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De las aulas al karate

Más de cuatro décadas lleva el sensei Raúl Puchi instruyendo a las nuevas generaciones de artes marciales. La jubilación de sus clases universitarias lo llevaron a avanzar en lo que es su sueño.
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Hace siete años, Raúl Puchi decidió jubilar de su trabajo como docente, decisión que no estuvo lejos de significar un descanso en su vida. Tras 37 años como profesor de Biología y Ciencias en la Universidad Santa María, decidió concentrarse en su labor como instructor de karate, disciplina que lo enamoró hace 44 años. "En un principio fue por pasión, pero después fue una forma de hacer una proyección profesional también", dice el experimentado deportista.

A los 22 años, Raúl tuvo su primer acercamiento al arte marcial bajo el interés de la defensa personal y practicar alguna actividad física. "En esos tiempos estaba con toda la vitalidad y juventud", recuerda el académico, quien al iniciar este camino, comenzó a ver sus metas cumplirse. "En ese tiempo miraba muy lejos ir a Japón, pero finalmente logré el sueño, la segunda vez fui con alumnos y a la tercera también, así hemos ido avanzando. Damos los exámenes para seguir subiendo de nivel y creo que estamos en un muy buen momento para poder hacer entender al medio que somos una estructura cultural y no solo deportiva", destaca Puchi.

Pero no siempre fue todo color de rosa. Los tiempos en que el sensei comenzaba a dar sus primeros pasos, el contexto social estuvo a punto de frustrar sus sueños, pero en las palabras de Raúl, destaca el haber salido adelante. "Mis inicios fueron durante la prohibición de las artes marciales en Chile pero dado que lo nuestro fue formativo y educativo, tuvimos un respaldo general de todas las personas que nos apoyaron en ese momento y pudimos continuar hasta el presente sin interrupciones".

De clase en clase

La experiencia Raúl la lleva en la sangre, prueba de ello es su sexto dan, evidencia suficiente de su calidad deportiva. Pero el camino tuvo complicaciones, gran parte de su carrera la debió conjugar con exámenes de grado y otras evaluaciones universitarias, aunque confiesa que aquellos espacios los logró llevar en equilibrio, afirmando que "cuando uno tiene los objetivos claros todo se vincula y se trata de hacer como si fuera un patrón de trabajo alegre de desarrollar, no divido los mundos, todo lo contrario, trato de mantener el orden nada más".

Y tal relación funcionó. Hace dos años el sensei se hizo sueño de un espacio que nació a punta de pasión con el aporte de personas que lo seguían en sus clases y exalumnos que se volvieron exitosos, quienes le devolvieron la mano de su conocimiento. "Es un lugar agradable donde van niños de 5 años hasta de 86 -yo le digo que es un niño de 86- que está bastante entusiasmado, eso demuestra que no hay límites, las clases se diferencian por carga física, se va dando lo justo. A los jóvenes se les exige un poco más, la carga física es mayor, se les exige un poco más. La carga física es mayor, se les enseña como compite en karate, el control y todo el marco del desarrollo y espectro que tiene esta actividad", describe Puchi.

Avance del karate

Los años de práctica han hecho del karateka ser un testigo presencial de como avanza la disciplina en nuestra región, en sus palabras lo valora y destaca al nivel universitario, describiendo que en esta categoría se está compitiendo bajo el reglamento internacional, a lo que se suma la preparación de las olimpiadas en Japón.

"Va dándose a entender que no solo es una actividad física sino contribuye a la formación moral y ética de las personas, apoya a los estudiantes en su formación cultural, etc", dice el deportista, agregando que "hay que ir entendiendo que el mundo ya es uno, no está dividido, por lo menos en las artes marciales".

Nada pendiente

Hoy Raúl disfruta de su academia y de la entrega de conocimientos, ve crecer a sus pupilos y los acompaña en su camino. Al ser consultado sobre sus metas a futuro, sale de lo deportivo para dar un carácter más personal.

"Mi objetivo siempre es estar con buena salud y estar enseñando, es lo que me apasiona. No solamente enseñamos sino que instruimos sobre ese algo y educamos, ese es nuestro norte, por eso hemos tenido cierto grado de éxito y avance en esto, tratamos de hacer lo más serio posible y de eso estamos muy orgulloso", y continúa, destacando en sus palabras un toque de humildad "ya cumplí mi sueño de ir a Japón y tener un grado alto en karate como es el sexto dan, que es muy difícil de obtener dentro de la Asociación Japonesa de Karate. Eso nos abre las puertas a nosotros para poder difundir y seguir promoviendo este arte marcial de karate do".

Sofia Navarro Martínez

La Estrella de Valparaíso