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El salto de Gigena y el susto de los jugadores extranjeros

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Los extranjeros, poco habituados a los terremotos y la naturaleza sísmica de nuestro país, pasaron miedo aquella noche, especialmente los jugadores foráneos en los planteles de Everton y Wanderers. Tal vez la historia más sorprendente fue la del argentino Rubén Darío Gigena, el jugador de Wanderers, quien relató a un diario de Bahía Blanca que se lanzó desde un cuarto piso en pleno terremoto para salvar a sus hijos. "Me llevé al mayor (Tomás, 7 años) hacia la ventana y como la mampostería no paraba de caer del techo, decidí tirarme desde el cuarto piso a un hall que había unos dos o tres metros más abajo. Me lastimé las dos rodillas pero al menos pude amortiguar el golpe a mi nene", contó el caturro. "Fue lo que peor que me pasó en mi vida", agregó el asustado atacante.

En Everton, en tanto, los jugadores argentinos Mauro Bogado y Juan Manuel Olivares, y el uruguayo Mauro Guevgeozián abandonaron sus departamentos en edificios de altura y se refugiaron en la Casa Oro y Cielo por algunos días.

Otros jugadores del plantel partieron rumbo al sur pues tenían familiares en la zona más afectada, como Lizandro Henríquez, que viajó a Concepción.

Escuela Barros Luco: una larguísima espera

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El edificio de calle Victoria que alberga a la escuela de niñas Ramón Barros Luco sufrió graves daños en el terremoto de 2010, que lo hicieron inhabitable. Las alumnas fueron desplazadas temporalmente hacia dependencias de la Scuola Italiana de Valparaíso y se inició un proceso de restauración del inmueble que ha sido, a lo menos, tortuoso.

Diversos incumplimientos de contrato e irregularidades han hecho fracasar en tres oportunidades el proyecto. En octubre pasado, la municipalidad puso término anticipado al contrato con la empresa constructora Puerto Principal, a cargo de la restauración, acusando incumplimientos e irregularidades, además del atraso de las obras, que fueron abandonadas en septiembre. La misma empresa ya había abandonado las obras en 2012, durante la primera licitación.

El edificio sigue abandonado, con un 60% de avance de la restauración, y el Consejo Regional aprobó 350 millones de pesos más para concluir, tras una década, con el arreglo del inmueble y el ansiado retorno de las alumnas.

Hermanas y madre de porteña que murió en JF fueron indemnizadas

En 2016 la justicia estableció que hubo "falta de servicio" del Estado por no alertar oportunamente de un tsunami.
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Belén Velásquez N. - La Estrella de Valparaíso

María Angélica Erices Oñate, de 35 años a febrero de 2010, fue una porteña que murió luego que aquel 27 de febrero no alcanzara a evacuar desde su casa, ubicada en el archipiélago de Juan Fernández, donde un devastador tsunami llegó 51 minutos después de registrarse el terremoto.

El movimiento telúrico no fue percibido por las personas en el sector insular, por lo que éstas no pudieron adoptar las medidas de emergencia necesarias y tampoco se emitió de parte de las autoridades una oportuna alerta para evacuar, por lo que el fallecimiento de la mujer -y de otros tantos isleños- se judicializó.

En el caso de María Angélica, la Corte Suprema ordenó al Fisco a pagar la suma de $110 millones "por concepto de daño moral" a las tres hermanas y mamá de la víctima. Sus familiares aún se encuentran residiendo en Valparaíso, específicamente en Playa Ancha.

Según información recabada días después de la tragedia, Erices Oñate vivía hace 17 años en Juan Fernández, donde trabajaba en la Municipalidad. Constantemente viajaba entre Valparaíso y el territorio insular, donde la mujer residía junto a su hija de entonces 17 años y su nieta de dos meses.

Falta de servicio

Respecto del fallecimiento de María Alejandra, se estableció en el fallo judicial que "existen elementos de juicio suficientes para establecer que ambos organismos (Onemi y Shoa) del Estado desplegaron un servicio de comunicación deficiente y no ajustado a los protocolos vigentes respecto de la alerta de maremoto que debía ser entregada a la población de Juan Fernández".

Agrega la resolución judicial que "sin perjuicio de la gravedad del sismo, resulta evidente que tales reparticiones públicas no desarrollaron con eficacia las labores de prevención, coordinación y auxilio que el ordenamiento jurídico les había encomendado ante situaciones de catástrofes, todo lo cual permite afirmar que se incurrió en falta de servicio".

Lo anterior, entre otras cosas, fue fundado en que -según testimonios- "a la víctima le habría bastado un minuto para alcanzar la zona de seguridad" considerando la ubicación de su vivienda.

Teatro Municipal de Viña: 90% de avance

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Mejor suerte que otros edificios dañados ha corrido el Teatro Municipal de Viña del Mar. Aunque sigue cerrado desde 2010, tras el terremoto, ya lleva el 90% de avance en la restauración, que costó 7 mil millones de pesos, y debería ser reabierto este 2020.

Recientemente, la municipalidad debió terminar el contrato con la empresa constructora Puerto Principal (la misma de la escuela Barros Luco) debido a incumplimientos e irregularidades, lo que retrasará la reapertura y obligará a licitar nuevamente las terminaciones.

La restauración del edificio contempló, además de los arreglos estructurales, la recuperación de la ornamentación, detalles y hasta telón del emblemático recinto cultural.