lo demás, que "en aquella época, por ejemplo, existían escuelas donde había un docente, un aula y muchos niños y niñas que iban a la escuela, entonces se creó lo que se llamaban Escuelas Alternadas. Las niñas iban martes, jueves, sábado y los niños, lunes, miércoles y viernes".

"Hoy día hay más aulas y más profesores. Además, hace años que el trabajo de profesor es una carrera universitaria. En ese entonces, se formaban en escuelas normales, cosa que lamentablemente desaparecieron".

No obstante, al preguntarle sobre el movimiento NO + PSU que aconteció en los últimos días en distintas ciudades del país, declaró que, "me parece bien, pero no puedes negarle a los otros alumnos de rendir la PSU. Ahí hay un acto poco democrático".

Figuras femeninas

En cuanto a la presencia de mujeres en la historia de la educación durante esa época, Juan afirmó que "hay varias mujeres que hicieron mucho, sobre todo al comienzo de nuestra vida patria".

Señaló que, "algunas son anónimas, por ejemplo, las monjas que tenían en sus conventos escuelas. Nadie sabe de quienes eran, pero aparentemente fueron buenas escuelas".

Una de las figuras que destacó fue la de Françoise Delauneux, quien fundó un colegio laico para señoritas.

"Esa fue una de las escuelas para mujeres más importantes para Chile en el inicio de la época republicana", explicó.

Por otra parte, agregó que, "Gabriela Mistral fue fundamental. Fue profesora a los 14 años en distintos pueblos de la región de coquimbo".