Los pacientes que se deben priorizar por falta de camas
El documento ético del COVID-19, elaborado para los momentos en que falten camas y ventiladores, se enfoca en lo que se llama "muerte digna".
En breve tiempo, si la curva de los contagios no se estabiliza, los equipos médicos tendrán que hacerse la siguiente pregunta: "¿A qué paciente debemos priorizar?".
El "dilema de la última cama", que ya cuenta con un protocolo elaborado por la Mesa Social COVID-19, específicamente por el rector de la Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez, establece que se debe priorizar el "cuidado de los pacientes" antes que curarlos, porque lamentablemente, habrá casos en que esto último no se podrá realizar.
Beatriz Arteaga, directora de la Escuela Técnico Nivel Superior de Enfermería de la Universidad de Las Américas (UDLA), comenta que "el objetivo de estos protocolos es tratar con la máxima dignidad a la persona" y "brindar cuidados de calidad proporcionados a la condición de cada uno y de las limitaciones que podría imponer la escasez de recursos".
Respecto de la decisión de incorporar o no un paciente a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), Arteaga manifiesta que se considerarán varios aspectos. "El no ingreso a la UCI está supeditado primeramente por la consulta a la familia, a la persona responsable de ese paciente y acá tributamos principalmente a la Ley 20.584 de derechos y deberes a la autonomía del paciente", expone.
"Buen morir"
A su vez, Arteaga explica que se hará "una evaluación en el equipo médico", dado que en "la mayoría de los recintos hospitalarios existe un comité de ética que asesora estas decisiones".
La académica de la UDLA agrega que los no ingresos a la UCI no estarán limitados por la edad como podría pensar la población. "Todos los grupos etáreos tenemos la posibilidad de ingresar a cuidados en UCI. Lo que define su no ingreso, principalmente, van a ser las comorbilidades (uno o más trastornos) o enfermedades concomitantes, aparte de la situación clínica que se está viviendo con este paciente por el COVID-19", enfatiza.
A esto se suma si el paciente es definido como terminal y si tiene o no un tratamiento a su alcance. "Probablemente el desenlace de este paciente va a ser en 6 meses (...) Pero, la limitación del esfuerzo terapéutico, no significa que el paciente se deja de lado, sino que este paciente debe tener un cuidado especial, brindando un soporte en todo momento para lo descrito en la literatura, el buen morir", acota Beatriz Arteaga.
Otros protocolos
Álvaro Hevia, doctor en Filosofía y académico de Bioética de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso (UV), afirma que además de este protocolo, se deben considerar "orientaciones de bioética clínica que han publicado diferentes instituciones y grupos de trabajo". Entre ellos, recomienda el de la doctora Diana Aurenque, el doctor Raúl Villarroel y otros expertos en ética, bioética y bioderecho, que le parece "muy completo, incluso más que el del Minsal".
Hevia explica que este texto es relevante porque también aborda la salud mental y la carga moral excesiva. Por lo que recomienda "observar estas orientaciones, tomar las decisiones entre varias personas e intentar hacer partícipe de las decisiones a los comités de ética asistencial de los hospitales".
Extractos del protocolo
El protocolo ético plantea que "el tratamiento médico debe ser proporcionado a la condición del paciente" y que "se debe tomar en cuenta las condiciones de base previas". Por esto, la edad no es el único factor para decidir qué hacer con los adultos mayores. También establece que "utilizar todos los medios disponibles no significa realizar un 'ensañamiento terapéutico' cuando los pacientes no requieren un tratamiento o una terapia invasiva debido al pronóstico de la enfermedad o a sus patologías de base". En cuanto a la UCI, el documento expone que todos los recintos de alta complejidad deberían tener comités de Ética, para tratar dilemas éticos.