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[Cultura Urbana]

Fotografías rescatan el oficio de los salineros

El Museo Baburizza acaba de inaugurar una muestra virtual con el trabajo del artista José Luis Rissetti, que retrata la cosecha de sal de mar en Cáhuil.
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Marcela Küpfer C.

A unos 15 kilómetros de Pichilemu, ciudad costera de la Región de O'Higgins famosa hoy por ser la capital del surf, se encuentra Cáhuil, una pequeña localidad ubicada en la desembocadura del bello estero Nilahue. Es un curso de aguas prístinas que alberga un humedal y donde, a simple vista, pueden verse cisnes y muchas gaviotas cáhuil, que dan su nombre a la localidad. A poco avanzar, el visitante se encuentra con unas curiosas estructuras que asoman en orillas del agua. Son algo así como parcelas delimitadas por pequeños muros de tierra, en cuyo interior hay agua. De pronto, por aquí y por allá, aparecen a la vista algunos montículos de blanco refulgente. Es sal. Sal de mar, para ser más precisos, que se obtiene a través de un oficio antiquísimo que practican y mantienen vivo, precisamente, los salineros de Cáhuil.

Es un oficio que data de la Colonia y antes. El trabajo es arduo y toma varios meses. En pocas palabras, durante los meses de invierno el agua de mar invade el cauce del estero Nilahue. Los salineros atrapan el agua de mar en los "cuarteles", esta especie de parcelas o diques de unos 20 metros cuadrados que construyen en la orilla del estero. A través de un sistema de compuertas, y a medida que el calor del verano va evaporando el agua, los salineros logran recolectar la sal de mar de forma completamente artesanal y natural, sin ningún procedimiento industrial. La sal, que emerge en pequeños terrones, es acumulada en montículos y luego vendida a orilla del camino, para quienes pasan por Cáhuil.

Sobrevivir

En 2012, el fotógrafo José Luis Rissetti comenzó a visitar la zona de Cáhuil. Hijo de un fotógrafo autodidacta, de quien heredó el oficio, se interesó en retratar una actividad que, por entonces, estaba en franca extinción -hoy en parte mejorada gracias al turismo-.

"Estuve entre 2012 y 2014 yendo a Cáhuil, a hacer fotos pero también a ganarme la confianza de los viejos, a indagar la situación. La sal en ese período estaba en una decadencia tal que la probabilidad de que siguiera subsistiendo era remota", reconoce Rissetti, quien acaba de inaugurar una muestra virtual, denominada precisamente "La sal", en el Museo de Bellas Artes Pascual Baburizza, de Valparaíso. Dado que el museo está cerrado por la pandemia, las fotos se pueden ver en el sitio web de la institución.

"Me vi en la necesidad de empezar a graficar esta actividad, que habla un poco de la decadencia de un oficio, a través de los viejos salineros pero en particular de don Manuel, quien sigue trabajando, pero no hay una herencia para este oficio, y si la hay es muy poca", cuenta el artista.

De hecho, varias fotografías de la muestra reflejan esta sensación de nostalgia y decadencia, con objetos que se hunden en el fango de los cuarteles abandonados o carretillas que se oxidan a la orilla del estero.

Pero la muestra también sirve como registro de un oficio que ha subsistido casi en contra de la corriente y cuya producción -la sal de mar- hoy ha vuelto a ser valorada.

"Cáhuil tiene una belleza natural que creo que en muy pocos lugares se da y tiene un atractivo increíble, los cuarteles en distintas horas del día van tomando tonalidades, funcionan como espejos, hay tonos rosas, rojos, preciosos, todos alucinamos viendo los cerros de sal blanca, pero más aún pensando que todo ese ejercicio lo hacen personas, no una máquina. Hay una lucha por sobrevivir como oficio frente a la industrialización, pese a lo precario que es este proceso", reflexiona Rissetti.

Museo virtual

42 fotografías componen la muestra "La sal", del artista José Luis Rissetti, que se puede ver en el sitio web del museo www.museobaburizza.cl. Debido a la pandemia de coronavirus, los museos han cerrado sus puertas al público, pero siguen haciendo actividades en forma virtual.

En Serie

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por Marcela Küpfer

Sajones vs. vikingos

La serie "Vikings" puso de moda la cultura nórdica con las aventuras de Ragnar Lodbrok y su parentela. Tal vez por primera vez una serie de televisión se acercaba a una cultura antigua que, hasta entonces, solo había sido vista desde el punto de vista de los antagonistas, como meros asesinos y saqueadores.

Sin embargo, el esfuerzo de "Vikings" palidece ante "The last kingdom", seria basada en la saga de libros "The saxon stories", que recrea las largas luchas y alianzas entre sajones y vikingos durante la Edad Media y en los siglos anteriores al nacimiento del Reino Unido.

"The last kingdom", cuya cuarta temporada fue recientemente estrenada por Netflix, tiene una columna vertebral histórica que supera con creces a "Vikingos", pues se inspira en las crónicas del rey Alfredo el Grande, gobernando de Wessex desde 871 hasta su muerte y quien fue el primer rey anglosajón, pues logró unificar las naciones de anglos y sajones, piedra fundamental de lo que sería Inglaterra en el futuro.

Alfredo pasó a la historia por su férrea defensa del bastión anglosajón en contra de los vikingos, que por oleadas llegaban a la isla de Gran Bretaña para conquistar nuevos territorios.

Estos hechos históricos están condimentados en la serie con la aparición de Uthred de Bebbamburg, un héroe de ficción que tiene la particularidad de reunir lo mejor -y a veces lo peor- de ambas civilizaciones. Raptado de niño desde su natal Northumbria (uno de los antiguos reinos ingleses, considerado precisamente "el último reino", pues fue el último en sumarse a la unión de la Gran Bretaña), fue hecho esclavo por los vikingos y creció como uno más de ellos, asimilando todas sus costumbres y sus creencias. De adulto vuelve a Gran Bretaña con la intención de recuperar su reino, arrebatado por un tío, pero en el transcurso de los años se convierte en una pieza clave en la compleja trama de guerras, alianzas y pactos entre ingleses y vikingos. Siendo un luchador fiero y admirado, Uthred se convierte en un héroe solitario, acompañado solo por un puñado de fieles y disímiles compañeros, guiado solo por sus instintos y principios, respetado y odiado por igual, pero siempre a la sombra de la historia de quienes detentaron el poder. Esta idea de transitar por las crónicas sajonas como un héroe anónimo, del que nadie escribirá ni una palabra, hace aún más atractivo el personaje de Uthred, quien finalmente se transforma en el detonante que hace girar las ruedas de la historia.

"The last kingdom" es un relato adictivo que no se queda solo en la aventura y la épica; por el contrario, muestra las trastiendas del poder, las traiciones, los sacrificios y también la astucia de quienes piensan en grande.

título: "The last kingdom"

creador: Chrissy Skinns

dónde verla: Netflix