Damnificados del 24-D atraviesan dura cuarentena
Vecinos de San Roque y Rocuant, que perdieron sus hogares en el fuego, viven en precarias condiciones.
Han transcurrido más de cuatro meses desde el triste incendio del 24 de diciembre pasado, y algunas de sus víctimas se mantienen en difíciles condiciones durante la pandemia.
El gobierno anunció que se repartirían distintos bonos a los porteños que perdieron su casa en el siniestro. Algunos lo recibirían ajustados al presupuesto del 2019, y otros con el de 2020. Son estos últimos los que tendrían problemas.
"Tenemos 41 familias que no han recibido el bono de enseres, ni el de arriendo y acogida, que son cerca de 300 mil pesos mensuales, para que tengan un lugar digno donde vivir. Lamentablemente estas 41 familias ya no pueden sostener esta situación", explica Marcela Yáñez, vocera del "Movimiento Ceniza", que agrupa a los vecinos de la zona incendiada.
Marcela comenta que según fue informada, el 15 de marzo deberían haber recibido los pagos, cosa que no ocurrió. Argumenta que ha solicitado una explicación sobre la situación, pero no le dan información clara.
Desde la Intendencia, Regional se informó que el tramite para depositar los pagos ya está en proceso, y estos deberían estar pagados en el corto plazo.
Precariedad
La vocera explica que entre los damnificados, hay familias en estado de vulnerabilidad, y que deben vivir en condiciones de precariedad. Adultos mayores, enfermos crónicos, y gente que pernocta literalmente sin techo.
"Tenemos varias situaciones, hay gente viviendo de allegada, sin poder aportar donde está; hay familias que a fin de mes tienen que volver al terreno porque ya no pueden seguir pagando el arriendo, ellos van a volver con carpas; y tenemos un caso súper complejo de vecinos que están viviendo en los terrenos, en condiciones paupérrimas", relata.
Uno de estos casos es el de Cecilia (55) y Patricio (64), que deben vivir en una suerte de construcción que improvisaron donde estaba su casa antes de quemarse. Es el esqueleto de una casa, sin puertas, ventanas ni techumbre.
"No tengo puerta ni paredes. Nos tapamos con puras frazadas", explica Cecilia, quien padece diabetes, anemia y tiene problemas a la tiroides.
Su esposo está cesante, y ella no puede trabajar por su estado de salud. Sobreviven gracias a cooperaciones de vecinos y algunos familiares.
Hace un par de días, cuando hubo una llovizna en Valparaíso, tuvieron que resguardarse con unos plásticos que les regaló una vecina para protegerse del agua. (ver foto).
Ni hablar de la posibilidad de tener mascarillas o guantes de látex. Actualmente no es de sus prioridades.
"Me gustaría que alguien subiera a ver en las condiciones en que dormimos, nadie nos ha ayudado con nada", expresa.
Sin luz
En San Roque, algunos de los damnificados tienen problemas con el suministro de energía eléctrica. Por ejemplo, Angélica Navarro, de la población Hernán Mery, relata que se vio obligada a colgarse del tendido eléctrico, porque no tienen instalaciones eléctricas. Su hija, Marcela, padece cáncer y necesita una alimentación especial. "La luz es lo que más necesito, tuve que colgarme de los focos del poste, esos postes cuando se prenden en la noche, me llega luz a la casa. Ahí recién puedo enchufar el refrigerador, y congelar la carne, para que se mantenga durante el día", señala.