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Hoteleros porteños piden señal al gobierno para reactivar industria

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Guiándose por las recomendaciones de la OMS en ese tiempo, la Asociación Gremial de Hoteleros de Valparaíso sacó el ocho de marzo su primer protocolo ante la amenaza del coronavirus.

"Esperamos por mucho tiempo un protocolo oficial, que llegó muy posterior y a través de las redes sociales, cuando lo anunció el ministerio, pero como hoteleros nadie nos dijo qué protocolo usar", explica Verónica Castillo, presidenta del gremio.

Luego vinieron otras restricciones, que llevaron finalmente a los 18 hoteles de Valparaíso que pertenecen a la asociación a cerrar sus puertas a contar del 20 de marzo.

Así se encontraron con la extraña situación de no llamar a los turistas a visitar la ciudad para evitar más contagios.

Ahora con sus puertas cerradas, la mayor preocupación son sus trabajadores."Tenemos una responsabilidad y un compromiso con ellos. Vemos que falta un esfuerzo de gobierno para que los trabajadores tengan alguna tranquilidad para irse. Esperamos que ya para la próxima temporada en octubre tengamos nuestros hoteles funcionando para empezar a reactivar la economía. En otras ocasiones el Estado ha subvencionado a empresas y bancos en crisis, hoy día es hora en que el Estado de verdad tome en consideración esta industria", afirmó la presidenta de los hoteleros porteños.

"Blanca Nieves" se la jugó con producción de 4.000 mascarillas

Atendiendo la emergencia sanitaria, ordenaron un incremento en la producción.
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Matías Valenzuela

El tradicional "Blanca Nieves", uno de los pocos negocios de la tradición porteña que subsisten en la actualidad, ha atendido la emergencia sanitaria que vivimos desde hace más de dos semanas en todo el país, con un esfuerzo para producir ese implemento que todos estamos utilizando: las mascarillas.

Juan Alberto López, uno de los socios y jefe de uno de los locales, cuenta que desde siempre han ofrecido las mascarillas como parte de su servicio, además de trajes clínicos para profesionales de la salud, y otros elementos, pero atendiendo la contingencia, decidieron acentuar la producción y venta de este elemento tan requerido.

"Siempre lo hacemos, es parte de nuestro servicio, vender mascarillas para el área hospitalaria y gastronómica. Ahora, en estas tres semanas, yo quise hacer un apoyo porque había escasez en el mercado, entonces quiero ayudar a contener esto", explica.

Por todo esto, aceleraron el proceso de producción para fabricar 4.000 mascarillas en un periodo de aproximadamente dos semanas, las que se venden a clientes de tradición y público en general.

¿El precio?, el mismo de siempre, según cuentan: $900. "No las vendemos más caras porque no soy usurero, no soy chanta; quiero aportar, por eso traté de hacerlo. Hicimos un esfuerzo de producción, a pesar de que somos una Pyme, si todos aportamos, logramos avanzar", asegura Juan.

Respecto del producto en sí, cuenta que se puede lavar y volver a utilizar sin problemas. "Es de una tela que se llama poplin, que es la que habitualmente usamos en ropa clínica, es una tela más bien acrílica. Cumple con la norma y es lavable, debieras lavarla cada cuatro horas".

Contingencia

Sobre el funcionamiento del comercio en estos días, Juan manifiesta que se han tenido que adecuar a los tiempos actuales. Afirma que la venta de mascarillas ha ido bien, recibiendo algunos pedidos grandes desde Santiago incluso, pero advierte que la falta de público en el plan es evidente, calcula que se está vendiendo un 20% de lo que sería normal en este periodo de un año sin pandemia. Por lo mismo, han ido reduciendo los horarios progresivamente según el flujo de gente.

"Reducimos los horarios. En las últimas dos semanas hemos acotado los horarios, empezamos cerrando una hora más temprano, luego dos horas, y ahora lo cortamos a media jornada", afirma el jefe de local, y agrega que están respetando exhaustivamente las medidas de seguridad e higiene.

Las trabajadoras tienen la instrucción de usar alcohol gel después de cada venta, y los turnos de entrada y salida fueron fijados en los horarios donde no hay tanto tráfico vehicular, para evitar que se expongan a contagios. Actualmente funcionan de 11.00 a 15.00 horas. "Después de las cuatro de la tarde, no hay nadie en las calles", indica.

De momento, solo funcionan dos de los tres locales (Victoria #2336 y Condell #1213). El de Viña del Mar tuvo que ser cerrado temporalmente, ya que irónicamente dos de los tres jefes de local están en cuarentena. Uno por ser parte de la población de riesgo, y el otro porque asistió a un matrimonio donde uno de los invitados dio positivo al virus.

Agrega que se están esforzando para poder seguir funcionando pese a todo, ya que entre todas las sucursales, dan trabajo a 22 personas que han seguido con su labor sin falta.. "Estamos tratando de mantener la empresa, porque tenemos una responsabilidad social con los trabajadores", ilustra.

900 pesos cuestan las macarillas confeccionadas en Blanca Nieves.