La pregunta de hoy
¿Cree que en febrero repunten las cifras del turismo
y la llegada de visitantes?
¿Cree que en febrero repunten las cifras del turismo
y la llegada de visitantes?
¿Está de acuerdo con que los trolebuses vuelvan a circular por Av. Pedro Montt?
Cuando hablamos de la Plaza Victoria, nos referimos a uno de los principales hitos de Valparaíso. Ubicada en un punto neurálgico, convergen en ella diversos esfuerzos. Es aquí donde se une calle Condell con Pedro Montt, poseedora además de grandes y añosas estatuas, emblemáticos edificios, muchos de estos donados por ciudadanos comprometidos con el progreso porteño.
Luego de la victoria en la batalla de Yungay (lo que sería el fin de la confederación entre Perú y Bolivia) la Plaza adquiere el nombre de Plaza Victoria, producto además de las celebraciones que se hicieron en el lugar.
Cuesta imaginar tanta carga histórica en un solo lugar, y sin duda para quienes se creen poseedores de reescribir la historia nacional y porteña, bien poco les interesa con su descabellado actuar vandálico.
La plaza victoria seguirá siendo un lugar histórico. Sin embargo veremos cuál será el resultado luego de esta "remodelación" en nombre de la fantasiosa revolución que parece extasiar a algunos mientras arrasan con el sitio de paseo y descanso de muchos porteños.
Mauricio Faúndez Peric
El temor por quedar fuera del plebiscito de abril ha provocado que, desde el pasado octubre a la fecha, nueve partidos políticos se hayan inscrito en el Servel. Un aumento exponencial en comparación a la misma fecha el año pasado. Entre ellos, los más populares han sido el polémico (y ahora huérfano) Partido por la Dignidad -que, al parecer, no era tan digno- y el reciente Partido Alternativa Feminista.
El pluralismo es bueno. Refleja una sociedad democrática, sana y abierta a la participación de diferentes posturas e ideologías. Sin embargo, no puede sino resultar un tanto ruidoso que ahora formar un partido se haya convertido en pan de cada día. Si este fenómeno continúa, podríamos atravesar una compleja fragmentación y banalización de la política, llegando incluso a entorpecer su propia participación en el proceso constitucional. Quien mucho abarca poco aprieta.
Nuevamente los hechos de violencia han azotado al país. Cuando el acento se encontraba en la agenda del Congreso Nacional, la destrucción y saqueos volvieron a asomarse. No es posible concebir un país que se encuentre amordazado por el vandalismo. Alterándose por completo el orden público, no hay agenda social que resista, ni progreso que se vea en el horizonte.
¿Hasta cuándo la clase política chutea la pelota de la violencia al córner? Las peleas de élite política, entre presiones y amenazas de acusaciones constitucionales, nada aportan al día a día de las personas. Éstas lo que esperan es una señal firme, de que el vandalismo y el pillaje no tienen lugar al interior de nuestra democracia. En consecuencia, es un deber aislar a quienes con silencios cómplices, o con actitudes matonescas como la del diputado comunista Hugo Gutiérrez, incentiven estos actos.
Bárbara Haas
José Luis Trevia
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