Quillotano crack del balonmano vive la cuarentena en Cataluña
Fue contratado por un club cerca de Barcelona por su talento para el handball, pero la pandemia que golpeó fuerte en España lo tiene confinado en su casa.
Claudio Morales Salinas
Calella es un municipio costero de la provincia de Barcelona, aunque no está dentro de la urbe catalana y apenas supera los 20 mil habitantes. En ese rincón de cataluña está el joven quillotano Joaquín Jorquera, quien de chico comenzó a jugar balonmano tras descartar otros deportes que también le gustaban, como el fútbol y el básquetbol.
Al alero del colegio Nuestra Señora del Huerto desde los 8 años, y después en el naciente Club de Balonmano Quillota, Joaquín comenzó a demostrar talento en el deporte de los goles con la mano. Así dio el gran salto a España. Lo llevaron hace dos años para verlo entrenar allá, "luego regresé a Chile y hace unos meses me contrataron en el Unió Esportiva Handbol Calella, ya que el entrenador Toni Guijarro me conocía de cuando estuve en el club Sant Joan Despí, y aquí estoy", cuenta este veinteañero deportista.
Con el equipo de Calella juegan una Liga en la que estaban haciendo buena campaña, y con el quillotano como único extranjero en su categoría ("junior que acá se llama senior"), al mejor estilo de la serie de Netflix Las del Hockey. Pero, obviamente, que toda la competencia quedó suspendida ante el agresivo impacto que ha tenido la pandemia del COVID-19 en el país ibérico, situación que tiene a Jorquera confinado en un pequeño departamento.
En ese lugar, el joven deportista trata de seguir las videoconferencias para hacer ejercicios a distancia con sus compañeros de equipo y su entrenador, y por supuesto que utiliza la misma tecnología para comunicarse todos los días con sus padres y familia que están muy pendientes de él en la villa Reina Ana, detrás del colegio Diego Echeverría en Quillota.
Se cuidan mucho
Y si en un primer momento la preocupación de Joaquín Jorquera era entenderse con los naturales de allá, que hablan catalán -"ya los entiendo mejor, el siguiente paso es hablar el idioma"-, ahora el asunto es estar en cuarentena a la espera que los estragos de la pandemia queden atrás.
El jugador explica que tiene un doble contrato en el club UEH Calella, "ya que aparte de jugar, también les hago clases a los niños del club y me pagan por las dos cosas. Me da para vivir, aunque acá la vida es muy cara, y siempre recibo la ayuda de mis padres. La competencia de handbol acá lleva como dos meses detenida. En el club pagaron el primer mes, pero nos dijeron que de aquí en más van a tener problemas, por falta de fondos... mi familia será más importante aún".
De esta manera, Joaquín debe permanecer en su lugar de residencia, donde al menos tiene un balcón con vista a la ciudad. "Salgo a comprar una vez a la semana para tener las cosas necesarias. España ha sido uno de los países más afectados por la pandemia, aunque la región de Cataluña se ha visto menos complicada que Madrid, por ejemplo, pero es la segunda región del país con más infectados. Igual aquí en Calella no hay tantos contagios, porque estamos fuera de la ciudad de Barcelona misma, pero de todos modos nos cuidamos mucho. El departamento lo mantenemos súper limpio, todos cooperamos para que nadie se enferme", cuenta Jorquera, quien agrega que "lo mismo pasa en todo el edificio, con los vecinos, todos ayudan para que la gente que trabaja en la salud no reciba más casos".
Este crack del balonmano soporta todo con tranquilidad, y asegura que no se le ha pasado por la cabeza la idea de regresar, porque está en la cuna del balonmano. "Nunca pensé que me iba a tocar vivir una cosa así, y lejos de mi familia, pero lo tomo como una experiencia que me hará más fuerte. Espero que pase todo esto, trato de mantener la mente ocupada, hago aseo, cocino, entreno, veo series; y así se van los días", cierra este quillotano atrapado en Cataluña.
La Estrella Quillota - Petorca