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Nadie quiere arrendar en el plan de Valparaíso

Varios departamentos y locales comerciales cercanos a las "zonas cero" están despoblados y los precios no bajan, pese a la situación crítica.
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Matías Valenzuela

Un paseo por el plan de Valparaíso basta para darse cuenta de que cada vez se ven más cortinas abajo y letreros de "se arrienda". Estos también aparecen en balcones de las torres más céntricas, desnudando la crítica situación del mercado inmobiliario, a más de cien días del estallido social.

Los comerciantes y arrendatarios que conviven con las marchas y protestas han decidido cambiarse, pero hay dificultades para poder encontrar nuevos arrendatarios para estas propiedades, tanto para viviendas como para locales comerciales.

Héctor Arancibia, presidente del grupo Comercio Unido, cuenta que los comerciantes han tenido dispar suerte. Explica que en el perímetro desde el Reloj Turri hasta la plaza Victoria, los rangos de arriendos mensuales van desde el millón hasta los dos millones.

Producto de la contingencia social de los últimos meses, afirma que la posibilidad de recibir alguna ayuda depende de la consciencia del dueño de la propiedad.

"Hay algunos dueños de locales que son bastante conscientes, pero también hay otros que no están ni ahí con lo que está pasando. Tenemos varios casos en que se ha tratado de conversar con los dueños, solicitar algún tipo de descuento o atención que pueda llegar, pero hay algunos que están completamente cerrados y dicen que no. Incluso hay casos en que se han llegado a subir los arriendos, según lo que se estipula en los contratos", cuenta, y añade que hay casos de negocios saqueados y destruidos que han tenido que pagar el arriendo a pesar de no poder estar funcionando.

Advierte que hay un pequeño grupo de dueños que sí han tenido consideración por la contingencia, como es su propio caso. Dentro de este grupo, se han ofrecido descuentos en los pagos o hasta se ha perdonado un mes de arriendo. "Somos los menos", sostiene.

Lejos del plan

Desde la corredora CDS Propiedades, Marcela Riquelme cuenta que "la demanda de arriendos se ha visto afectada bastante en el tema de que no se sabe lo que va a pasar con la economía, la gente por lo general no quiere arrendar su propiedad por la incertidumbre de que la gente vaya a quedar sin empleo, de cómo van a poder cubrir los arriendos".

Explica que los arriendos en el plan se fueron en picada, pero hubo un repunte en otras comunas del interior. "Hay sectores más afectados que otros. En Valparaíso, si hablamos de la parte comercial del centro, donde se ha concentrado más este tipo de eventos, es la parte más golpeada. La gente está buscando más en los interiores, Quilpué o Villa Alemana", comenta.

Como ejemplo, cita el caso de la torre Geopark, a un costado del hospital Van Buren. Indica que a esta altura del año, tenían diez departamentos para arrendar, y todos con reserva confirmada para el mes de marzo. Este año solo tienen cinco, y ninguno con reservas.

Respecto de la progresión de este fenómeno, cuenta que el decaimiento inmobiliario empezó a sentirse "inmediatamente después del 18 de octubre, empezaron las bajas, la gente se asustó mucho. Estuvimos paralizados todo noviembre y diciembre con poco movimiento. No teníamos llamados telefónicos, la gente no se acercaba para entregarnos propiedades. Hubo un temor muy grande por parte de la gente".

Sobre el nivel de los precios, aclara que hay departamentos con rebajas de hasta un 20%, pero varios de los dueños han preferido poner sus propiedades en venta.

Oferta y demanda

Para Nicolás Izquierdo, Subgerente de Planificación de Mercado Libre Clasificados, este tipo de situaciones sociales afectan a la economía en muchos niveles.

"Cuando hay momentos de crisis en cualquier país, todos los sectores se ven afectados y el rubro inmobiliario no es la excepción. Tras el 18 de octubre y como consecuencia casi inmediata de la crisis, lo que hemos observado en algunas zonas del país, como la capital, por ejemplo, es que las personas prefieren esperar antes de concretar una compra importante, como es el caso de un inmueble. Esto justamente, influye en el arriendo, ya que es una operación que se siente más segura en momentos de incertidumbre económica".

Desde una perspectiva más académica, el docente de la Universidad de Valparaíso y economista, Diego del Barrio, señala que "antes del estallido social, los créditos hipotecarios tendían a la baja, las tasas de interés iban a la baja; pero después del 18 de octubre los bancos volvieron a subir las tasas hipotecarias por el riesgo de no pago. El mercado bancario ve con mayor riesgo la pérdida del poder adquisitivo de las familias, por el tema del desempleo".

Ante este escenario, el profesor pone en duda una eventual baja en los precios de los arriendos, al menos no una importante.

"No creo que los precios de las viviendas vayan a disminuir, porque va a haber menos inversión inmobiliaria, o sea, menos construcciones, por lo tanto la oferta de viviendas se va a mantener, por lo cual se van a mantener los precios", explica.