Este período de incertidumbre nos ha permitido apreciar las distintas reacciones de las economías del mundo, para mitigar lo que más se pueda los efectos del COVID-19.
Independiente del resultado que se obtenga, el objetivo final de todas ellas es fomentar la construcción de triángulos virtuosos entre consumidores, Estado e inversionistas, dejando de lado los círculos de poca sinergia, que muy a menudo terminan en espirales sin retorno.
Un ejemplo claro de estos espirales se ha registrado en la industria de la energía, y particularmente en economías de países desarrollados, que basan su reactivación en fuentes de bajo apoyo gubernamental, y cuya obsolescencia es cosa de tiempo, como la energía nuclear.
Como ciudadano checo que visita Chile con frecuencia, puedo dar fe que este país está dando pasos correctos y decisivos en energía, con políticas que no ceden frente a la incertidumbre, que siguen orientadas al largo plazo y no pierden de vista la meta final de descarbonizar la matriz.
Sin ir más lejos, Chile hoy es el cuarto país del mundo con mayor penetración de energía solar para satisfacer la demanda eléctrica, con un 8,5%. Doblemente meritorio, considerando lo tentadores que pueden ser combustibles como el petróleo o el gas, con precios inéditamente bajos.
Esto confirma que la industria chilena de energías limpias es extremadamente madura y apunta a generar un triángulo virtuoso, convirtiendo al país en un ejemplo mundial y digno de observar incluso por las economías más desarrolladas del planeta.
Canastas básicas
En nuestro país, el gobierno, ante la hambruna presentada en algunos lugares, desea disponer de canastas básicas con alimentos. Craso error, el chileno ha demostrado su nula cooperación en el aspecto de combatir la pandemia. Con su tozudez, porfía y desacato ha logrado que la pandemia se extienda más de la cuenta y nos ataque con más fuerza. Con esto de las "Canastas", sólo ganaran los de siempre. Los que tienen las manos más largas y los "listos" que no faltan en nuestro país. Las ancianas y ancianos, como siempre, no recibirán nada. La solución es otra, más efectiva y más económica. "Las ollas comunes", en las cuales, las mujeres tienen la palabra, son más sensatas, avispadas y democráticas, que los hombres, que lo único que han hecho en estos meses, es quejarse y no hacer nada.
Uso y abuso de estufas a leña
Con la inminente llegada del invierno y por ende del frío, la gente busca calefaccionar sus casas pero lamentablemente en el último tiempo están usando y abusando de las estufas a leña. Por supuesto nadie fiscaliza esta situación, el daño que provocan tanto al medio ambiente como a las personas que sufren algún problema respiratorio (y más aún con esta pandemia que estamos viviendo), sin mencionar además lo desagradable que es el olor del humo, puesto que ni siquiera compran una leña de buena calidad.
Yo no puedo abrir la ventana y ventilar mi pieza como se sugiere, ya que todo queda impregnado con el mal olor. Estoy prácticamente rodeada de casas con estos aparatos.
No estamos en el sur, aquí no llueve todo el invierno para que se limpie el aire. Existen diversos tipos de calefacción menos contaminante que se pueden utilizar pero por ahorrar unos pesos no se está tomando conciencia y la calidad del ambiente será cada vez peor.
Zdenek Sobotka
CEO y fundador de Solek Group
Renato Norero
Arantxa Saavedra C.